Francisco Rodríguez
En el contrato a modo que, tras varias “horas-nalga” en la antesala de Arturo Zaldivar consiguió Carlos Slim para Cisco-Telmex –en realidad una burda maquinación– el Consejo de la Judicatura Federal (CJF) solicitó una solución SD-WAN para la creación automática de túneles IP-SEC, lo cual es innecesario. Esa tecnología ya es obsoleta. Diversas dependencias como el IMSS, el ISSSTE o la SHCP usan componentes que ya no requieren de esos excesos técnicos amañados que impuso el CJF para favorecer sus corruptos intereses.
Hubo múltiples y fuertes quejas de los demás participantes. Al CJF nada le importó. Ya se iban. Tres días duró la sesión de preguntas y respuestas técnicas que fueron más de 600. El CJF no movió un dedo de su amañado guion y tras fuertes presiones accedió a realizar cambios exclusivamente para abrirle la puerta a las filiales de Telmex cuando ya tenían un acuerdo amarrado con Cisco.
El órgano interno de control del CJF, como siempre, fue un simple convidado de piedra y por omisión es cómplice de un probable ilícito.
El 28 de diciembre pasado, estando el Poder Judicial de vacaciones, se dio el veredicto del CJF que favoreció a Uninet SA de CV, Consorcio Red SA de CV y Scitum SA de CV, todas ellas filiales del Telmex que amarró con toda la fuerza su sociedad con Cisco.
Fue todo un entramado para comprar basura tecnológica a precio de oro, pero sobre todo para tener acceso a la tooooda la información judicial federal de incalculable valor.
No obstante, al nuevo presidente del CJF, Arturo Zaldívar parecía que no le temblaba el pulso para poner orden y para no convertirse en cómplice de un monumental atraco a México, optó por revisar los términos del doloso y multimillonario contrato, con lo cual más de uno comenzó a temblar. Todo indicaba que la honestidad había triunfado y que Zaldívar no se prestaría a las transas multimillonarias y corrupción del pasado reciente en el CJF. Pero pronto el gozo se fue al pozo.
Llegó febrero de 2019 y con la amistad a flor de piel, el señor Carlos Slim Helú llegó al Consejo de la Judicatura Federal y su presidente le correspondió con creces. La amistad no solo campeó sino se reflejó en la abultada chequera del Poder Judicial que apuntó solícita hacia la abultadísima cuenta del magnate.
¿Por qué el CJF le dio a Slim un contrato ilegal? ¿A cambio de qué se le otorgó ese contrato que significa un saqueo a México? ¿Hubo algún moche o presión política para que Slim se saliera con la suya?
Esas preguntas las debe de responder puntualmente el titular del Poder Judicial de la Federación. De no hacerlo será el primer gran revés a la Cuarta Transformación en marcha pues está documentado el ilícito que encierra esa compra de chatarra tecnológica para el Poder Judicial Federal y que pagarán por fuerza todos los mexicanos.
“El maestro” García, ojos y oídos de los ministros presidentes
En los diversos frentes de resistencia al cambio a que obliga el mandato popular del uno de julio pasado, hay uno paradigmático: el Consejo de la Judicatura Federal, cerebro y espina dorsal del Poder Judicial. Se trata de un coto de poder VIP y cúpula dorada de la burocracia nacional. El CJF tiene sus propias leyes que son los simples acuerdos de sus siete consejeros. Es todo un paraíso de privilegios sin límite y de impunidad.
En ese territorio dorado, sus integrantes colocados en la punta de la pirámide del Poder Judicial se resisten a atemperar sus privilegios. Nada quieren saber de una política de honestidad, austeridad y racionalidad que fue el mandato en las urnas de más de 30 millones de mexicanos.
El CJF ejerce dinero público, pero adicionalmente sus élites generan desde siempre y para beneficio propio ingresos extraordinarios vía cochupos y moches de escándalo, mismos que son un auténtico asalto a la nación.
Con la llegada del nuevo presidente de la Corte y del CJF parecía que las cosas empezarían a cambiar por esos rumbos. Y es que la danza de millones en servicios como la telefonía, pero en casi todas las que realiza el CJF, como la compra de edificios y el mantenimiento está la mano de un personaje externo y misterioso que forma parte de un poderoso grupo empresarial que actúa en la sombra: Roberto García, mejor conocido como “El maestro”.
“El maestro” García, era, según sus propio dicho “los ojos y oídos” del ministro Luis María Aguilar Morales. Todo indica que su reinado seguirá intocado. Que seguirá siendo “ojos y oídos” de Zaldivar.
Fue así como en febrero pasado, el mes de amor y la amistad, solo confirmó el gran amor que el señor Carlos Slim le tiene al dinero y que México para él es una simple metáfora. Sí, Arturo Zaldívar fue doblado por Slim si no por amor por fuerza, pero doblado al fin en ese febrero mágico. El magnate aplicó de manera magistral su teoría del buen “par de nalgas” que tantos éxitos le ha significado.
¿López Obrador y los órganos legislativos y de control permitirán que en el Poder Judicial Federal continúen tales atracos a la nación?
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