Héctor Calderón Hallal
El deplorable ataque con arma de fuego sobre la humanidad del expresidente y candidato a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump, la tarde del sábado en Butler, Pensilvania, durante un mitin de campaña, perpetrado por un joven de escasos 20 años, de nombre Thomas Matthew Crooks, residente de Pittsburgh y que fue abatido en el acto por el Servicio Secreto del vecino país; es un hecho que anuncia el inminente riesgo de que se radicalice en cualquier parte del mundo la política, en su praxis misma para acceder al poder.
El mundo entero, tal y como fue advertido por Karl Marx en el siglo XIX al inicio del legendario ‘Manifiesto Comunista’… debe ser de nuevo advertido, pero para evitar esta vez, que una cepa más calamitosa de aquel virus ideológico llamado comunismo, se instale en las entrañas vitales de la sociedad universal y le genere otro daño descomunal… que lo traslade con celeridad a la polarización, a la conflagración entre países… a la lucha fratricida entre hermanos.
Se trata del virus oculto del anarquismo, corriente ideológica surgida como un desprendimiento descompuesto del comunismo, que tuvo su apogeo en el mundo de 1890 hasta mediados de los treinta en el siglo XX, cuando su último reducto fue aplastado por Franco, en el mismo paquete de la ‘Revolución Española’.
Contrario a lo que muchos estudiosos aseguran, el anarquismo también estuvo presente en algunos movimientos estudiantiles radicalizados en mayo de 1968, como el de la ‘Primavera Checoslovaca’, las manifestaciones de París … y el tristemente célebre ‘Movimiento Estudiantil de 1968’ de la Ciudad de México, que en sus orígenes fue una manifestación para boicotear los Juegos Olímpicos a celebrarse en octubre de ese mismo año en la capital mexicana… que se radicalizó y fue inmisericordemente extinguido con la fuerza pública por el Gobierno del presidente Díaz Ordaz.
Asombrosamente volvió a aparecer en el mundo, en los primeros movimientos sociales que hubo, de los llamados “antiglobalización” como el de Seattle, Washington, en 1999 y otros más, verificados como pretextos por las cumbres internacionales donde se reunían organismos financieros multinacionales con gobernantes del mundo.
En uno de estos movimientos o ‘manifestaciones’, es recordada la virtual candidata ganadora a la Presidencia de la República, la doctora Claudia Sheinbaum Pardov, entonces estudiante del posgrado en la Universidad de Stanford, en Palo Alto, California, Estados Unidos.
Recientemente fue recordada en una nota periodística cuando ella fue una connotada estudiante que se manifestó durante una visita del entonces presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari al campus universitario de aquella institución educativa. La entonces estudiante apareció en una foto que le dio la vuelta al mundo en varios periódicos, mientras sostenía un cartelón que contenía un manuscrito en contra del ‘Neoliberalismo’ del gobierno que encabezaba Salinas de Gortari, en aquella década de los noventa del siglo pasado.
Claudia Sheinbaum no ha cambiado ideológicamente y desde entonces sostiene su fe en ese movimiento casi conspirativo que es el anarquismo, aunque hoy en este gobierno de la famosa 4 T, se ha tratado de darle un matiz, para presentarlo a los mexicanos y le han endilgado el apellido de “pacifista” … es un “anarquismo pacifista”, dicen ellos, los que están en el Gobierno ahora y que antes fueron los principales detractores y hasta combatientes.
Aunque el anarquismo en México tiene un pésimo historial de violencia y se cataloga casi siempre como un movimiento de grupos minúsculos (los que se autoidentifican con la letra A mayúscula encerrada en un círculo y que han participado con violencia contra el Palacio Nacional y la Cámara de Diputados) … y su discurso como su ideología, se transmiten por ósmosis a las multitudes inocentes o ignorantes… sin que estas lo perciban.
