Francisco Rodríguez
En el pasado mes del amor y la amistad, le fue muy bien a Carlos Slim Helú. Le costó “horas-nalga” en la antesala del presidente de la Corta ¿de Justicia?, Arturo Zaldívar, pero con sus influencias y poder le arrancó al Consejo de la Judicatura Federal (CJF) un súper e ilegal contrato de tecnología que le da, además de dos mil 400 millones de pesos, tooooda la información jurídica federal.
El logro puso loco de contento con su cargamento al magnate, ahora reposicionado en las listas de Forbes. Bien valió la pena ponerse el overol, alistar cojines para acomodar su posaderas y aplicarse a fondo. Sabía muy bien del valor superior y estratégico del botín que suma mucho dinero y tooooda la información judicial de la Federación.
A quien no le fue muy bien con la entrega del contrato fue a México y ese mes del amor y la amistad significó para el país un lamentable “febrero loco” con fuertes tormentas de por medio, del cual le será difícil reponerse. Y es que, a su nombre, con dinero público – vale resaltar, propiedad de todos los mexicanos–, el CJF compró un montón de tecnología chatarra de la estadounidense Cisco, misma que se deberá pagar a precio elevadísimo, violando la ley de adquisiciones que obliga a conseguir lo mejor disponible en el mercado y aquí fue todo lo contrario.
Con esa operación tan oscura, México se obligó al pago de licencias obsoletas al grado que todo el ahorro del Poder Judicial Federal, de tres mil millones de pesos, anunciado con bombo y platillo para 2019, en la austeridad de la Cuarta Transformación de AMLO, se irá directo al caño.
Así, los intereses creados se impusieron sobre el interés de México al darle a Cisco-Telmex el manejo de la segunda red tecnológica digital más importante del país, la del Poder Judicial Federal, a través de tres empresas de Slim, cuya licitación estaba desierta de facto por irregularidades y maniobras dolosas observadas a la pasada administración del CJF, encabezado por Luis María Aguilar.
Para lograr su cometido, Slim Helú, quien ocupa el séptimo lugar entre los personajes más ricos del planeta, aplicó su teoría del buen “par de nalgas”, factor requerido para estar sentado por largo tiempo (por eso los cojines), al especular en la bolsa y saber cuándo comprar o vender, método explicado en añejas entrevistas a medios especializados en finanzas.
Sólo que, en el pasado febrero, tales atributos de salva sea la parte, Slim no los utilizó para la especulación bursátil sino para hacer antesala en la oficina del novel presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, quien es a su vez presidente del CJF.
Trascendió que Slim fue tan bien recibido y apapachado en la Corta al grado que hasta el Super Bowl fue tema conversado. Todo indica que fueron tan buenas las migas logradas, que el magnate le sacó a Zaldívar el suculento contrato tecnológico cuya licitación 024/2018 estaba de hecho desierta.
Y es que Slim no estaba dispuesto a dejar escapar la presa y fue en su búsqueda con todo, asistió al coto de caza de manera personal aplicando su teoría del buen par de asentaderas para una larga antesala, si ello fuera requerido.
La jugada le salió perfecta al magnate. Con las cualidades posteriores descritas y otras más puestas en juego, doblegó al nuevo ministro presidente de la SCJN y del CJF para conseguir el ansiado botín representado por el jugoso contrato económico y el acceso a la importante red del Poder Judicial Federal.
Los pendientes de Aguilar Morales
Las jugadas sucias con garantía de impunidad en los negocios fueron una herencia del anterior presidente del CJF, Luis María Aguilar Morales, quien hasta el último minuto de su gestión trató de asestar un golpe multimillonario de fin de fiesta de su administración con la ilegal licitación 024/2018.
En la gestión de Aguilar y en medio de fuertes señalamientos de corrupción en el Poder Judicial Federal, se licitó de manera dolosa el contrato de 2 mil 400 millones de pesos, pero confeccionado como traje a la medida para Cisco, quien no cumple con los mínimos de calidad técnica exigida por la ley de adquisiciones.
A los consejeros del CJF poco les importó estar en el ojo del huracán. Dieron el golpe mortal contra México: obsequiaron el contrato multimillonario de tecnología telefónica e internet a Cisco, pero a través de empresas filiales de Telmex. Todo un entramado de corrupción.
Los muy listos consejeros y sus testaferros pretendían dilapidar esa fortuna a través de una licitación amañada, instrumento a modo para la adquisición de tecnología chatarra. La prioridad era el negocio sin importar el daño causado a la nación. En un solo golpe y ya de despedida, el grupo de Aguilar pretendía despacharse con el multimillonario contrato.
Fueron frenados por el presidente entrante de la SCJN y del CJF, Arturo Zaldívar, quien exigió una investigación a fondo, misma que se inició a su llegada al cargo. No firmó lo que le heredaron. Todo indicaba que se le caería el teatro al grupo del ex ministro Aguilar Morales y muy probablemente rodarían cabezas.
Los responsables que operaron la acción dolosa contra el interés de México fueron Felipe de Jesús Hernández Medina, de la Dirección General de Tecnologías de la Información del CJF y Juan Manuel Castañedo Gallardo, de la Dirección de Recursos Materiales.
Ellos fueron el cerebro creador del anexo técnico que siempre favoreció a Cisco, empresa que no tiene representación en México ni cotiza en la Bolsa Mexicana de Valores y frenaron a la mala a los todos los demás competidores que ofrecían mucho mejores condiciones técnicas y económicas al CJF.
No obstante, lo grave no es solo el tema de corrupción y “moches” gigantescos sino un puntual tema de seguridad nacional, pues quien maneje la red virtual judicial tendrá acceso a toooodos los juicios federales.
De ahí el desmedido interés de la empresa estadounidense y del grupo Carso que se movieron con todo para tener el contrato técnico pero, sobre todo, lo más importante para ellos, tener acceso al importante plus político de la información judicial.
Quizá por eso a los funcionarios que terminaban su gestión en el CJF no les intimidó el malestar de millones de mexicanos frente a los excesos de los servidores públicos mejor pagados del mundo y en el último minuto de la administración de Aguilar Morales “se tiraron a matar”.
El probable ilícito consiste en contratar servicios administrados multianuales telefónicos de la Red Privada Virtual del CJF y ejercer con la simulación de licitación, 70 millones de USD de inicio y comprometer el doble de inversión a los cuatro siguientes, lo que suma un total de 2 mil 400 millones de pesos.
Algunos medios de comunicación, entre ellos este Balconeando desde el Índice Político, denunciaron el ilícito en agosto de 2018 y el CJF frenó la licitación que siempre estuvo diseñada para que un solo proveedor pudiera acceder al contrato. Es decir, siempre hubo “dados cargados” a favor de Cisco.
Sin embargo, en noviembre y diciembre pasados, últimos dos meses de la administración de Aguilar, se llevó a cabo la temeraria licitación en los mismos términos dolosos e ilegales que violentan la ley de adquisiciones.
Cisco vende tecnología desfasada y obliga a pagar precios altísimos por licencias obsoletas e innecesarias en la nueva era de las plataformas abiertas.
(Continuará)
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