RODOLFO VILLARREAL RÍOS
En 2025, se conmemora un siglo desde que dio inicio la construcción del edificio que albergaría al Estado Mexicano Moderno. Por supuesto, no esperamos que haya conmoración alguna al respecto, evocar el acontecimiento y a quienes lo hicieron posible es demasiado para el oficialismo que podría sentirse empequeñecido tan solo con recordar a quien lo diseñó, el estadista Venustiano Carranza Garza; al presidente Adolfo De la Huerta Marcor, ejecutor del desbroza del terreno; al presidente Álvaro Obregón Salido, encargado de sentar los cimientos; y mucho menos al estadista Plutarco Elías Calles Campuzano responsable de la edificación. Dado que este escribidor no es dado a ocultar su afiliación histórica, sustentada en documentos duros, decidimos irnos a dar una vuelta por los acontecimientos suscitados la mañana del domingo 30 de noviembre de 1924.
En esa fecha se efectuaba la transmisión del mando presidencial. El presidente Álvaro Obregón Salido lo entregaba a quien se convertiría en estadista, Plutarco Elías Calles Campuzano. Partiremos de lo que ahora conocemos como la, “crónica de color” y, después, mencionaremos cual era el programa de gobierno que Elías Calles planteaba para construir el Estado Mexicano Moderno.
Acorde con la crónica de El Demócrata, “la ciudad [poblada por alrededor de 630 mil personas] amaneció de gala y todos sus habitantes transitaban por las principales calles formando verdaderas caravanas que se dirigían al Estado Nacional [con capacidad para 30 mil espectadores ubicado en la Colonia Roma en el sitio en donde, a partir de 1952, estaría el Multifamiliar Juárez] o a la Plaza de la Constitución para presenciar el desfile de la comitiva que había de encaminarse al solemne acto de protesta”. Se mencionaba como las avenidas principales, Madero y Juárez, así como el Paseo de la Reforma se encontraban atestadas en espera de ver transitar a los presidentes saliente y entrante.
A la par, se mencionaba que, en el Estadio Nacional, desde las nueve horas, habían estado llegando “delegaciones de todos los partidos políticos, de todas las agrupaciones sociales, de todas las instituciones nacionales que procuraban tomar sitio en las graderías…En la arena del Estadio se levantaban las plataformas oficiales. Al frente, y la más elevada que el resto, se levantó, la plataforma de la presidencia del Congreso de la Unión en donde debería de rendir la protesta de ley, el presidente [Elías] Calles [Campuzano]”.
Tras de que arribaran los miembros del Legislativo, los invitados y las familias de los presidentes entrante y saliente, alrededor de las once horas el presidente del Congreso de la Unión, Filiberto Gómez Díaz, declaró abierta la sesión del Congreso General. Mientras tanto, en Palacio Nacional, los actores principales se disponían a marchar al sitio de la ceremonia.
“A las once horas treinta minutos, un agudo toque de atención anunció que los dos presidentes se disponían a salir. Todas las miradas convergieron en el histórico elevador y aparecieron los generales [Elías] Calles y Obregón, quienes subieron a un lujoso ‘Landeaux’ de la presidencia acompañados por dos representantes del Poder Legislativo y el Judicial”. Enfilaron con rumbo a las tres arterias mencionadas en el párrafo hasta la intersección con la Avenida Insurgentes, al llegar a la calle de Niza se giró a la izquierda para topar con la calle de Orizaba en donde tomaron hacia el sur para arribar al Estadio Nacional.
Mostrando una evidencia clara de que la pluma de el redactor de El Demócrata, quien respondía al nombre de Manuel Ramírez Cárdenas, estaba pletórica de aceite y melcocha, se indicaba que “Cuando los relojes marcaban las doce en punto, las fanfarrias militares dieron al viento sus toques de honor… el bélico aire de nuestro himno patrio, el marcial saludo de los soldados nuestros, el delirio general indicó que llegaba el presidente de la República…” Una vez que se colocaron en sus sitios respectivos, tras de escucharse una ovación atronadora, “se hizo el silencio, y puesto de pie el presidente, y estando todo el mundo puesto de pie, rindió la protesta con voz entera, dejando caer cada palabra, como si con ello quisiera llevar a la conciencia de todos, que aquello que dice es verdad; que ha protestado como los buenos, y que su entereza para rezar la protesta cívica es la entereza para cumplir la función democrática”.
Aquello, se dio en medio de “la expectación de todos los mexicanos y frente al silencio religioso que hacia marco al soberbio cuadro cívico que veíamos, las palabras sacramentales que se encuentran consignadas en la Constitucion General de la Republica [debería de decir Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos]”.