Lo anterior, porque muchas de sus causas, podrían ser repulsivas para algunas multitudes que se rehusarían a definirse como anarquistas duros y a enarbolar todas sus banderas.
¿Cuáles son estas banderas?
El feminismo; los movimientos ecologistas; la reivindicación de los derechos de minorías étnicas y sexuales; los de liberación animal, los antinucleares, los antibélicos, los de protección a las víctimas del delito; los que propugnan por la desescolarización y por la renovación urbana… todo en un tono violento y destructivo, como lo hemos visto en las quemas de banderas y en la destrucción de inmuebles en la Ciudad Universitaria de la UNAM, como en los daños a cristales, a comercios y hoteles de la CDMX.
Y qué decir a nivel mundial, a través de sus organizaciones con más resonancia internacional, ‘Occupy’, ‘La Primavera Árabe’ y ‘Los Indignados’ en España, entre otros.
Usan, como un atributo común, una ‘capucha negra’… o se cubren la fisonomía con un paño o pañoleta en el rostro.
Nunca muestran el rostro. Ese es su rasgo ‘operativo’.
Y todas sus causas o banderas políticas, sostenidas desde una robusta raíz que las hermana entre sí, en una feroz y hasta rabiosa lucha que despliega esa multitud dispersa por todo el mundo, que es considerada en favor de la ideología anarquista, es decir, de una auténtica utopía que, hoy día, para mantenerse viable en el mundo, no muestra su auténtica y original entelequia: que prevalezca el gobierno de nadie o de ninguno, como consecuencia lógica de la “igualdad humana”.
Ese es el trasfondo del anarquismo como corriente ideológica.
El padre del anarquismo, Jean Joseph Proudhon, escritor y periodista francés, discípulo de Marx y de Engels, consideraba que podría cambiar el mundo con solo modificar el sistema legal de la propiedad. Es decir, negó la ‘lucha de clases’, desestimando también la influencia del materialismo histórico en la evolución de la sociedad; ambos conceptos redondeados por Marx. Para Proudhon, la genuina transformación se lograría con el exterminio de la propiedad privada y del desmantelamiento de todo sistema de gobierno… Una auténtica utopía.
A eso se debe que cunda el desprestigio por cualquier forma de gobierno, viniendo como expresión de los movimientos anarquistas. Nada está bien siendo obra o intención del Gobierno…. Para ellos debe desmantelarse cualquier forma de gobierno que no piense o actúe como a ellos conviene. Es una forma autoritaria de pensar y de imponer sus criterios en el debate político actual.
En México, en cualquier universidad, ya no solo en las públicas, tienen presencia los anarquistas y se agrupan en auténticas mafias que pretenden controlar el debate, sobre todo en las carreras o materias de naturaleza social, económica, política y jurídica.
Sus pretensiones y demandas ideológicas han estado alentadas desde la moda, el cine, la música y la cultura pop, que lleva ya varios años en el mundo campeando como opción ‘desenfadada e irreverente’ entre adolescentes y jóvenes en formación (‘Gimme Tha Power’, Molotov, 1997).
Con “rabia”, atacan -y se amafian para hacerlo- el método científico cartesiano o newtoniano; abominan el positivismo y cualquier razonamiento metafísico. Ellos no tienen un discurso unitario en sí; se encuentran ‘enredados’ siempre por -digamos- pretextos circunstanciales de la situación política local o nacional. Une a sus seguidores un conjunto de ideas afines, en constante flujo y abierto a influencias. Una auténtica ‘mezcolanza’ a modo… muy conveniente siempre para encontrar justificación a su interés anti estatista… o anti-establishment…. O anti conservador… O anti-adversarios… siempre.
En México, el triunfo de Morena en el terreno electoral estuvo de algún modo determinado por la participación sistemática -y hasta histórica- de ls grupos anarquistas… como los del movimiento de la UNAM de 1986, en el que participó activamente un grupo de entonces jóvenes que hoy son cuadros directivos en Morena y en el Gobierno de la 4 T… como es el caso de Claudia Sheinbaum, quien formó parte de la corriente radical de Morena.
