MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
¿Quién quiere que le vaya mal a Andrés Manuel López Obrador?
La pregunta alcanza al propio presidente que desde siempre ha asumido el papel de mártir, objetivo de los intereses del neoliberalismo y los grupos de conservadores que, no obstante, deja en enunciados y vagamente da una idea de quiénes son esos personajes enemigos de México.
No olvidar la denuncia del compló seguida en estos tiempos de la supuesta campaña pagada por conservadores y neoliberales para tumbarlo, en su momento de la jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal y hoy de la Presidencia de la República.
Pero, el licenciado López Obrador ha jugado el doble papel de inquisidor y panegirista de un gobierno, el suyo, que no acaba de arrancar y sí de desparramar perjuicios en la administración pública federal, a la que se empecina en desmantelar con la pueril idea de que sobre los escombros de los tiempos idos construirá a la Cuarta Transformación que paulatinamente se alza como una broma de mal gusto, una oferta sin pies ni cabeza-
Así, quienes desde los medios de comunicación consideramos importante asumir y jugar el papel de contrapeso frente al poder omnímodo presidencial, diariamente somos presas de las huestes cibernéticas al servicio de Andrés Manuel López Obrador.
Y más en estos días en los que el tabasqueño se ha convertido en el hazmerreír dentro y fuera del país incluso de aquellos sectores considerados de izquierda o de avanzada, legisladores federales y servidores públicos de las grandes ligas que, en privado, festejan los memes que circulan en las redes sociales y los chistes que se hacen a costillas de Andrés Manuel.
El punto es que blogueros, youtuberos y, en fin, estos especímenes a sueldo o parte de una maquinaria de maleantes de las redes sociales, carentes de identidad, han enderezado la campaña de descalificación de quienes no comulgamos con el ideario decimonónico de López Obrador.
La embestida viene desde los mercenarios que en las mañaneras arriman al señorpresidente las preguntas a modo para que decida vida y obra de cualquier ente público o privado no afín a su gobierno e intereses, que aquellos que han desplegado, le digo, la ofensiva para elevar al nivel de mártir al licenciado Andrés Manuel.
Por eso no es raro que de pronto, sin causa alguna, el licenciado hable de golpe de estado y reitere que se someterá a la voluntad popular en la consulta pública prevista para el primer trimestre de 2022.
Pero, ¿quién lo quiere defenestrar? La declaración de una jovencita en una marcha en Querétaro, aquel domingo en el que se conmemoró el Día Internacional de la Mujer, de que querían tumbar al presidente, fue tomado como una amenaza en toda magnitud y, en adelante, las huestes mercenarias y de las redes sociales emprendieron la ruta de victimizar al señorpresidente y llamar a cerrar filas en torno de éste.
El llamado es patético y sustentado, decía, en una supuesta amenaza de los conservadores y de la prensa fifí.
La máxima reza que quien con leche se quema hasta al jocoque le sopla. Y Andrés Manuel ha comenzado a probar la hiel de la protesta, la reacción adversa de quienes votaron por él copiosamente en la elección de 2018. Por eso blofea con la consulta para revocar el mandato presidencial en 2018.
Por eso el señorpresidente ha comenzado a perder la línea y la paciencia cuando le hacen preguntas incómodas que luego desvían personajes como el mercenario sedicente periodista Marco Antonio Olvera y otros etcéteras que ocupan espacio en red nacional, en vivo y a todo color, para expresar tonterías y disertaciones personales que luego presumen como doctas preguntas periodísticas.
Por eso hoy se cuestiona a los gobernadores que, en absoluta independencia de estados libres y soberanos, han decidido actuar en busca de salvaguardar la salud de sus gobernados, mientras López Obrador se la pasaba blofeando y haciéndose el valiente en videos que circuló en redes sociales, asumiéndose invencible frente a un virus que mata sin distingos.
¡Ah!, pero hay voces de sus panegiristas y defensores como la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, y el marido de ésta, John Ackerman, que lo considera culto y dueño de una capacidad científica de tal magnitud que se ha puesto a la cabeza del combate al COVID 19.
El número de muertos por ese coronavirus en México ascendió a seis. En medios públicos y en escritos de amanuenses del actual gobierno, se minimiza el riesgo y asumen que el licenciado López Obrador tiene razón y su palabra es palabra divina.
Lo cierto es que las circunstancias que privan en el país, en paráfrasis de aquella película de ficción, que hoy sería una crónica del acontecer cotidiano, el futuro nos alcanzó y el señorpresidente reaccionó el mismo día en el que la realidad le goleó en el rostro, esa realidad que no admite demagogias porque se trata de la salud de más de cien millones de mexicanos.
Es ofensivo que el licenciado llame a la unidad, convoque a los empresarios a quienes ha insultado con una decisión en Mexicali, Baja California, que cancela una millonaria inversión porque él dio la pauta para que en consulta popular se decidiera el destino de la inversión doméstica y extranjera.
Es ofensivo que diga que desde hace tres meses iniciaron los trabajos para enfrentar a la pandemia, aunque en realidad la fase 2 de esta pandemia había iniciado hace un par de semanas y las decisiones fueron tomadas sin su opinión, por lo menos así hay indicativos en el anuncio que la semana pasada hizo le jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, de cancelar actividades de reunión pública, en cines, teatros, bares, museos, zoológicos, que también determinaron gobernadores que no esperaron a la reunión de la Conago con él, con López Obrador.
La credibilidad en Andrés Manuel va en picada y, en esa dinámica crecerá la pregunta ¿dónde está el Presidente? Porque simple y sencillamente la realidad lo rebasa y los gobernadores, en apego a la defensa del federalismo porque buscan salvaguardar a la salud de sus gobernados, determinan no esperar a la orden del señorpresidente para que la población ya no salga a la calle, justo en el momento en que los muertos e infectados crece como una bofetada a la postura irresponsable de quien fue elegido para gobernar a México, pero termina asumiendo el papel de presidente de barriada. ¿Dónde está el Presidente? Digo.
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