Ramsés Ancira
El departamento de difusión del Instituto Nacional de Bellas Artes, me ha hecho una generosa entrevista para hablar sobre el libro Reportero Encubierto, ganador del premio Carlos Montemayor 2016, en la categoría literaria de testimonio. Al terminar han empleado la consabida fórmula “¿hay algo más que quiera agregar” y sí, algo agregué; pero después he pensado que me faltó algo, la intención de que este sea un libro Cascanueces.
Me explico, he dicho en la entrevista que con el libro deseo tender un puente entre lo visible y lo invisible, que suponiendo sin conceder que Miguel Ángel Osorio Chong, Miguel Ángel Mancera, Patricia Mercado y Enrique Peña Nieto, responsables finales de los centros de reclusión en México, fueran personas decentes; sepan sin intermediarios lo que ahí ocurre: que son versiones modernas de la Encomienda a los españoles, pues igual que entonces, los presos y sus familiares trabajan para depositar millones de pesos en Banco Azteca o entregarlos directamente a custodios y presos intermediarios.
He dicho que Reportero Encubierto intenta ser también un manual que haga menos terrible a presos y sus familiares, la experiencia de lo inesperado, sobre todo cuando se trata de personas inocentes o que no son peligrosas para la sociedad, como creo que ocurre con el 70 por ciento de los encarcelados.
Pero lo que me ha faltado decir es que ante las pocas probabilidades que veo para que dichos funcionarios quieran conocer ese mundo invisible para ellos, sea porque los funcionarios les ocultan la realidad de las prisiones, o porque simplemente no les da la gana verla. Siempre es más cómodo para el Poder, atenerse a los cortesanos que a la pregunta de qué hora es, responden “la que usted guste señor presidente; señora secretaria de gobernación de la Ciudad de México, la que usted mande don Miguel Osorio.
No creo que la justicia federal en México tenga un mínimo de decencia. Me lo hace evidente el encarcelamiento de Néstora Salgado, la saña con el doctor Mireles y la prisión de los supuestos culpables del Caso Narvarte, o del asesinato del hijo de la señora Wallace, en todos los casos presos por tortura y no por evidencia científica de sus culpas.
No creo que la magistrada María de Jesús Medel tenga la capacidad para ocupar su cargo, si antepone la presunción de culpabilidad a la de inocencia, si acepta como prueba de un hecho una copia sin certificar y sin sello de oficialía de partes, y un peritaje que a la letra dice que no comprueba que alguien en particular haya alterado un documento.
Reviso la biografía de María de Jesús Medel y me encuentro que fue ministerio público, y creo que todavía no sabe la diferencia que existe entre ese cargo y el de magistrada. Y ni aun así se justifica, un Ministerio Público y un Magistrado tienen el mismo deber, representar al Estado, no encontrar culpables a como dé lugar.
Uno de los personajes del libro Reportero Encubierto es Víctor M. Cervantes, un joven indígena oaxaqueño, tres veces castigado por un delito que no cometió: la primera vez porque lo inculparon falsamente en una estación del metro, la segunda porque el abogado de oficio le pidió que se declarara culpable para terminar rápido y que le dieran la fianza; la tercera cuando el juez penal le dio una sentencia de 5 años y 23 días. Los 23 días eran justo lo necesario para que no pudiera obtener la fianza, lo que revela una justicia racista, totalmente acorde a la que combatió hace 500 años Fray Bartolomé de las Casas.
El gobierno de Enrique Peña Nieto odia a los indios y a los pueblos originarios ¿Qué mejor prueba de ello que no ofrecer cultivos alternativos a los plantíos de Amapola en la sierra de Guerrero? (Los pinos y su resina serían una magnífica alternativa, ¿quién no usa los aromatizantes, el aguarrás natural y finalmente la madera de nuestras variedades de pinos, una de las mayores del planeta?)
¿Qué mejor prueba de que Peña Nieto y el Secretario de la Defensa odian a los indios, que haber permitido que en Teloloapan y sus alrededores, una banda de gavilleros llamada Los Tequileros, tan primitiva como cualquiera del Viejo Oeste, haya hecho despoblar comunidades enteras, asesinado a sacerdotes y líderes comunales, secuestrado maestros y quede completamente impune? ¿En la Escuela de las Américas no le enseñaron al general Cienfuegos algo de inteligencia militar?
No de todos pero si de algunos de estos temas habla Reportero Encubierto, por eso quiere ser un cascanueces. Algo que contribuya a romper la ignorancia fortuita o completamente intencional de los funcionarios que tienen que ver con la aplicación de la justicia.
No sé si pueda lograrlo. Tampoco voy a dejar de intentarlo.