CAFÉ DE MAÑANA
Por José Luis Enríquez Ambell
En la historia de Veracruz, y desde la llegada de la conquista española —pese a los siglos transcurridos—, somos una tierra de tradiciones que perduran. Las fechas de Todos Santos y el pan de muerto son una muestra viva de ello.
Historiadores señalan que la combinación de la visión prehispánica y la española sostiene hasta hoy estas costumbres, que destacan en varias regiones del estado, unas más que otras.
En ese sentido, han cobrado especial difusión festividades como el “Ninin” en Papantla y el “Xantolo” en la Huasteca, donde se realizan danzas y ofrendas. El pan de muerto se prepara de forma local —a menudo como el panajauili o “pan de juguete”— y guarda significados simbólicos profundos: el pan de trigo en forma de corazón y la cruz de “huesos” representan la vida y la muerte.
Amistades consultadas —y por actividades en las que en su momento pude participar con el DIF estatal— refieren que el “Ninin” en Papantla es una celebración totonaca para honrar a los fieles difuntos a través de la danza de los huehues y del matarachín, y la apertura de “portales” para dar la bienvenida a las almas que regresan en forma de animales.
En la festividad del Xantolo en la Huasteca —también llamada “La Viejada”—, los pobladores, disfrazados de calaveras y con vestimentas de distintos oficios, escenifican el regreso de los muertos a sus hogares.
Por su parte, “La Cantada” da nombre a la celebración en Naolinco, muy cerca de Xalapa. La noche del 1.º de noviembre, las y los habitantes recorren las casas entonando salmos ante los altares que las familias colocan frente a sus domicilios o en un área específica; las y los anfitriones corresponden con tamales, ponche, café y otros alimentos y bebidas.
Un infaltable veracruzano son el pan de muerto y los tamales, ambos con variantes regionales en tamaño, sabor y presentación.
Fiel a la tradición de Todos Santos, el pan de muerto —alimento entrañable en esta temporada— simboliza el ciclo de la vida y la muerte: la forma circular representa el ciclo vital, la “bolita” central el cráneo y las decoraciones, los huesos o las lágrimas. Una de sus expresiones más antiguas es el pan elaborado en hornos de piedra y barro; muy particularmente, el panajauili o “pan de juguete”, con figuras humanas o de animales, decoradas con alfeñique de colores (pasta de azúcar cocida y estirada en barras delgadas, retorcidas y colocadas sobre el pan). Esta forma es muy veracruzana.
Cabe decir que el pan con forma de corazón es de origen español, mientras que en algunas zonas de Veracruz se elaboran panecillos con formas específicas; se añaden caritas decoradas o ajonjolí para enriquecer las ofrendas desde una visión más local.
En esta época del año —desde septiembre— es común encontrar en los mercados casi todos los ingredientes para los altares, donde se colocan platillos tradicionales: tamales de frijol, pollo, puerco, calabaza, mole, camarón, y por supuesto pan de muerto, además del zacahuil en el norte del estado.
DE SOBREMESA
La participación activa de la gobernadora Rocío Nahle García —que ha incluido sobrevuelo por las zonas afectadas por las intensas lluvias en la región norte del estado, sin descartar que lo haga en otras áreas— permite supervisar los trabajos de atención a la población, verificar el estado de los ríos y la infraestructura vial, y priorizar el cuidado de las personas y sus bienes.
La vigilancia permanente de Protección Civil del Estado, con personal y equipo desplegados en Poza Rica, Álamo, Cazones, Tantoyuca, Huayacocotla y Papantla, ha coordinado labores de monitoreo, evacuación y rescate a partir de refugios temporales en Álamo, Papantla y Poza Rica, con la activación del Plan Tajín de la Secretaría de Seguridad Pública, el Plan DN-III-E de la Secretaría de la Defensa Nacional y el GN-A de la Guardia Nacional. Esto ha permitido eficientar la prevención.
Los recorridos de la titular del Poder Ejecutivo buscan asegurar la atención inmediata a la población. Presumo, en lo personal, que dada la buena y coordinada relación con la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, no debe descartarse una cercana visita presidencial a las zonas afectadas.
De acuerdo con las condiciones de acceso y movilidad, diversas áreas del sector público —sin omitir a particulares que se sumen solidariamente— estarán haciendo llegar en las próximas horas y días los apoyos básicos y necesarios a la población afectada, con la intervención de los ayuntamientos para brindar la máxima seguridad posible.
UN CAFÉ LECHERO LIGHT
La comunidad veracruzana se distingue por su solidaridad. En momentos de necesidad, como ahora por las lluvias, esto se expresa de forma espontánea y ejemplar. En 1999 y 2010 —por citar dos tragedias que me tocó vivir y en las que participé—, fue notable la participación ciudadana. Con el paso de los años, esa organización se ha fortalecido en labores de rescate, donación de alimentos, redes de apoyo y comunicación. La cultura de protección civil ha crecido; por ello, las administraciones municipales salientes y las entrantes deben designar perfiles probados y calificados, incluso evaluados por la Secretaría de Protección Civil del Estado, donde su titular, Guadalupe Osorno, es un gran músculo institucional para la gobernadora Rocío Nahle.
UN CAFÉ SIN AZÚCAR
El frente frío 5 y la depresión tropical 11, en el litoral del Golfo de México en los primeros días de octubre de 1999, causaron daños humanos y materiales en Álamo, Poza Rica, Gutiérrez Zamora, Tecolutla y otros municipios, lo que llevó a evacuar a la población, e instalar albergues y después reconstruir vías de comunicación rurales y urbanas. Aún se aprecian huellas de la vulnerabilidad en esas zonas en aquellas fechas.
No olvidemos también que el huracán Karl, en 2010, provocó afectaciones en 117 municipios (68% del territorio veracruzano), sobre todo en Hueyapan de Ocampo y Tlacotalpan de forma severa.
¡ES CUANTO!
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