Héctor Calderón Hallal
La tarde de este jueves fue una donde el verbo dominante fue… coincidir.
Fue de algún modo la materialización del verbo; la confirmación llevada a la práctica de las teoría del tapatío Alejandro Filio y del teórico-cosmólogo inglés Stephen Hawking; en el primero de los casos, inmortalizada en una bella canción y en el segundo, en sus múltiples aportaciones a las teorías de la antimateria y del surgimiento de la vida.
“Si la vida se sostiene en un instante y un instante es el momento de existir”, dice el cantautor jalisciense; “la vida es una sucesión exacta e interminable de aproximaciones, de cruces irrepetibles de ordenadas y abcisas… de coincidencias venturosas”, aportó el ya desaparecido científico en 2018, por esclerosis.
Y ni duda cabe… la vida en su armonía requiere de muchas coincidencias, de muchos acuerdos y convencionalismos desde luego, de parte de la sociedad en su conjunto… de la humanidad entera.
Si en alguna idea estuvo soportado ese período de relativa estabilidad a lo largo del siglo XX que como Estado-Nación tuvimos los mexicanos, fue en esos afanes de coincidir, de construir, de sumar, de incluir territorios y poblaciones diversas al concurso de un solo proyecto de nación, que dio margen a la construcción de instituciones y de una sociedad que dejó de preocuparse en su infraestructura, para construirse discusión y agenda con nuevos problemas, ahora relativos a lo súperestructural.
Así eran nuestros políticos profesionales, formados en la excelencia de las grandes instituciones de educación superior: Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Facultad de Derecho de la UNAM, Escuela Nacional de Economía del IPN, por citar algunos.
La tarde de este jueves, el suscrito tuvo el privilegio de acudir a un bello recinto de la cultura mexicana, inmueble propiedad de la Fundación Miguel Alemán, A. C., en Polanco, sede obligada de muchas conferencias, encuentros y charlas sostenidas para difundir sus obras o sus pronunciamientos, los grandes artistas e intelectuales de la segunda mitad del siglo pasado y principios de este siglo XXI.
Con un marco inmejorable, constituido por un impresionante arsenal de libros, calculado a simple vista que está compuesto aproximadamente de unos cinco mil ejemplares, la Biblioteca Mexicana de la fundación que lleva el nombre del primer presidente de la llamada ‘era civil’ en la Presidencia de México, recibió a numerosos como valiosos invitados a la convocatoria por Heriberto Galindo Quiñones, ese político de espíritu joven que practica y hasta postula en la plenitud de su vida, las enseñanzas de sus grandes mentores en el aula -primero- y a lo largo de su fructífero paso por la administración pública: David Ibarra Muñoz, Jesús Reyes Heroles y Alejandro Carrillo Castro, entre otros muchos.
Heriberto Galindo, que es la personificación del diálogo político, del encuentro entre discordantes, de la búsqueda permanente de ‘puntos en común’… el publirrelacionista exitoso que difícilmente pierde una amistad a lo largo del tiempo, dio una muestra de capacidad de convocatoria y como refieren en lenguaje coloquial las actuales ‘nuevas generaciones’… dio una pequeña muestra del músculo político desarrollado en medio siglo de servicio al Estado mexicano.
Convocó Galindo Quiñones a solo una pequeña parte de sus amigos, constituidos en cerca de un centenar, entre académicos, servidores públicos y representantes de la prensa escrita y electrónica. Reducido y poco pretensiosa la cifra, se insiste, para el amplio universo de amigos del también político y catedrático.
El primer y gran reto para muchos de los que acudimos tras un largo período de ‘encierro sanitario’ provocado por la pandemia, fue redescubrir a los asistentes que, en su absoluta mayoría portaban ese nuevo y ahora inexcusable implemento llamado ‘cubrebocas’ o mascarilla.
Fue un ejercicio que puso a trabajar las neuronas y a practicar la disciplina del fisonomista entre la concurrencia.
Fuimos testigos de sinceros abrazos que, por su fuerza y emoción, fundieron humanidades… y otros más, que por su historia y valor intelectual acumulado… fundaron idealidades.
En esta que fue la presentación de un interesante libro denominado ‘Drama y odisea de la migración mexicana’, convocada por los coautores, Heriberto Galindo y doctor Emilio Coral, se reencontraron por ejemplo, criaturas políticas como Alejandro Carrillo Castro (desde el presídium, como moderador y en su calidad de presidente de la Fundación Miguel Alemán, A. C.), con un Dante Delgado Rannauro, por ejemplo.
Una Amalia García convivió con la también diputada actualmente y seria aspirante a la nominación priísta por el Estado de México, Ana Lilia Herrera.
Un David López Gutiérrez, exvocero presidencial de Enrique Peña Nieto, con un Antonio Navalón, por ejemplo.
A un Pedro Joaquín Coldwell, exlíder nacional del PRI y extodo, con un Rafael Cardona.
A otro exvocero presidencial (de Ernesto Zedillo) y exsubsecretario de Comunicaciones y exembajador, Carlos Fernando Almada López, conviviendo con un Fred Álvarez o con un Héctor Moctezuma de León, también para ilustrar.
Personajes de diferentes épocas, con ideologías y figuras discursivas diferenciadas aunque no ajenas, complementarias al final: un Augusto Gómez Villanueva, lúcido legislador, plenamente vigente y un joven dinámico como David López Cárdenas, exalcalde de Metepec, Estado de México y exdiputado al Congreso Local del Edomex.
