Joel Hernández Santiago
Y sí: al final terminó siendo más una solución política que del tipo educativo; más una salida de la confrontación entre la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y el gobierno federal, que un intento profundo por conseguir la calidad de la educación en un país con crisis en su formación básica y media….
… Parecía más el cumplimiento de compromiso de campaña que el día a día de lo que ocurre en las aulas y los niños y jóvenes estudiantes de todo el país.
Así que la madrugada del 25 de abril, exultantes los legisladores de todos los partidos políticos –excepto el Partido Acción Nacional–, gritaban “¡Ya cayó! ¡Ya cayó! ¡Ya cayó!”. Como si el objetivo fuera la caída de aquella reforma y no la construcción de una nueva con virtudes más que con defectos: “¡Tenemos Reforma para la calidad de la educación mexicana!” pudo haber sido el grito triunfal…
… Pero no, eso es otra cosa; aquello fue como un festín luego de mucho tiempo de ayuno; era como si ese triunfo fuera la demostración más de fuerza que de razón, más de poder que en ley y justicia…
Así que por mayoría calificada se aprobó la Reforma que impulsa el presidente Andrés Manuel López Obrador y, sí, cae la Reforma que impulsó en su momento el mal recordado expresidente Enrique Peña Nieto como resultado del Pacto por México de diciembre de 2012 y del cual formaron parte el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el Partido Acción Nacional (PAN).
Sus críticos dijeron que aquel documento era más del tipo laboral que con interés por impulsar la calidad de la educación básica y media en el país. Y era cierto. Y ese fue su talón de Aquiles… Pero sobre todo tenía la oposición de la CNTE siempre voraz, siempre insaciable y amenazante…
Durante su campaña electoral, el ahora presidente de México estableció contacto con la CNTE una organización de maestros básicamente del sur del país, pero con mayor énfasis en Oaxaca, que disienten de todo lo que atente a los intereses de sus líderes, pero en ese caso de la Reforma-Peña porque les había quitado el control de plazas, la nómina magisterial y se impulsó un proceso de evaluación para calificar a los maestros capaces y a los no.
Esto último era lo que la CNTE no quiere permitir. No quiere dejar de tener el control de ingresos y egresos de maestros, de la forma de pago para controlar a quién sí y a quién no, cuánto, cómo y por qué; y luego lo de la evaluación era francamente una purga para quienes se consideran agraviados por someterse a exámenes de capacitación pedagógica y de conocimientos, para saber si deben o no estar en las aulas enseñando a los niños del país. Hay ahí maestros que no son maestros.
Pero el candidato quería su apoyo y ofreció lo que él mismo quería: abrogar la Reforma-Peña. Y en esas se comprometieron ambas partes. En principio los maestros estuvieron más que de acuerdo en lo dicho por el candidato y luego presidente de México.
Pero ya puestos en la realidad López Obrador modificó su oferta para mantener el control del gobierno en las plazas magisteriales, en la nómina y en la forma de ingreso y promoción de los maestros. Esto no cayó bien a la CNTE y salieron nuevamente a hacer lo único que saben hacer: a bloquear, a cerrar calles, a confrontar, a castigar a la sociedad…
López Obrador les instó a la cordura. Pero ellos le recordaban su promesa. Así que en un momento el presidente dijo que de no destrabarse la situación se volvería a la ley educativa previa a 2012. Los maestros inmutables siguieron sus propuestas.
En su favor, el presidente emitió un Memorándum instando a la Secretarías de Gobernación, Hacienda, Educación a que omitieran atender la Reforma-Peña, que seguía vigente en Ley. Esto causó un grave conflicto de justicia o legalidad, según planteó el mismo AMLO.
En todo caso ya está derogada la Reforma-Peña. El Senado no es problema para Presidente. Lo que sigue es leer la letra chiquita de lo que será la Reforma-AMLO en educación y si esta persigue, ciertamente, elevar la calidad educativa.
Esto que está prometido deberá cumplirse y deberá verse que los maestros de la CNTE como los de todo el país respeten el acuerdo y den una enseñanza permanente, de alta calidad y sin amenazas ni confrontaciones con la sociedad mexicana.
La derogación y la nueva Reforma han pasado ya al Senado de la República y todo está bajo control. Será una nueva forma de relación laboral con la CNTE y será el principio de esos tiempos nuevos que se nos tienen prometidos.
Así que los derechos laborales de los profesores se regirán por el artículo 123 Constitucional, apartado B; se elimina al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación; se crea el Sistema Nacional de Mejora Continua de la Educación;
Se abroga la Ley General del Servicio Profesional Docente; queda suspendida cualquier evaluación y permanecerán vigentes las disposiciones que facultan a la actual Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente de la SEP. Se reinstalará a los maestros cesados con la anterior Reforma… y…
Si. Ganó la CNTE al gobierno federal. ¿Pero es suficiente? ¿No? Ya han anunciado que seguirán sus bloqueos, sus paros, sus manifestaciones, sus confrontaciones y su vida interminable en detrimento de la educación pública de los niños y adolescentes mexicanos…
Dice el presidente que están en su derecho. Que no será su gobierno quien los reprima –nadie ha dicho que habrá que reprimirlos-, y que los maestros que fueron tan vilipendiados, mal informados y mal averiguados, ya no lo serán más.
Lo importante ahora es lo que sigue: la buena calidad y la permanencia educativa en el sistema nacional de educación pública. Ya veremos. Y ya veremos si con esto se está quieta la CNTE. ¿Será?
jhsantiago@prodigy.net.mx