Tras de la protesta, “el presidente [Elías] Calles firmó el acta correspondiente, tocándole en suerte [al periodista oaxaqueño] Jacobo Dalevuleta [cuyo nombre real era Fernando Ramírez De Aguilar], que fuera con su pluma fuente que estampara su firma”. Un abrazo entre el presidente saliente y el entrante selló el acto para posteriormente abordar el vehículo y el nuevo gobernante se dirigió a su domicilio en Marsella 21 en donde recibió a funcionarios y amigos quienes fueron a felicitarlo. Hasta aquí el color, vayamos ahora a lo que Elías Calles Campuzano planteaba para construir el edificio que albergaría al Estado Mexicano Moderno.
Cabe mencionar que tras de su triunfo electoral, Elías Calles emprendió una gira por Alemania, Francia y los Estados Unidos. En Europa, a la par que se atendía de algunos problemas de salud que le aquejaban, se dio tiempo para realizar actividades oficiales y enterarse de como andaban las cosas por allá. En los Estados Unidos, el dos de noviembre de 1924, se entrevistó con el presidente Calvin Coolidge quien dos días después derrotaría en las urnas a su rival por el Partido Demócrata, John William Davis. La presencia del futuro mandatario mexicano en los EUA llamaba la atención y, en ese contexto, la cadena de periódicos propiedad de William Randolph Hearst decidió enviar a uno de sus redactores más conspicuos, Otheman Stevens, para que lo entrevistara. Al calce cabe mencionar que Hearst estaba muy lejos de imaginar la felpa que habría de sufrir a manos del estadista mexicano, un tópico que tratamos en un libro aún en búsqueda de editor. Pero retornemos a 1924 y vayamos a la entrevista.
Stevens le cuestionó acerca de la efectividad de la aplicación de las leyes agrarias y le indicó que, entre los extranjeros, existían muchas dudas al respecto, Elías Calles respondió: “La aplicación de las leyes agrarias ha producido, en parte, los beneficios deseados por los gobiernos revolucionarios, pero no se obtendrán de modo tal estos, en mi concepto, en tanto no se aborde el problema de las tierras de un modo completo e integral que comprenda , no solo la entrega de la tierra sino la garantía de su producción, haciendo que el que la reciba sea dotado también de semillas, agua, implementos y crédito necesario para el cultivo de la tierras. Ya he dicho que considero el sistema ejidal como un paso para conseguir el desiderátum de la pequeña propiedad que hará prospera y rica la agricultura nacional”. Aquí está una muestra de como pensaba un estadista, algo muy distinto a la perspectiva del tatismo cuyo objetivo único era crear productores de votos.
Cuando se le inquirió acerca de cuál sería el problema al que mayor tiempo destinaría para resolverlo, su contestación fue: “Los pilares fundamentales para el mejoramiento de las grandes colectividades de mi país y especialmente las masas obreras, campesinas o indígenas, son su liberación económica y su desarrollo educacional hasta lograr su incorporación plena a la vida civilizada. El problema de las tierras resuelto en la forma que he apuntado y que aumentará la producción agrícola y traerá la liberación económica del campesino, la educación de la población rural del país y la consolidación de los derechos y la protección legal del elemento trabajador de las ciudades y de los centros industriales serán los móviles preferentes de mi administración que, por lo demás, ha de desarrollarse a base de equidad y justicia para todas las clases sociales”.
Como es factible observar, el Estado Mexicano Moderno planteaba albergar seres económicamente productivos, preparados y bajo ninguna forma aspiraba a crear una serie de individuos dependientes de la dádiva gubernamental.
Al preguntarle sobre las relaciones con los EUA, dijo estar “absolutamente convencido de que el acercamiento cada día mayor entre los pueblos y entre los gobiernos de los dos países garantizará la cordialidad de nuestras relaciones con los Estados Unidos, y que estas relaciones serán cada día más cordiales por la comprensión más efectiva y practica que se está produciendo entre los componentes de ambos pueblos. Creo también que influirá de modo muy benéfico la relación personal y amistosa que se ha establecido entre las personalidades de aquel gobierno y el gobierno de México con motivo de mi último viaje”. Nada de que andaba coqueteando con orientales, nazis o fachos, estaba convencido de todo lo que implicaba la vecindad geográfica y con ellos se aliaba para construir el futuro.
Con respecto a los alebrestados en la rebelión delahuertista, sin mencionarlos por su nombre, dijo: “…sí esos elementos descontentos se van al campo de la rebeldía, serán debidamente castigados”. Lo que sucedió es de sobra conocido, don Adolfo terminó dando clases de solfeo en California, muchas vidas valiosas se perdieron inútilmente y los vivales de siempre continuaron sacando raja tras de que fueron derrotados. Eso no detendría la construcción del Estado Mexicano Moderno.
Se le interrogó sobre sí extendería el sistema educativo. Al respecto, precisó que “el problema educacional de las masas rurales será uno de los que preferentemente absorberá mi atención. Los sistemas especiales a este respecto serán estudiados en detalle por la Secretaría de Educación Pública; pero si puedo desde ahora marcar el lineamiento general de esos trabajos que consistirán no solo en combatir el analfabetismo sino conseguir un desarrollo armónico del espíritu de nuestra población campesina e indígena para que, como antes dije, pueda esta proporción tan grande de nuestro pueblo incorporarse plenamente a la civilización”. Eso era algo en lo que coincidía con otro estadista, Juárez García, nada de considerar a los indígenas como seres antropológicos e irse a sentar con ellos a comer tortilla con chile, lo importante era hacerlos parte activa del crecimiento del desarrollo y crecimiento del país.