Todos en el mismo afán… de coincidir.
Mención aparte merece la calidad del ensayo presentado conjuntamente por Galindo Quiñones y Emilio Coral, quien es -hay que decirlo con todas sus letras- un destacado científico social que ha estudiado ampliamente el fenómeno de la migración.
Es un poderoso texto, nutrido de datos duros acerca de la migración mexicana a lo largo de los años.
Que construye razonamientos contundentes acerca del fenómeno y que destaca la necesidad de legislar y de implementar políticas que reconozcan integralmente al fenómeno y a sus víctimas, tanto de aquel como de este lado de la frontera, en el concreto caso de la migración de mexicanos a los Estados Unidos de América.
Toda vez que la migración es un fenómeno multicausal. De variadas dimensiones y complejidad.
Descrito en la voz de los propios autores:
Emilio Coral rescató el espíritu del doctor Jorge Bustamante en el libro ‘Drama y odisea en la migración mexicana’, a quien por cierto está dedicado el libro.
Dijo que desde la óptica del desaparecido investigador chihuahuense, el fenómeno es legalmente rechazado por gobierno y sociedad estadounidense… pero aceptado(abrazado) por la sociedad estadounidense, por productores, granjeros, comerciantes, que se ven beneficiados del fenómeno.
Esta hipótesis es de algún modo objeto de comprobación a través del estudio del fenómeno migratorio desde sus diferentes aristas, como el regulatorio, el histórico, en el marco de los contextos sociopolítico y geográfico.
Por su parte, Heriberto Galindo, le dio un ropaje de consigna política a las conclusiones del estudio. Se pronunció por llevar a la praxis como sociedad y como Gobierno, las políticas resultantes de este ensayo, cuando de atender y defender a los migrantes mexicanos se trate.
Dijo que en el libro se propone una política humanitaria, de diálogo, de consenso, de conversación, de consulta, de regulación, de reglamentación, de respeto a las leyes… pero no de represión; al referirse a la política errática que ha asumido Estados Unidos con otras naciones del mundo, concretamente de América Latina (como Cuba), pero que aplica plenamente para el tema de la migración ilegal con países de América latina y en particular con nuestro país.
Haciendo alusión clara, desde luego, a los deplorables episodios sobre el río Suchiate y sobre el río Bravo; en ambos casos motivados ya sea por la presión estadounidense a nuestro gobierno o por la acción deliberada de su fuerza pública, actuando sin acotaciones de tipo humanista en su propio territorio.
Por su parte, el brillante doctor Tonatiuh Guillén, reconocido y ovacionado en el evento por ser a juicio de Heriberto Galindo, el estudioso más importante del fenómeno migratorio en nuestro país, en su calidad de comentarista, abrevó en la implicación del fenómeno migratorio mundial incluso en la teoría de Estado.
Partió del hecho de que según el censo más reciente, en la Unión Americana, hay por lo menos 36 millones de individuos de ascendencia mexicana que contribuyen a la economía nacional notablemente, con un envío en el último año de remesas hasta por 54 mil millones de dólares estadounidenses (oficialmente reconocidos).
Plantea que la conceptualización tradicional o de antaño del concepto de Estado, hecha con un sentido tácito intraestatal, infrafronterizo, tendrá en lo sucesivo que plantearse con un sentido extraestatal o metafronterizo.
Que debe buscarse la nacionalidad para los mexicanos migrantes residentes en territorio estadounidense, lo cual vendrá a trastocar nuestras ‘cifras oficiales’… Ya no somos 130 millones de mexicanos, sino… 166 millones.
En su oportunidad, la senadora por Zacatecas, Claudia Anaya, tuva una emotiva participación donde celebró que en esta presentación se tomen acuerdos para la atención integral del fenómeno migrante.
Cerró con una sentencia: “No podemos renunciar a las responsabilidades que todos tenemos sobre este tema de la migración… Gobierno y ciudadanía; no podemos seguir deteriorando ni permitiendo que siga en el marasmo el Gobierno en el rubro… ¡Hagamos algo como ciudadanía!… ¡Exijamos al Gobierno más acción en el tema!.
Cabe destacar que hubo una especie de consenso entre los dos últimos comentaristas y el moderador, sobre la necesidad de editar un segundo tomo de la obra ‘Drama y odisea de la migración mexicana’.
Coincidencia hasta en las conclusiones de la obra.
Algo deben haber hecho muy bien los políticos de los partidos que gobernaron hasta 2018.
Hay algo que, definitivamente no han podido hacer bien los políticos que hoy gobiernan con la ‘Cuarta Transformación’, porque no han logrado la tan ansiada y prometida ‘pacificación nacional’. No hay diálogo con las fuerzas opositoras… no hay empatía, no hay afán de coincidir con los adversarios ideológicos, que no enemigos a los que haya que ‘exterminar’ del escenario político.¿ O no tienen la suficiente capacidad de convocatoria?
Así como esta pequeña muestra de civilidad dada en este evento por los asistentes a la presentación de este libro.
Porque como dejó escrito Antonio Gramsci: “Los buenos modales, hasta los adversarios los agradecen”.
Autor: Héctor Calderón Hallal
E-Mail: hchallal99@gmail.com; @pequenialdo.