Anahí García Jáquez
Albino, Polonio y El Carajo están recluidos en un penal. Sus días transcurren entre esos muros y la rutina se rompe cada que reciben visitas. Un suceso en particular hará que muchas cosas cambien y no para bien.
El apando es un trabajo del escritor y activista político mexicano José Revueltas, que basándose en su experiencia al ser apresado y llevado al Palacio Negro de Lecumberri en donde permaneció por dos años y medio (habiendo sido condenado por 16 años), creó este texto en el que los personajes son ficticios, pero podrían ser cualquiera, dándole con ello una denominación de clásico literario por su atemporalidad.
Es así como un narrador en tercera persona nos presenta a El Carajo, un individuo tuerto y lisiado que comparte una celda de castigos, llamada precisamente El apando, con Albino y Polonio. Todos ellos se convierten en los guías que llevan al lector a conocer este submundo que, más bien, es un inframundo, en el que convergen delincuentes que están ahí por diferentes motivos pero que son más parecidos entre sí de lo que podría pensarse.
El enlace con el exterior de estos presos son tres mujeres; Meche, quien es la pareja de Albino, la Chata, que es la mujer de Polonio, así como la madre de El Carajo. Las dos primeras tienen la tarea de llevarles droga, pues la abstinencia está acabando con ellos, pero al ser sujetas de revisiones constantes y por demás humillantes de parte de las celadoras, se decide que sea la madre de El Carajo quien la introduzca al penal, ya que es poco probable, si no es que imposible, que alguien desconfíe de una adulta mayor. Y es a partir de esta anécdota que el autor nos muestra la realidad penitenciaria sin endulzarla, pero también a los seres que la habitan y que son retratados de cuerpo entero.
Se nos habla de la miseria en todos los niveles, la marginación, la crueldad, la pérdida de la humanidad y el triunfo de la degradación moral pues estos individuos, lejos de rehabilitarse y ser un ejemplo de readaptación, se hunden cada día más en un abismo donde sus propios demonios son quienes los mantienen cautivos de alma y mente, más que los barrotes de sus celdas, y terminan siendo reducidos a nada, despojándolos de su calidad de personas. Se nos habla también de cómo los instintos son los que guían las acciones de estos reclusos, así como los de sus mujeres quienes, con el afán de hacerles más ligera su estancia, urden un plan que conlleva muchos riesgos y que termina exponiendo la lealtad, o la falta de, entre ellos mismos y la que sienten por ellas.
El apando es un texto muy corto (menos de 100 páginas) pero por demás intenso, pues la trama y las descripciones de este microcosmos lo ameritan. Sus párrafos son largos y con pocos signos de puntuación, lo que le da un ritmo ágil pero a la vez provee de mucha información en cuanto a la vida pasada y presente de los tres protagonistas, a la vez que relata los hechos violentos que se suscitan al interior de la cárcel. Es pues, este libro, un poderoso testimonio de las condiciones en las que se vive, o que se sobrevive dentro de un penal, en el que la claustrofobia se apoderará del lector y le hará rogar por un respiro, aunque a veces se sienta que no llegará. En resumen, veremos qué es lo que le hace el encierro a un ser humano y cómo lo transforma, ya sea para bien o para mal. Casi siempre es lo último.
El apando. José Revueltas. 1969. Editorial Era.