Epistolario
Por Armando Rojas Arévalo
TOCAYO: Desde que inició su depredación, perdón su gestión, nuestro bien amado mesías prometió que el sistema de salud mexicano sería –cuando menos, si no superior- al de Dinamarca. Se comprometió a garantizar los derechos de los mexicanos a la atención médica oportuna, mejorar la impartición de la salud y medicamentos gratis o al alcance de todos.
Dijo que en caso necesario acudiría a la ONU por si los laboratorios extranjeros medraban con el surtido de los medicamentos.
Desde la toma de posesión como presidente, yo creo que, siguiendo el modelo danés, los hospitales no tienen medicinas, y las consultas médicas las agendan para tres o cuatro meses después –si bien les va a los derechohabientes-, y los estudios clínicos los programan hasta para dentro de seis meses.
En las banquetas de los hospitales del IMSS y del ISSSTE se forman filas de personas buscando les den una consulta. Con frecuencia muchos duermen sobre el cemento de las aceras la noche anterior para ser los primeros en pasar a los consultorios, y salen con que el especialista los atenderá dentro de cinco meses. Ni modo, la muerte baila feliz porque sin necesidad de esperar cargando la pesada güadaña se lleva pronto al adolorido ciudadano.
¿Así será en Dinamarca?
No todo es drama. Los tamaleros hacen su buen negocio entre esa gente que cuando menos con una “guajolota” y un atole calientito tienen para pasar la noche y el día.
“No hay, no hay” contestan los empleados de las farmacias hospitalarias cuando ven las recetas de los médicos. Ni modo, si urgen las medicinas las personas tienen que salir corriendo al Doctor Simi o a una botica de genéricos para adquirirlas, porque si se atienen a que lleguen a las clínicas el paciente se convertirá en fiambre.
¿Así será en Dinamarca?
Hay hospitales en el interior del país que fueron inaugurados con bombo y platillo, pero no funcionan, uno porque están mal hechos y otro porque no están equipados.
Los padres de niños que padecen cáncer sufren un gran calvario. Antes, había medicamentos en los hospitales y todos los estudios se hacían gratuitamente. Cansados de gastar en las medicinas y que los nosocomios atiendan a los pequeños enfermos con gran displicencia, se atrevieron a hacer una protesta en Palacio de Gobierno. Con la fineza y la sensibilidad que la caracteriza, la no primera dama de México que fue abordada por los desesperados padres de familia, dijo al ciudadano que, valiéndose del libre ejercicio de expresión, le preguntó: “¿Cuándo atenderá personalmente a los padres de niños con cáncer? Gracias por su amable respuesta.” El comentario de la “no primera dama” y sí Presidenta honoraria del recientemente desaparecido –por decreto del propio presidente- Consejo Asesor de la Coordinación Nacional de Memoria Histórica y Cultural de México fue de este talante: “No soy médico, a lo mejor usted sí. Ande, ayúdelos”.
Tal vez siguiendo el ejemplo de Dinamarca, los funcionarios del gobierno se atienden en clínicas privadas donde cobran hasta por respirar, gracias a sus seguros médicos, y los que tienen seguros premier viajan al extranjero para recibir atención. Verbigracia, el fiscal GERTZ MANERO, quien fue operado de la columna, según el propio mesías, en una clínica de Baltimore, Estados Unidos.
El presidente insiste cada vez que le falta un tema para hacernos reir, que “pronto, muy pronto” los servicios de salud van a ser mejores que los de Dinamarca.
Porque, mira, Dinamarca es uno de los países –escandinavos- que tienen las mejores prestaciones de salud, calidad de vida y empleo en toda Europa; con decirte que ocupa el puesto 11 en el ranking de PIB per cápita en relación a los 196 países, de acuerdo con https://www.milenio.com/politica/comunidad/gratuito-domicilio-sistema-salud-dinamarca-amlo-busca-emular.
El sistema de salud danés es un modelo de centros y hospitales públicos; su financiamiento es principalmente público derivado del pago de impuestos. Se destina en torno a un 11% del PIB al gasto exclusivamente sanitario, de acuerdo con el sitio Expansión.
En la atención primaria, en más de un 99% de la población, el paciente tiene asignado un médico especialista específico y el paciente tiene derecho a la asistencia médica gratuita del mismo y de otros especialistas médicos, siempre que cuente con una derivación previa del médico.
Los centros médicos gozan de autonomía que les permite encargarse de la gestión, la contratación y administración con mayor flexibilidad.
Los daneses utilizan el sistema de receta electrónica para que después de la consulta el paciente pueda ir a la farmacia que quiera, en la cual recibirá el medicamento de la receta con sólo presentar su credencial de seguridad social.
Los servicios son gratuitos con excepción de la farmacia (los pacientes pagan los medicamentos hasta llegar a un límite, pasando luego a pagar una tasa decreciente hasta alcanzar un segundo umbral, a partir del cual los costos están totalmente cubiertos).
El sistema de salud danés se caracteriza por ser universal y gratuito (mayormente de financiamiento público por pago de impuestos). Destina entre el 10.4 y 11 por ciento del producto interno bruto (PIB) en salud. En comparación, en México no llega al 3 por ciento.
A cada paciente le asignan un doctor específico para que lleve a cabo un seguimiento. Y, conste, allá no hay médicos cubanos como acá.
El sistema de salud es descentralizado, no corre directamente a cargo del gobierno danés, sino que está administrado por los gobiernos de las regiones.
¿De qué Dinamarca le habrán hablado a nuestro amadísimo líder? Me pregunto quién le habrá dicho que así son las cosas en Dinamarca. ¿O será que confundieron el nombre, con el de alguna aldea africana? ¿O algún barrio nicaragüense o caraqueño o un pueblo boliviano perdido entre las minas de cobre?
Gran misterio.
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