Joel Hernández Santiago
El viernes 30 de abril por la tarde, los partidos Morena y sus ad later Verde Ecologista y del Trabajo, aprobaron el desafuero del gobernador de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca (PAN). Esto es que, según su criterio el mandatario estatal es sujeto de este fallo por la presunción del delito de defraudación fiscal equiparada.
Así que, con 302 votos a favor, la Cámara de Diputados avaló quitarle el fuero constitucional con el propósito de que ‘la Fiscalía General de la República (FGR) pueda ejercer acción penal en su contra por el delito de defraudación fiscal.’
(Según el dictamen de la Sección Instructora en San Lázaro, el desafuero de García Cabeza de Vaca es por un daño de 6 millones 511 mil pesos al fisco federal, que a su juicio acredita el delito de defraudación fiscal, sancionado con una pena de tres a nueve años de prisión.)
Fueron seis horas de debate para llegar a este desenlace al que se contrapusieron todos los partidos de oposición. Dicha resolución sería remitida al congreso local de Tamaulipas para ‘actuar en consecuencia.’
Y fue remitida y rechazada por el Congreso local de Tamaulipas, en su mayoría panista. Rehusó homologar la declaración de procedencia de la Cámara de Diputados, con lo que determinó que no procede desaforar al mandatario y que éste conserva el fuero de su cargo.
Con 26 votos a favor, tres en contra y siete abstenciones, en la sesión ordinaria emergente que inició el miércoles 28 de abril y se reanudó la tarde del viernes 30, fue aprobado el punto de acuerdo mediante el cual se declara que no procede la homologación. El argumento de la mayoría fue que al mandatario lo eligió democráticamente el pueblo de Tamaulipas.
En el ínterin el gobernador envío por redes un mensaje a los ciudadanos de Tamaulipas y al país en el que acusa persecución política, venganza en su contra desde Palacio Nacional, que la imputación en su contra no amerita el grado de ‘desafuero’ y que se atenta en contra de su estado y la democracia misma.
Así que todo está hecho un berenjenal de venganzas-acusaciones-descalificaciones-negativas-confrontaciones-dimes-diretes-persecuciones y, al final, un estado de debilitamiento tanto de las leyes, el trabajo legislativo sesgado, de las instituciones y sí, un estado de confrontación entre el gobierno federal y el gobierno estatal, lo que se extiende a otros estados de oposición que no comulgan con el presidente de México y con el cual han tenido confrontaciones en torno a la soberanía estatal, el federalismo, los recursos y políticas públicas en salud y más.
Pero esto es resultado de una extraña política de polarización por la que cada día –si- se acusa, se señala, se amenaza y se divide al país entre los buenos afines al gobierno federal y los malos que son sus adversarios políticos y a los que se les acusa de todos los males que le ocurren a la nación.
Y es así que el ambiente político en el país cada vez se percibe más denso, más tóxico, más enfermizo en la lucha por el poder.
Lo del estado de Guerrero es otro caso en el que se quiso imponer a un candidato evidentemente antipopular en el país: Félix Salgado Macedonio, con fuerza política local, pero que tiene en contra suya también la animadversión de muchos dentro de su entidad y en el país.
Una vez que tanto el Instituto Nacional Electoral, como el Tribunal Federal Electoral encontraron que había incumplido el requisito de informar sus gastos de precampaña y que se le retiraba la candidatura, comenzó la movilización, estimulada por el mismo ex aspirante a gobernador para impulsar a su hija, Evelyn Salgado…
Con su designación como candidata de Morena, de nueva cuenta se cae en un espacio de divergencias, de violación a reglamentos internos de partido, de confrontación social y de imposición de un apellido que es un solo hombre. Una burla.
Al mismo tiempo, en todo el país, el panorama criminal está a la vista: la muerte de precandidatos y candidatos de uno u otro partido hacen un proceso electoral ensangrentado. Y por todos lados surgen filtraciones, acusaciones, señalamientos de corrupción, de vínculos con la delincuencia, de abusos, de pecados capitales. Con muchísima frecuencia sin probar los dichos, pero sí con ánimo de anular al adversario político.
Todo esto hace que el ambiente se convierta en un berenjenal en el que todos están contra todos y tope con lo que tope. Y hace que el ejercicio de la política en México se convierta en un espectáculo truculento y amenazante.
¿Quiénes son los candidatos? ¿Quién los puso ahí? ¿Deveras son lo que dicen o tienen a alguien o a grupos detrás de ellos? ¿Quién si merece ser un candidato para ser electo en una sociedad que al mismo tiempo comienza a fastidiarse de lo que ocurre en las cúpulas del poder político y harto ya del clima de polarización estimulada de forma reiterada-día con día-?
Pocas veces como hoy el país está dividido. Pero también muchos conscientes de que este panorama sólo se solucionará mediante el voto el 6 de junio próximo; que es decir, mediante un voto razonado, bien cimentado en ideas, en perspectivas y en lo que uno quiere para el país en el futuro. Que todos los derecho al voto, salgan a votar: si importa.
Porque lo que se construya en 2021 sin duda tendrá repercusiones en 2024, un año que será terriblemente peligroso en política y elecciones.