Ramsés Ancira
El argumento colonizador de que Israel es el “pueblo elegido” y que por ello debe apoderarse de todo el oriente medio empezando por Palestina, no tiene respaldo histórico.
Para empezar, porque aún si consideramos su pensamiento místico, lo primero que habría que preguntarse es porque Ds, así sin vocales y de acuerdo a la religión judía, no formó su muñeco de barro y lo amalgama con saliva divina en la península de Sinaí sino en el cuerno de África, de donde procede Lucy.
Eso de ser el pueblo elegido está muy bien para levantarse el ánimo ante el también proverbial sentimiento de culpa que históricamente ha acompañado a los descendientes de Abraham, y que ahora (agosto de 2016) está más que justificado con un presidente que debe producir vergüenza, como el tal Benjamin Netanyahu, pero la historia hasta ahora conocida, no respalda este argumento.
Vayamos a los conocimientos históricos.
Para empezar y aunque se molesten los creacionistas, sean o no judíos, lo que hasta ahora conocemos como los restos más antiguos de un homínido aparecieron en África, se trata de un ejemplar femenino al que calificaron científicamente como Australopitecus Afarensis. La descubrió Donald Johanson el 24 de noviembre de 1974 y no le puso Adán, sino Lucy; y no se inspiró para ello en la Biblia, sino en los Beatles y su canción sobre el LSD Lucy in the Sky With Diamonds.
Pero ¿Por qué Australopitecus si Australia se encuentra en otro continente, o incluso es un continente por sí mismo? Detengámonos antes en el hecho de que Lucy, a diferencia de Adán es una hembra. Luego entonces la primera mujer no fue hecha de la costilla del que iba a ser su consorte, sino que primero fue la mujer. ¡Pausa para aplausos feministas! …Gracias.
El viaje de los primeros homo sapiens para esparcirse por África ocurrió hace unos 200 mil años. Les tomó otros 140 mil años hacer el camino costero por el llamado Continente Negro, para llegar a Australia hace unos 50 mil años; luego regresarían a Europa, como neandertales, hace 40 mil años. La última glaciación ocurrió hace 25 mil años y el hombre entra a América por el estrecho de Bering, según la teoría más aceptada, hace aproximadamente 15 mil años. En Yucatán, los restos de Naia, fueron datados con una antigüedad de entre 12 mil y 13 mil años.
El calendario judío, que se supone inicia con Adán, va en el año 5,776 al momento de escribir estas notas. Esto significa que, como el calendario occidental, es una invención humana, sin apego a la historia del hombre sobre la Tierra.
Pues sí, señoras y señores, otra vez en México los restos más antiguos de los que se tiene conocimiento son de una señorita y no de un varón. Pero que no nos vaya a dar soberbia porque en Pedra Furada, Brasil se hallaron otros restos, también de características femeninas y génesis africana que podrían tener más de 30 mil años ( Guidon, Niède y G. Delibrias. 1986 “Carbon-14 dates point to man in the Americas 32 000 years ago”; Nature 321: 769-771.)
Los humanos más antiguos que se conocen como tales y donde parece que menos transformación genética sufrieron hasta el Siglo XXI, parecen ser los de los aborígenes australianos. La teoría entonces es, que del llamado Cuerno de África, las primeras migraciones ocurrieron hacia Australia y no hacia el Sinaí, estas iban a tardar al menos otros 180 mil años y varias civilizaciones y epopeyas después, incluido el Diluvio Universal que no es una creación de la Biblia, sino que aparece en varias naciones y relatos de otras culturas, como en la Epopeya de Gilgamesh.
El Jardín del Edén, cuna de la humanidad según la religión judía, habría estado ubicado en algún lugar de lo que los griegos llamaron Mesopotamia, entre los ríos Eufrates y Tigris; pero en términos históricos este sitio tardó miles de años en ocuparse, antes debieron llegar migraciones procedentes de la India y de Europa del Norte para integrar al pueblo Asirio, milenariamente anterior al hebreo.
Con la invención de la agricultura, hace unos 12 mil año,s surgieron las primeras ciudades que hasta ahora conocemos, Ur, Uruk, Eridu. De esta zona procede Abraham, reconocido tanto por las religiones judía, como por la islámica.
Si la palabra es un don divino, habrá que reconocer que quienes primero la convirtieron en signos impresos fueron los sumerios, rayando con púas el barro, primero, y luego imprimiendo con cuñas en el material fresco, de ahí la palabra cuneiforme.
Esto ocurrió unos 3 mil años antes de nuestra era cristiana, por tanto, 5 mil años antes del presente.
Pero sin precisar años, porque aún los investigadores no se ponen de acuerdo ni siquiera en cuál es la técnica más precisa para fechar restos orgánicos, puntas de flecha y otras herramientas, sabemos que nada más en Pedra Furada, Brasil, existen pinturas rupestres de mujeres dando a luz, mucho más antiguas que el tiempo fijado por el calendario judío.
Ah, pero Marx nos libre de querer que el lector concluya con un pensamiento antisemita (contra los descendientes de Sem porque semitas son todos los pueblos del medio oriente, iraníes e iraquíes y sirios y palestinos, también los judíos por cierto) No. De Trotsky a Gene Rodenberry, el creador de Viaje a las Estrellas, pasando por Charles Chaplin, abundan los judíos que conciben al hombre como un ser por encima de clasificaciones raciales, sin distinguir entre pueblos elegidos y otras paparruchas.
Ni siquiera vamos a ponernos en el extremo del materialismo histórico y vamos a conceder y acordar con todas las religiones monoteístas: con musulmanes, judíos, católicos, protestantes y cristianos, en la posibilidad de una creación divina. Pero también vamos a los hechos que nos da la historia, y desde Lucy, las venus prehistóricas, la mujer de Pedra Furada y Naia, nuestra adolescente yucateca observamos que Ds primero debe haber creado a la mujer, y sólo hasta unos miles de años más tarde los hombres, machos o masculinos, según prefiera, inventaron las religiones como una forma de sometimiento y justificación política.
Una persona a la que aprecio, Daniel Meschoulam, me ha expresado una teoría interesante, dice que deberíamos dejar a los dirigentes religiosos, tanto judíos como musulmanes, que tuvieran una conferencia de paz y así encontrarían, tanto en el Talmud como en el Corán, la forma de resolver sus diferencias en el Medio Oriente, si no tuvieran enmedio a políticos que se encargan de agudizarlas.
Porfirio Muñoz Ledo, por su parte, expresó hace muchos años que si árabes y judíos, con su ancestral vocación comercial, unieran fuerzas, formarían un bloque comercial que fácilmente superaría a cualquier comunidad económica europea o americana.
Concluyamos con Voltaire:
“Lo maravilloso de la guerra es que cada jefe de asesinos hace bendecir sus banderas e invoca solemnemente a Dios antes de lanzarse a exterminar a su prójimo.”