Documental Político
Emilio Trinidad
Aún y cuando para millones de capitalinos Claudia Sheinbaum Pardo ha hecho un mal gobierno y se ha asumido como el clon del presidente, hasta ahora las señales y las encuestas -aunque a veces no hay que creerles mucho a unas y otras pero tampoco ignorarlas-, advierten que la jefa de Gobierno será la candidata de Morena a la presidencia de la República y con ello, la primera mujer en la historia de México al frente del gobierno federal.
En todas las encuestas ha aparecido en primer lugar o en su caso, mínimamente abajo o pareja de Marcelo Ebrard, pero en su mayoría, ella las encabeza, a pesar de los 26 muertos de la Línea 12 del Metro, del incendio en instalaciones centrales de ese mismo sistema de transporte, y del choque con heridos que sucedió al inicio de su administración en el mismo.
Tampoco ha importado que violente la ley, que se jacte de sus abusos y excesos, que se inmiscuya en temas que no le corresponden como la pretendida reforma al INE o el presunto feminicidio de la joven Ariadna Fernanda, tema por el que se confrontó con el fiscal de Morelos, Uriel Carmona.
Andrés Manuel López Obrador ha sido sumamente claro en sus afectos y absoluta confianza con su corcholata preferida y cada que ha podido, la abraza, la adula y levanta su mano.
No duda ni dudará en protegerla, impulsarla y defender al costo que sea a su hija política, con tal de justificar sus equivocaciones.
Ejemplo de ello y sin importale el costo de su decisión, tomó como suyo el rumor o la acusación que Sheinbaum Pardo hizo a Ricardo Monreal Ávila, al señalarlo como responsable del fracaso en la Ciudad de México, donde perdieron la mitad de su territorio, cuando fue Marcelo Ebrard y no el zacatecano quien operó en contra de ella.
Desde ese episodio, López Obrador decidió enfriar y alejar su relación con el líder del Senado, sin hacer consideraciones de lo riesgoso de ello. Él a ciegas creerá todo cuanto exponga la jefa de Gobierno y la va a impulsar, como ya lo hace, para lastimar y debilitar las aspiraciones de Monreal.
Y como aquella frase de con el pueblo todo y sin el pueblo nada, López Obradoir deja claro que con Claudia todo y contra ella nada.
Para la pareja Real, perdón, para la pareja que vive en un Palacio, es ella y será ella la que mágica y masivamente saldrá vencedora de la supuesta encuesta interna para designar candidato, porque la decisión será tomada por lo que diga su dedito y no por el voto de sus militantes.
Y si no son suficientes señales de que el asunto será por ahí, no estarían con ella doña Beatriz Gutiérrez Müller, José Ramiro López Obrador, Jesús Ramírez Cuevas, Layda Sansores, Cuitláhuac García, Julio Scherer Ibarra, Marina del Pilar Olmeda, Mario Delgado, Alfonso Durazo, Cuauhtémoc Blanco y Evelyn Salgado, además de diputados y senadores como el revoltoso César Cravioto, entre muchos otros altos funcionarios federales y estatales.
Es cierto que su opción 2 es su paisano Adán Augusto López Hernández y por ello lo están impulsando para que su figura se conozca más y crezca, pero la tozudez y necedad del presidente lo llevarán a que sea ella y nadie más que ella, la próxima presidenta de México.
La arrogancia del tabasqueño, que lo tiene sumamente inflado y volando por los cielos, alimentará su deseo de pasar a la historia como el primer presidente que entrega el poder a una dama. Ya logró ser el primero en emanar de la izquierda y de nombrar a una mujer como secretaria de Gobernación.
Por ello Marcelo Ebrard se habrá de conformar con ir de líder del Senado porque de jugar las contras, saldrán sus trapitos al sol y terminará muy mal, a menos de que vaya por la libre y logre ser candidato de la oposición o de algún partido.
El secretario de Relaciones Exteriores -de perder la internaquisiera ir por Movimiento Ciudadano y que Ricardo Monreal lo acompañara en esa aventura por el gobierno de la Ciudad de México, sabiendo que además, la aguerrida, inteligente y aún poderosa maestra Elba Esther Gordillo lo promueve.
Sin embargo, Monreal Ávila tiene otros planes y su figura va creciendo conforme lo van dinamitando. Hasta hoy, los golpes en su contra sólo lo han ido fortaleciendo y va ganando terreno, apoyos, respeto y simpatías de muchos políticos y ciudadanos de a pie, que ven en él a quien puede acabar con la polarización, la confrontación, la división de los mexicanos impulsada, alimentada y promovida desde Palacio Nacional. Monreal ha dado muestras de preparación, de serenidad, de experiencia, de lealtad -aunque el de Macuspana lo dude-, de habilidad y de colmillo político que de seguir como va, sí podría ser una opción real para enfrentar a la corcholata preferida, a la que por cierto el presidente le sugirió esa boda porque siempre es mejor ir acompañado o acompañada de una pareja, por aquello de lo que digan los malquerientes.
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