Claudia Rodríguez
Aprobación explicable
Es un hecho rotundo que el presidente Andrés Manuel López Obrador goza de una aprobación envidiable entre los gobernados, misma que ya no llega a los niveles del 80% pero que igual no deja de rondar desde hace muchos meses, en el orden del porcentaje de 60%.
Ante la revelación de estas cifras que apenas ayer reflejaban el 63% en clara curva ascendente, hay quienes no entienden que, en medio de las grandes crisis nacionales, el jefe de Gobierno de la Federación se encuentre casi en la cumbre del aplausómetro, el cual seguro envidian mandatarios en otros confines.
La existencia de estos índices de popularidad para el mandatario mexicano –que llegó tras casi un siglo de gobiernos de corte derechista combinado con embarradas de populismo—, tiene su explicación en principio, en tres líneas que se combinan entre el discurso y la acción.
El poder de “Las Mañaneras”… de AMLO
Ni el mismo López Obrador podría negar cómo su presencia a las primerísimas horas de la mañana de lunes a viernes y desde el primero de diciembre de 2018 en lo que se delinea como conferencia, es lo que lo ha posicionado como la misma fuente de un cúmulo de noticias que se generan a lo largo del día y hasta se replican mucho tiempo después, siendo Andrés Manuel, el epicentro noticioso.
Las conferencias matutinas sirven lo mismo para dar foro a los colaboradores del presidente sobre un tema en específico, así como para responder o sólo escuchar los planteamientos que hacen los obreros del micrófono, la cámara y la pluma.
El mandatario federal, sabía desde el momento que ganó la Presidencia, del poder mediático de este instrumento de comunicación bautizado como “Las Mañaneras” que instauró desde que fue jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal (2000-2005), las cuales iniciaban entonces, igual en Palacio Nacional desde las 6:15 de la mañana y a las que antecedía como ahora, una reunión con distintos funcionarios de gabinete de gobierno.
La exitosa experiencia comunicacional que redituó en niveles elevados de aprobación hoy repite con la misma dosis y resultados.
La carta de los programas sociales y el discurso contra la corrupción
No escapan de la esperanza proyectada entre millones de mexicanos, el beneficio económico que les reportarán ser parte de los padrones de los distintos programas sociales; muchos de los cuales ya iniciaron su entrega periódica, y otros, se anuncian como futuros activos de la política de Gobierno de López Obrador.
En el reverso, también se encuentran quienes reconocen y hasta pueden aprobar la gestión del todavía novato presidente, pero que advierten que su situación personal actual y a futuro, tiene más tintes adversos que positivos.
Además de la expectativa positiva por el reparto de dinero en muy diversos programas asistenciales, no puede dejarse pasar por alto, la atención mayúscula que ha generado el mismo presidente de México con su ataque frontal a la corrupción que, hasta ahora, habrá que señalarlo; la Fiscalía tiene el peso de la carga de prueba e investigación, sobre quienes incluso cursan una prisión preventiva o se encuentran en fuga.
También cuentan como puntos positivos entre el colectivo, el haber quitado las pensiones exorbitantes a los expresidentes, la disminución de salarios de altos funcionarios, la desaparición el Estado Mayor Presidencial (EMP) y hasta los viajes exigidos en líneas comerciales, que tienen en venta al que fuera el lujoso avión presidencial.
Acta Divina… “Vamos requetebién” en materia económica, señala una y otra vez, el presidente André Manuel López Obrador.
Para advertir… Los negritos en el arroz, son los que apenas frenan la popularidad real de López Obrador: el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), Santa Lucía, Dos Bocas, el Tren Maya, la inseguridad, el desempleo, el atorón económico, la migración, el juego a las escondidas del ámbito internacional, y muy apenitas, la oposición partidaria desde dentro y fuera de Morena.
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