Claudia Rodríguez
Ha sido tal la espiral de aceptaciones gremiales y de grupos de distintas corrientes, enfoques y tareas para con Andrés Manuel López Obrador, el presidente de México que entrará en funciones hasta el primero de diciembre; que de manera muy temprana, apenas un día después de la cita ciudadana en las urnas y el resultado del conteo rápido que le fue más que favorable, tuvo que dejar el discurso de campaña para empezar a dar explicaciones de cómo hará para gobernar y sobre todo, para cumplir sus promesas de campaña.
A la acción mayoritaria de los votantes de entregar a López Obrador la mayoría de los sufragios para la Presidencia, sin duda se vieron muchas accesiones en cascada, muy distintas incluso a si el ganador hubiera sido uno más del sistema que tanto hartazgo produjo entre los mexicanos.
El caso es que ya se demanda a Andrés Manuel, acciones de las que legalmente está impedido e incluso parece que el desgaste del mismo es ciertamente temprano cuando ha tenido hasta que enmendar la plana mediática sobre la exposición de acciones y tiempos de quienes serán los funcionarios públicos que le acompañarán en su empresa de gobernar a México.
El momento de responder a los mexicanos es aún de la Administración comandada por Enrique Peña Nieto quien tiene a cargo dirigir al país hasta el mismo momento que entregue la banda presidencial a López Obrador, el primer día de diciembre. De igual forma, reclamos, solicitudes y más, hay que direccionarlos aún, hacia Los Pinos. Aunque esto parezca que va viento en popa y la escena pública sea acaparada por el mismo interés de los medios por López Obrador, hay quienes tienen que hacer sobre todo una última tarea de relevancia e interés para todos que va más allá de la entrega-recepción institucional.
Es la rendición de cuentas como proceso administrativo al término de un Gobierno; que de acuerdo con los lineamientos de la misma Secretaría de la Función Pública (SFP), aprobados el mes de julio de 2017; debe hacerse para los programas, proyectos, acciones, compromisos, información, asuntos, recursos y situación que guardan las dependencias, órganos administrativos desconcentrados y entidades de la Administración Pública Federal, la Procuraduría General de la República (PGR), y todas y cada una de las empresas productivas del Estado.
Esto quiere decir, que los priistas tienen que vaciar la casa del Ejecutivo federal, pero ante todo, rendir cuentas.
Se diría acaso que es el momento preciso y último en que los mexicanos escuchemos las cosas que contaron, como lo hicieron y cómo quedan, más allá de la publicidad en torno al jefe del Ejecutivo, y entonces sí, aplaudir o escuchar la rechifla estruendosa y colectiva.
El corte de caja falta, con todo y el esclarecimiento de desfalcos a las arcas públicas.
Acta Divina… El presidente Enrique Peña Nieto afirma que esta transición de Gobierno será pacífica.
Para advertir… También transparente, por favor.
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