Ricardo Del Muro / Austral
En una jugada anunciada de jaque a la reina, Marcelo Ebrard, el rebelde de Morena, formalizó su asociación civil “El camino de México”, que por el momento, no es un partido político, sino una agrupación de más de medio millón de voluntarios, que le brinda una bandera política para mantenerse vigente y recorrer el país, pero además le permitirá ejercer una gran presión sobre su principal adversaria, Claudia Sheinbaum.
Ebrard y sus seguidores, por lo pronto, permanecerán en Morena, pero mantendrán abierta la impugnación al proceso interno de este partido en Sheinbaum resultó designada como coordinadora de los comités de defensa de la Cuarta Transformación, es decir, precandidata a la Presidencia de la República.
Todo parece indicar que no buscará una alianza con Xóchitl Gálvez, tampoco la candidatura de Movimiento Ciudadano y está a destiempo de ser candidato independiente. Ebrard, por el momento, seguirá militando en Morena y en lugar de cargar con el estigma de traidor o resentido, asumirá un papel de líder de un movimiento democratizador al interior de este partido y, seguramente estirará la cuerda hasta donde lo dejen, para cuestionar, evidenciar y hacerle sombra a la campaña de Sheinbaum.
Un gran jugador de ajedrez, Francois André Danican, apodado Philidor (1726 – 1795), asiduo al café de la Régence, considerado como el templo ajedrecístico de París en esa época, decía que “los peones son el alma del ajedrez” y tienen la virtud de avanzar paso a paso hasta convertirse en la pieza que deseen, incluso sustituir a la reina. La única transformación que les está prohibida es la de rey. No pueden convertirse en rey, porque sería un golpe de estado inadmisible.
Y esto es lo que está haciendo Ebrard. Ha seguido lo que muestra la experiencia histórica de los integrantes de la Corriente Democrática, convertida en un caballo de Troya al interior del PRI, que puso en evidencia que el presunto líder priísta, Jorge de la Vega, en esa época, sólo era un empleado al servicio del Presidente de la República y que la famosa “democratización” era una gran mentira, como lo demostró el discurso autoritario de la 13 asamblea en 1987.
Además ha seguido las enseñanzas de dos viejos zorros marrulleros de la política, Manuel Camacho Solís y Andrés Manuel López Obrador. Del primero utilizó el recurso del “berrinche” y todo parece indicar que también aprendió de la terquedad de AMLO, por lo que ahora ya anunció la formación de un nuevo movimiento político.
Aquellos que se sientan desorientados o no entiendan los movimientos que está haciendo Marcelo, pueden leer su libro “El camino de México” (Aguilar, 2023) que fue presentado en mayo de este año y que, no es mero accidente, que sea el mismo nombre de la nueva asociación civil. Este libro, de hecho, es una autobiografía, como ha dicho Marcelo: “Este libro es mi argumento: quién soy, mi trayectoria, lo que sé hacer, lo que he hecho y lo que me conmueve. Este libro es mi voz”.
El libro se divide en tres partes. La primera se titula Mi ayer, donde cuenta los primeros años de su vida y primeros pasos en la política. La segunda, Mi ahora, es un recuento de su paso por la Cancillería. Y la tercera y final, Lo que sigue, comprende las ideas de Marcelo para consolidar un proyecto de izquierda y, según dice “convertir a México en un país dinámico, próspero y de clases medias”.
En su libro Marcelo cuenta como vivió la persecución política y el exilio durante el gobierno de Enrique Peña Nieto en 2015, refugiándose en Francia, la tierra de sus ancestros, después de que se le señaló de filtrar los documentos para el reportaje sobre la Casa Blanca.
Aunque la Casa Blanca era la razón de fondo para vengarse de Ebrard, no podía contarse así en público. La pinza en su contra vino desde dos frentes, sostiene Ebrard en su libro: por un lado, las autoridades federales lo investigaban a él y a su familia por supuesto lavado de activos; por el otro, el Gobierno de la capital, encabezado por Mancera y la Cámara de Diputados, dominada por una oposición que ya había negociado con el PRI al amparo del “Pacto por México, buscaban responsabilizarlo penalmente del cierre de la Línea 12 del Metro. La misma línea del transporte público que él inauguró en 2012, que luego clausuró Mancera en 2013 acusando su inoperatividad y de la que, finalmente, se desplomó un tramo en 2021 dejando 26 víctimas mortales. Una carpeta que podría reabrirse.
A su regreso del exilio, el futuro canciller apareció en público hasta febrero de 2018, acompañado de López Obrador y su equipo de campaña. Hace unos meses, Ebrard buscó y fracasó en búsqueda por la candidatura de Morena a la Presidencia de la República. Ahora, en el presente – siguiendo la idea del libro – ha formalizado la asociación civil. Incluso quienes asistieron a la reunión privada que encabezó Ebrard en Xochimilco, como la senadora Martha Lucía Mícher, señaló: “En este momento no hay ninguna otra noticia más que esa”. Y respecto a la permanencia del grupo en Morena, afirmó: “no hay escisión”. RDM