Figuras trascendentes del ala radical morenista también son, por ejemplo, Luciano Concheiro Bórquez, subsecretario de Educación Pública y uno de los responsables del modelo educativo que impulsa este Gobierno, denominado “La Nueva Escuela Mexicana”; Marx Arriaga, director de materiales educativos de la SEP ; José Alfonso Suárez Del Real, primer secretario General de Gobierno de la CDMX y Martí Batres, actual Jefe de Gobierno de la CDMX; René Bejarano, exsecretario particular del entonces Jefe de Gobierno del D. F., Andrés López obrador y hasta Dolores Padierna, exdelegada política en Cuauhtémoc, D. F., exdiputada federal y muy probable Directora General del INFONAVIT con Claudia Sheinbaum.
Una genuina plegaria
Hoy más que nunca en México, es una genuina aspiración social y política de aquellos que constituimos -digamos- la base productiva nacional, que en esta administración que está por iniciar a cuyo frente estará Claudia Sheinbaum, se abdique a los criterios del anarquismo, en el que está inspirada una muy buena parte del movimiento que llegó al poder en 2018, denominado Morena y, de donde se nutrió en sus inicios nuestra futura presidenta.
Así lo deseamos los que nos levantamos con un horario todos los días y pagamos impuestos por trabajar, por consumir, por poseer algún bien… vamos, por ser simples ciudadanos obligados e inscritos al ámbito de la ‘formalidad’.
El anarquismo como corriente filosófica y política es, ante todo, progresivo y letal para la armonía social.
Ha superado ya -al volverse Gobierno en muchos lugares- el modelo tradicional de marcha colectiva, con líder y petitorio y, al no verse complacido por la autoridad recipiendaria, en lugar de asumir una actitud moderada y conciliatoria para no trastocar el orden público, su reacción se vuelve agresiva y virulenta… pero desde el Gobierno, con autoridades proto-anarcas, es implacablemente agresivo con sus contrarios; es perverso, porfiado y solo busca el exterminio del adversario… busca el monopolio del poder.
Los encapuchados vestidos de negro estarán siempre dispuestos a enfrentarse a las policías. Y los gobiernos, sobre todo si son emanados o simpatizan con el movimiento… no intervienen. Tal y como ha sucedido en México, donde el anarquismo se ha hermanado con el narcotráfico y desde 2018, se dan desde el Gobierno, “abrazos y no balazos” a todo aquel grupo o sector solidario con éste… aunque sea delincuente.
Esto se ha convertido también en un fenómeno global.
Es por tanto procedente, considerar que el ataque en Estados Unidos al expresidente Donald Trump, obedezca a una motivación de tipo anarquista.
Un joven de 20 años quien perpetra el ataque, sin problemas de adicción, ni perturbaciones psíquicas -aparentes- ni antecedentes legales, que agrede con pretensiones homicidas la humanidad del candidato republicano Donald Trump en una forma de proceder ‘proto-anarca’, pues confirma y pone de manifiesto su inconformidad o su odio hacia cualquier forma de poder consolidado.
Además cabe destacar que hace algunos días, el expresidente en campaña, Donald Trump, prometió que de llegar de nuevo a la Presidencia de los Estados Unidos, emprendería acciones desde el primer día de su mandato, para revocar las «crueles» políticas de género del actual presidente Joe Biden, que incluyen las llamadas «cirugías de género»… a lo que llamó algo ridículo. Esto puede ser una gran pista sobre el atentado incluso.
Así entonces, no es deseable que por contagio psicológico y tendencioso ocurra en México, algo parecido y que recuerde los arteros magnicidios de Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu; pues en el proceso electoral que aún no concluye, fueron asesinados más de 30 candidatos y un número importante de periodistas y políticos de menor rango.
Autor: Héctor Calderón Hallal
@CalderonHallal1;
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