MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
En días recientes altos mandos del Instituto Mexicano del Seguro Social acusan hipersensibilidad a la sola mención de “El Cártel de la Sangre”, como se denomina a un poderoso e influyente grupo de empresarios del ramo de los laboratorios clínicos que desde hace más de una década ha monopolizado licitaciones del IMSS, entre ellas la del banco de sangre que implica miles de millones de pesos.
¿Por qué molesta a funcionarios del círculo cercano a Zoé Robledo Aburto que en la prensa haya ruido en torno a este tema?
¿Será que desde la oficina del director del Instituto Mexicano del Seguro Social se busca el bajo perfil porque finalmente se meterá en cintura a ese “Cártel de la Sangre” que ha hecho multimillonarios negocios en los que han estado involucrados funcionarios de la institución?
Y es que, mire usted, hasta donde se sabe el próximo miércoles 18 de este mes, el IMSS determinará qué laboratorios están en condiciones de competir por licitaciones que, desde el sexenio de Felipe Calderón, han sido monopolizadas por ese grupo cuyas características son de corte delictivo por la forma en que opera mediante presiones, chantajes y, por supuesto, actos de corrupción.
Esos actos, la Comisión Federal de Competencia Económica los tiene documentados, identificados y denunciados ante la Fiscalía General de la República, aunque hay antecedentes en la entonces Procuraduría General de la República que casualmente no prosperaron en su momento.
Veamos, a principios del pasado mes de noviembre el director del IMSS, Zoé Robledo Aburto, reveló haber abierto las licitaciones a empresas que nunca habían podido competir y se espera otorgar contratos para operar laboratorios por unos 15 mil millones de pesos y, en el caso del banco de sangre el monto está ponderado en 3 mil 400 millones. Le digo, un jugoso negocio que desde 2011 fue denunciado de encontrarse bajo control de un puñado de laboratorios a los que, por el tipo de licitaciones que manejan, se bautizó como “El Cártel de la Sangre”.
Por tanto, si Robledo ha abierto las licitaciones que la semana próxima tendrán una etapa crucial y definitoria, no se explica por qué funcionarios del IMSS han frenado la publicación de aristas de este tema. ¿Temor a qué?
La primera versión es que con la referencia recurrente del “Cártel de la Sangre” se afecta al IMSS, aunque es pueril la consideración cuando se trata precisamente da que se conozcan las prácticas delincuenciales de estos empresarios dueños de laboratorios que se reparten las licitaciones, para cuyo efecto tienen dividido al país y las regiones que amparan las licitaciones, como haciendas privadas en las que no tienen cabida los pequeños laboratorios, a los que además impiden el acceso al software requerido para operar y prestar el servicio subrogado con eficiencia y calidad a los derechohabientes.
Este es un campo minado, sin duda alguna, y se alza como una prueba para Zoé Robledo, en la que están en juego intereses políticos o de sociedades perversas. Porque, por ejemplo y como ha sido una práctica, ex funcionarios del IMSS aparecen involucrados en empresas o laboratorios que son proveedores del Instituto.
Tal es el caso de Agustín Amaya Chávez, ex coordinador de Bienes y Contrataciones de Servicios en el IMSS, que hoy está identificado como director de la empresa Instrumentos y Equipos Falcon, que en 2008 adjudicó contratos directos por 80 millones de pesos para surtir 6 millones de piezas de calcio efervescente; por ese caso fue denunciado ante la entonces Procuraduría General de la República.
¿Enfrentará Zoé a este singular cuanto poderoso grupo de influyentes y millonarios empresarios? A estos personajes del “Cártel de la Sangre” es aplicable lo dispuesto en el artículo 77 de la Ley Federal de Competencia Económica y el 254 bis del Código Penal Federal; pueden ser sancionados con hasta 10 por ciento de sus ingresos anuales, en el caso de personas morales, e inhabilitación de hasta cinco años para el ejercicio de cargos directivos, para personas físicas, o prisión de entre cinco y 10 años.
El punto es que, el pasado fin de semana se conoció que representantes de laboratorios inconformes demandaron la intervención de la Cámara de Diputados para evitar que el llamado “Cártel de la Sangre” refrende el monopolio de servicios de laboratorio y banco de sangre que la semana próxima licitará la nueva administración del Instituto Mexicano del Seguro Social, a cargo de Zoé Robledo.
Recordaron lo que le comento, hay antecedente de una denuncia por prácticas monopólicas presentada ante la Cofece, organismo que abrió la indagatoria número DE-011-2016.
En www.entresemana.mx se publicó que el “Cartel de la Sangre” acapara las 32 entidades federativas y pretende acaparar las 61 partidas que el IMSS contratará en todo México mediante el control y presiones encabezados por Centrum Promotora Internacional y su filial Valtrum, de Valentín Campos; Instrumentos y Equipos Falcón, de Nóe Ramírez así como Dicipa, Hemoser, Inpromed y su filial Internet y los ya sancionados Selecciones Médicas y Selecciones Médicas del Centros, éstas últimas filiales del Grupo Fármacos que, incluso, ha sido denunciado por venta nociva de medicamento.
Pero, contra lo anunciado por Zoé Robledo, el “Cartel de la Sangre” busca impedir que la licitación se abra a todos los participantes que reúnan los requisitos que exigen las autoridades del IMSS. La Comisión Federal de Competencia Económica ha emitido 34 notificaciones a fin de investigar presuntas actividades monopólicas en los servicios de estudios de laboratorio y de banco de sangre.
Este “Cártel” tiene todo a su favor. Bloquea y se apodera del software necesario para que pequeños laboratorios mexicanos puedan participar en las licitaciones y estar en condiciones de ofrecer servicios que garantizan, como referí, calidad para los derechohabientes.
En el extremo, ese grupo tiene a laboratorios pequeños bajo su control, los que podrían a competir por las licitaciones en caso de que se les impida operar. En este tenor, no hay duda que la 4T en el ámbito del IMSS tiene una prueba por superar y aplicar los mecanismos anticorrupción que ha presumido el presidente López Obrador.
De otra suerte, Zoé Robledo habrá fracasado e incluso estaría en el supuesto de haber llegado a acuerdos con esos laboratorios que se han ganado el título nada honroso pero sí elemental por su praxis de “El Cártel de la Sangre”. Conste.
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