SILOGISMOS
Por Antonio Ortigoza Vázquez/@ortigoza2010
Expediente Ultra
Está “recién desempacado” como presidente municipal de Pachuca y Sergio Baños ya acumula un número de dislates vergonzosos que le colocan, según encuesta de la prestigiada firma Mitofsky, en el lugar 98 de 100 alcaldes del país. Entre otras fenomenales metidas de pata, está un pronunciamiento público donde, en vías de hecho, usurpa funciones de la Fepade al lanzar amenazas a “los que usen su puesto” con intenciones electorales “serán despedidos y denunciados ante autoridades correspondientes”.
Anda tan, pero tan perdido el nuevo alcalde pachuquense, que después de anunciar oficialmente un programa para “seguimiento ciudadano” de 156 obras municipales para los primeros 100 días de su gestión, al colocar en Twitter su “plataforma”, aparece su foto junto con su esposa, Bárbara Montaño.
Aquí sucedió un equívoco algo, digamos, incómodo, pero que pudo de inmediato remediarse si los subordinados, o el alcalde mismo, pusieran algo de atención a sus asuntos.
El nombre de la cónyuge ocasionó un equívoco en el sistema digital de Twitter: ya se sabe, hace muchos años, que los robots son estúpidos. Y sucedió que al mencionar el nombre de la señora, la “red social” de Twitter capturó de sus archivos un registro de 2015 de @BarbieMontano, que corresponde a una sexy negrita de aspecto caribeño. Cinco horas después, el equívoco no se corregía.
Pero Sergio Baños no es un robot, aunque como “homo sapiens”, su sorpresivo triunfo en los comicios municipales de octubre le traen muy mareado.
Solo una ojeada al boletín 25 del Ayuntamiento, del 26 de enero, nos da una idea: “El funcionario que use su puesto para participar en actitudes electorales (sic) será despedido y denunciado ante las autoridades correspondientes”.
Más allá de la ostensible falta de respeto a sus propios subordinados, a quienes de entrada los supone delincuentes electorales, Baños asume “motu proprio” funciones de autoridad electoral, y con ramplona demagogia echa mano de lo más trillado de la grilla: “En Pachuca nadie estará fuera de la ley”. Una obviedad administrativa utilizada como ofensiva amenaza a quienes por anticipado coloca el alcalde como delincuentes.
Estos y otros fenomenales dislates surgidos a los pocos días que Sergio Baños asumió como presidente municipal de la capital del estado de Hidalgo, indudablemente son causa eficiente de los resultados de la encuesta realizada por la firma “Consulta Mitofsky” entre 100 presidentes municipales del mismo número de las ciudades más importantes del país.
Baños aparece en el lugar 98, con 21.4 de porcentaje de aprobación, apenas arriba del lugar 99, que corresponde a María Beatriz Hernández Cruz, alcaldesa de Salamanca, Guanajuato, con 17.5 por ciento de aprobación, y el número 100, en último lugar, que correspondió a Andrés Artemio Caballero López, de Tehuacán, Puebla, con 17.3 de popularidad.
Nada de qué presumir, dirían los criticones. Pero nada raro sería que dentro de pocos días, Baños –QUIEN EN EL PASADO INMEDIATO FIRMABA COMO “INGENIERO”– querrá justificarse con una línea de la canción que popularizó Juan Mendoza, “El Tariácuri”: “No soy monedita de oro, pa’ caerles bien a todos…”