José Luis Parra
Una cosa es llevar el apellido, y otra muy distinta, cargar con la historia.
Luis Donaldo Colosio Riojas, senador plurinominal por Nuevo León —aunque con acta de nacimiento en Magdalena de Kino, Sonora—, aparece ahora como el puntero para la gubernatura de su tierra natal. Sí, de ese estado que no camina, no recorre, no abraza y, mucho menos, extraña.
Según una encuesta de Campaigns & Elections México, publicada el 20 de octubre, el junior encabeza las preferencias con holgura: en un primer escenario alcanza el 46%, contra 24% de Javier Lamarque (Morena), 18% de Antonio Astiazarán (PAN) y 12% del priista Rogelio Díaz Brown.
Y en un segundo escenario, sube al 54%, dejando a Astiazarán con 21%, a Patricia Mercado con 14% y al mismo Díaz Brown con 11%.
La muestra fue telefónica, con 600 sonorenses. Y, sí, confirma lo que ya se sospechaba: Colosio domina las preferencias para la elección de 2027… sin haber hecho nada por merecerlas.
Y ahí está el detalle.
Luis Donaldo nunca ha dicho que ama a Sonora. Ni lo ha insinuado. Su vida ha sido regiomontana. Su identidad, también. ¿Entonces? ¿Por qué esa insistencia de Movimiento Ciudadano en colocarlo como “opción natural”? ¿Será un buscapiés de los naranjas para medir reacciones? ¿Le preguntaron siquiera?
Lo cierto es que este movimiento tiene más aroma a laboratorio político que a impulso ciudadano. Y suena, francamente, a un experimento riesgoso: jugar con la nostalgia de los sonorenses para ver si todavía funciona.
Porque la verdadera candidatura en el corazón de muchos sigue siendo la del padre. Esa que terminó a balazos en Lomas Taurinas y que dejó una herida abierta en la historia moderna de México. El apellido pesa. El símbolo aún más. Y parece que alguien quiere cobrar esa factura con votos.
Pero cuidado. Porque si los sonorenses votan por Colosio, puede que no lo hagan por el junior, sino por el ausente. Por el mártir. Por el que no llegó. Y ahí empieza el problema.
El Colosito —que no ha ganado nada con votos— llegó al Senado por la vía plurinominal. Es decir, sin haber obtenido la confianza popular de ningún estado. Ni de Nuevo León, ni de Sonora. ¿Y ahora resulta que lo quieren sentar en el Palacio de Gobierno en Hermosillo?
La movida, claro, tiene otro fin: preparar su lanzamiento presidencial en 2030. Pero eso ya es otra historia. Por lo pronto, su posible incursión en Sonora suena más a simulación que a vocación. Y los sonorenses, que no se cuecen al primer hervor, podrían terminar votando con el corazón… para luego arrepentirse con la cabeza.
Sí, Colosio Riojas puntea en las encuestas. Pero sigue sin dar una señal de vida sonorense. Mientras tanto, el apellido sigue facturando. Pero no siempre alcanza con llamarse Luis Donaldo.