El gobierno de Estados Unidos ha suspendido las visas del expresidente ecuatoriano Rafael Correa y su exvicepresidente Jorge Glas, junto con las de sus familiares inmediatos, tras ser señalados en casos de corrupción. El Departamento de Estado anunció que ambos ya no son elegibles para ingresar al territorio estadounidense.
Matthew Miller, vocero del Departamento de Estado, declaró: “Correa y Glas abusaron de sus cargos al aceptar sobornos, incluso a través de contribuciones políticas, a cambio de otorgar contratos del gobierno”. Miller también subrayó el compromiso de EE.UU. con el pueblo ecuatoriano y su intención de promover la transparencia gubernamental, afirmando: “Estamos con los ecuatorianos, incluidos los miembros de la sociedad civil, las autoridades policiales y los periodistas de investigación”.
Rafael Correa, quien presidió Ecuador entre 2007 y 2017, ha sido un crítico abierto de la política estadounidense. En 2020, fue declarado culpable en ausencia por corrupción y sentenciado a ocho años de prisión. Desde 2017, vive en el exilio en Bélgica. En respuesta a la suspensión de su visa, Correa utilizó su cuenta de X para calificar la medida como “un distractor” del “desastre de gobierno de Daniel Noboa”, refiriéndose a la crisis energética y la ola de violencia que atraviesa el país.
El exmandatario también aludió a una supuesta intervención en la campaña electoral de 2025, donde Noboa, la abogada Luisa González (candidata por el partido de Correa) y otros aspirantes buscan liderar el país. Noboa ya había vencido a González en las elecciones presidenciales del año pasado.
La justicia ecuatoriana determinó en 2020 que Correa y Glas, junto a otros 18 funcionarios y empresarios, lideraron una trama de corrupción conocida como el “Caso Sobornos”, que operó entre 2012 y 2016. Este caso implicó el uso de aproximadamente 7.55 millones de dólares en aportes ilegales para promocionar al partido de gobierno, Alianza País.
Jorge Glas, por su parte, está recluido en una cárcel de Guayaquil desde abril, luego de ser capturado durante una operación policial en la embajada de México en Quito, lo que provocó una ruptura de relaciones entre Ecuador y México. Además de la sentencia por corrupción, Glas también es investigado por el mal uso de recursos públicos en la reconstrucción tras el terremoto de 2016 en Manabí.
Tanto Correa como Glas han defendido su inocencia, argumentando que los cargos en su contra son parte de una persecución política. La suspensión de sus visas marca un nuevo capítulo en el creciente escrutinio sobre la corrupción en Ecuador y las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y el país andino.
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