Si en el PAN hay división, en el PRD no sólo “hace aire”, sino se presenta una tolvanera. Y es que aunada a su proverbial pulverización en tribus, castas y linajes ha aterrizado ahí, lo mismo que en el partido blanquiazul, la división entre pactistas y antipactistas, lo que se sazona con el muy adelantado anuncio de Marcelo Ebrard de convertirse en dirigente nacional del sol azteca en los próximos comicios internos. Muchos frentes, aunque es una sola la batalla.
De todo ello y de muchas otras cosas más habló este último lunes 11 el propio Ebrard en la George Washington University de la capital imperial. Invitado como orador inaugural de un seminario sobre estrategias electorales en las redes sociales, el ex jefe del gobierno del Distrito Federal criticó que, tras la firma del Pacto por México –“un acuerdo demasiado vago, demasiado basto, de 95 ó 98 puntos”, dijo– el PRD se muestra “demasiado cerca” del gobierno federal que encabeza el Presidente Enrique Peña Nieto.
“¿Cuál es la diferencia –entre el gobierno y el PRD– en términos de posicionamiento?”, se preguntó. Y respondió él mismo que prácticamente no existe.
Frente a estudiosos y estudiantes del marketing político de todo el continente americano, Ebrard planteó que lo mejor hubiese sido que los representantes perredistas y los del gobierno peñista se hubiesen sentado a encontrar coincidencias entre lo que buscan los militantes del sol azteca y lo que quiere el gobierno peñista, pero que tal no se dio y, subrayó, “¿ahora en qué nos vamos a diferenciar (los perredistas del gobierno)?”
Puso como ejemplo la iniciativa de reformas en materia de telecomunicaciones –que casi a la misma hora se presentaba en la capital de la República mexicana–, señalando que nadie del PRD la conocía… y sin embargo la estaban rubricando. Criticó, asimismo, que ese documento no se hubiese “procesado” entre los parlamentarios…
Y sí, dijo que sí le interesa participar en el proceso de renovación de la dirigencia perredista a celebrarse dentro de exactamente un año, en marzo de 2014, subrayando que lo haría en términos estatutarios.
Lo que también ya sabemos es que su campaña para ese cargo tendrá como temática principal todo aquello que derive de su posición anti Pacto por México. Y, claro, de la tribu de “Los Chuchos”, quienes fueron los signatarios.
FRENTE AMPLIO PARA 2018
A pregunta expresa y, luego de reconocer que el Movimiento #YoSoy132 impactó en las más recientes campañas presidenciales, “pero no es una expresión política permanente, tampoco orgánica”, Ebrard aceptó que el PRD debería encabezar algunas de las propuestas de los jóvenes que durante un tiempo pusieron en jaque a los estrategas de la campaña priísta.
Pero que, para que tal suceda, el PRD debe cambiar muchas cosas. Debe presentar, dijo, nuevas ideas, nuevas caras, nuevas formas. Muy en especial las formas que, consideró, son arcaicas, “del siglo XIX”.
Y ejemplificó con lo difícil que resulta afilarse al sol azteca. Es una suerte de acto heroico, ironizó ante las carcajadas del auditorio de la Graduate School of Political Management donde hasta hoy se celebra el Seminario.
Lo explicó así: “Si tú te quieres afiliar al PRD es un acto heroico, mas si eres joven. Llegas y preguntas ‘Oiga dónde está el módulo’. Y te responden ‘No le puedo decir porque es confidencial. ¿Usted de qué grupo (tribu) es?’”
Sobre el futuro, donde va implícita su aspiración a dirigir al PRD, Ebrard apuntó que va a darse una competencia entre las fuerzas de izquierda para las elecciones de 2015, pero que frente a la tendencia gubernamental de pulverizarlas, el reto es un frente amplio que agrupe a todos los partidos progresistas para llegar fortalecidos a los comicios del 2018. Es complejo, pero factible.
Y recordó que en el 2006 las izquierdas obtuvieron 14 millones de votos. Casi 16 millones en el 2012. Y que tal quiere decir que hay un núcleo de votantes consistente que demandan un rumbo distinto para el país y que al mismo tiempo dicen a la izquierda: “¡organízate y representa esto!”.
He ahí el futuro, según Ebrard en Washington.
Índice Flamígero: No obstante las críticas por su falta de visibilidad –ni se ve ni se siente, parodiando al clásico Abraham Talavera–, el jefe del gobierno del DF Miguel Ángel Mancera rindió ayer un mini-informe de sus primeros 100 días en el cargo. Presumió muchos logros. Hizo grandes anuncios. Pero…