La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
La verdad se desnuda cuando vemos que en el Circo hay más bufones que gladiadores
Por más contradictorio que parezca, al presidente López Obrador le resulta más sencillo entenderse con el priismo, que negociar con un personaje como Gerardo Fernández Noroña, a quien, en términos químicos, se le podría definir como un radical libre…es inestable.
Aunque la votación de ayer, no permitió el encumbramiento de Dulce María Sauri, como presidenta de la Mesa Directiva, lo seguro es que lo alcance en los próximos días, sólo una maniobra contra la línea del Tlatoani, permitiría el ascenso del inefable Noroña, lo cual no es imposible, pero sí muy complejo, dada la subcultura ‘levanta dedos’ de los legisladores.
Pero volviendo al tema, entre los priistas hay una suerte de feromonas programáticas, que les permite identificarse, y construir consensos, así se encuentren en bandos contrarios.
En este sentido, por más que sean ‘compañeros de lucha’, Gerardo es un producto puro de la izquierda (se esté o no de acuerdo con sus posiciones), un activista identificado con la ‘línea de masas’, lo cual no lo hace útil presidiendo los trabajos parlamentarios.
Lo cierto, es que el entuerto de marras, nos sirve para confirmar que la 4T está anclada en un rancio nacionalismo revolucionario tricolor, ni en los sueños más guajiros, se guía por los postulados de la izquierda. Basta apreciar, los que están a cargo del cuarto de mando.
No obstante, la culpa no es de los priistas, sino de la izquierda, que los hace compadres.