El sonido y la furia
Martín Casillas de Alba
La creación de Adán en la Capilla Sixtina.
Ciudad de México, sábado 25 de diciembre, 2022. – Propongo que en esta navidad los Coros Celestes entreguen un premio a los artistas cuyas obras han promovido sus credos a través de los siglos. No se trata de santificarlos, que no es la idea ni mucho menos, sino que se reconozca su labor de promoción de los actos de fe, por lo pronto, en dos categorías: Artes Pláticas y Música para aquellos que desde hace siglos promueven los cimientos del edificio espiritual que ha perdurado hasta nuestros días.
En la categoría de las Artes Plásticas sería el maestro Miguel Ángel (1475-1564) y su Capilla Sixtina donde plasmó la creación de Adán con el dedo flamígero que se ha convertido en símbolo universal de la creación del hombre y ahora más en nuestros días que lo podemos ver virtualmente sin necesidad ir a San Pedro en Roma —aunque, las ganas de volver a la ciudad eterna, sigue vigente—, disfrutándola en detalle, una vez que ha sido restaurada y vuelve a verse más colorida que nunca. Ahora, la podemos examinar cuantas veces queramos desde nuestra computadora, estemos donde estemos.
Originalmente la capilla era una fortaleza vaticana y se conocía como la Cappella Magna y con el papa Sixto IV tomó este nombre, pues fue él quien ordenó su restauración en el siglo XV. Actualmente es la sede del cónclave, donde los cardenales electores del Colegio Cardenalicio eligen al nuevo papa.
Para el Premio de Música propongo que sea Juan Sebastián Bach (1685-1750) quien, a pesar de practicar el luteranismo compuso la Misa en Mi bemol para la iglesia católica, clasificada como BWV 232, “hecha para gloria de Dios y feliz estímulo de nuestros corazones”, como decía Michael Praetorius, tal como eran los objetivos de la música barroca.
Bach sigue los pasos de la misa desde el Kyrie eleison o Ten piedad de nosotros, en el primer acto, con el coro en pleno que lo canta durante once minutos y medio, tiempo suficiente para que lo escuchen los coros celestes, antes de seguir afirmando todos y cada uno de los actos de fe, para goce de aquel que se sienta a la diestra del Padre desde que empieza el Credo in unum Deum, seguido, entre otros de Et incarnatus est de Spiritu Sancto; Et resurrexit tertis die; Et expecto resussectionem mortuorum, pasando por el Ossana in excelsis, hasta el final, cuando pedimos que nos dé la paz, Dona nobis pacem, esa que tanto necesitamos en ésta, como seguramente la tendremos en la otra vida.
Sugiero la versión de John Eliot Gardiner dirigiendo la Orquesta de Solistas Barrocos y el Coro Monteverdi que hacen una interpretación tan bien ejecutada que, por eso, le propusimos a Bach que comparta su Premio con este director, coro y orquesta, antes que el mismísimo San Pedro los contrate para que los domingos interpreten allá en la celestial eternidad, si es que existen los domingos en ese ámbito, tal como lo conocemos los que seguimos con los pies en la Tierra.
“¿Quién, si gritara yo, me escucharía en los celestes coros?”, se preguntaba Rilke en la primera Elegía. Si pudiéramos sustituir el grito por este coro, seguro que nos escucharía el celeste, feliz de saber que dan por hecho los actos de fe. Por eso, no le queda otra a San Pedro que abrirles la puerta para que la interpreten y disfruten las almas que pululan sin saber qué hacer el resto de la eternidad.
¿Cómo le hizo Bach para que quedáramos encantados durante once minutos y medio oyendo al coro con sólo dos palabras, Christe y eleison?: las voces se entrelazan en una fuga, se repiten y se persiguen antes de encimarse amorosamente para producir un estado tal, como el que logró Bach con esta obra, así como Miguel Ángel lo logró en esa Capilla, tal como lo afirmamos, como si fuéramos parte del jurado, cuando conocemos estos dos paraísos terrenales de la música y las artes plásticas, seguros de lograr la paz, tan necesaria en este mundo.
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- Visita virtual a la Capilla Sixtina: https://www.museivaticani.va/content/museivaticani/es/collezioni/musei/cappella-sistina/tour-virtuale.html
- Misa en Si menor BWV 232 de Bach con la Orquesta de Solistas Barrocos y el Coro Monteverdi, dirigida por John Eliot Gardiner: https://www.youtube.com/watch?v=CT6vRpmyiW0