Por lo que respecta a la inmigración fue muy claro al señalar que “…toda inmigración de hombres de buena voluntad que traigan a este país el contingente de su capital, de su inteligencia o de su esfuerzo será debidamente estimulado y apreciado”. Una verdad eterna que debe de prevalecer en México y en todo el mundo, el inmigrante no puede andarse vendiendo como un ente en busca de la dádiva.
En relación con la creación de un Banco Único, estimó que no podía “indicar con seguridad cuando funcionará este Banco; pero para lograr su establecimiento no hemos de escatimar esfuerzo, procurando fundarlos con los elementos y recursos interiores de nuestro país para que sea, como tiene que ser, dados sus propósitos, una institución netamente nacional y para el desarrollo del crédito y de los recursos nacionales”. El asunto no tardó mucho en concretarse, el 25 de agosto de 1925, se fundó el Banco de México.
Como se puede observar, la edificación el Estado Mexicano Moderno fue sustentada sobre la base de crear seres independientes generadores de riqueza. Nunca se tuvo al asistencialismo o el pobretismo como objetivos primarios. Sin embargo, a pesar de las desviaciones iniciadas a mitad de los 1930s, el material con el cual el edificio fue construido era de una calidad tal que permitió a México y a sus ciudadanos crecer y desarrollarse durante el Siglo XX. Aquello había sido erigido por un estadista, Plutarco Elías Calles Campuzano a quien, hoy en día, el oficialismo trata de ocultar pues sus acciones y figura opacan por mucho al que ellos idolatran. Antes de concluir, a quienes gustan de igualar al estadista de origen sonorense con el López del Siglo XXI, les pedimos una cosa, por favor, dejen de compararlos, aun en lo que critican al primero su estatura es muchas veces mayor a la del segundo. vimarisch53@hotmail.com
Añadido (25.03.08) Al observar la profusión con la cual al final de su gobierno le dio por repartir medallitas, nos hizo recordar aquella escena de la película “Su Excelencia” (1967), en donde el presidente de la Republica de Pepeslavia (representado por Carlos Riquelme), conectado poco con la realidad, y el embajador de la Republica de los Cocos (actuado por Mario Moreno, Cantinflas) se enganchan en un duelo por ver quien entrega más condecoraciones. Dado que, en el contexto del ahora, el galardón ha sido distribuido al por mayor, nos preguntamos a: ¿A quién le tocaría el equivalente a la de “El Cincel y el Martillo, La Cuchara y La Plomada y La Escofina en Grado de Gran Maestre”?
Añadido (25.03.09) Un par de pollos, de esos con experiencia amplia en lo de piar al ritmo que les marque la mano que los maicea, justifican la no invitación entonando una versión que los convirtió en filósofos de “no te juntes con la chusma…”, tú no eres igual que quienes van a ir a la fiesta. ¿Incluirían en ese grupo al señor de los billetes quien si fue convocado?
Añadido (25.03.10) ¿En verdad creen que alguien va a invertir un quinto cuando ni siquiera se sabe qué clase de Poder Judicial se va a tener lo cual implica incertidumbre jurídica, mientras la violencia e inseguridad prevalecen? Por favor, ese juego escenográfico ya lo hemos visto muchas veces, se anuncian proyectos de saliva por chorrocientos mil millones de buenos deseos.
Añadido (23.03.11) El pasado 15 de enero, la Agencia Católica de Noticias informó que el Estado de la Ciudad del Vaticano ha promulgado penas más severas para cualquiera que entre en su territorio, transgreda sus normas de seguridad, o viole su espacio aéreo sin permiso, amenazando a los infractores con multas y penas de cárcel. Se indicó que, mediante un decreto reciente, firmado por el cardenal Fernando Vérgez Alzaga, presidente de la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano, los infractores se enfrentarán a multas monetarias que oscilan entre 10,000 y 25,000 euros y penas de prisión de uno a cuatro años. Y luego nos critican a quienes indicamos que los dirigentes de la trasnacional más antigua operan bajo el apotegma “Hágase la voluntad de Dios [así llaman ellos a El Gran Arquitecto] en los bueyes de mi compadre”. ¿Alguien lo duda?
Through a recent decree, signed by Cardinal Fernando Vérgez Alzaga, president of the Pontifical Commission for Vatican City State, violators will face monetary fines ranging from 10,000 to 25,000 euros and prison sentences from one to four years.
For those who violate its tight security regulations, Catholic News Agency reported Wednesday.
The Vatican City State has enacted stiffer penalties on anyone entering its territory or violating its airspace without permission, threatening offenders with fines and jail time.