El primer debate presidencial en México nos dejó clara una verdad innegable: la futura presidenta de nuestra nación necesita de la tecnología. Me di a la tarea de analizar las propuestas tecnológicas de los candidatos de Morena, PRI-PAN-PRD y MC, cada una reflejando una visión particular de cómo la innovación podría ser la llave para desbloquear el potencial de México.
La digitalización de trámites tiene mucho que dejó de ser una novedad y se convirtió en una necesidad básica en cualquier gobierno del mundo, algo que Claudia Sheinbaum entendió bien durante su tiempo como Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, con la creación de la Agencia Digital de Innovación Pública (ADIP). Esta funciona como una plataforma integral que centraliza diversos servicios gubernamentales con la finalidad de hacer más sencilla la manera en que interactuamos con el gobierno, lo cual, al menos en papel, debería hacer todo más eficiente y menos enredado con burocracia.
Si miramos ejemplos internacionales, como Gov.uk en el Reino Unido, vemos cómo la digitalización puede cambiar radicalmente el acceso de la gente a los servicios del gobierno, demostrando que es totalmente factible y beneficioso simplificar y centralizar los servicios a través de la tecnología.
En el campo de la salud, la proposición de Xóchitl Gálvez, candidata de Fuerza y Corazón por México, de utilizar la inteligencia artificial y la tecnología blockchain significaría un avance hacia la modernización y seguridad de nuestros sistemas de salud. La idea de una tarjeta Mi Salud, basada en blockchain, por ejemplo, trae a la mente el éxito de sistemas similares en Estonia, donde la seguridad de los datos médicos se ha fortalecido gracias a esta tecnología. Sin embargo, mientras el potencial de esta herramienta sería excelente, su implementación en un país con una infraestructura digital aún en desarrollo como México plantea interrogantes sobre la viabilidad y la seguridad de los datos.
La propuesta de Jorge Álvarez Máynez, candidato de Movimiento Ciudadano, de invertir el 1% del presupuesto en Ciencia y Tecnología es sin duda un paso importante hacia el fortalecimiento de México en el escenario global de la innovación. Comparando con otros países, México actualmente invierte una fracción de lo que destinan naciones líderes en innovación como Corea del Sur e Israel, los cuales destinan alrededor del 4%. Este incremento en la inversión promete cerrar la brecha tecnológica, permitiendo a México no solo consumir tecnología, sino que incluso podría crearla y exportarla. Esta inversión no solo nos acercaría a los niveles de países líderes en desarrollo tecnológico, sino que también marcaría un cambio fundamental en cómo abordamos los retos futuros en salud, educación y seguridad.
Aunque las propuestas tecnológicas presentadas en el debate son un buen punto de partida, la realidad es que aún nos queda un largo camino por recorrer para aprovechar plenamente el potencial de la tecnología en México. La digitalización de trámites que impulsó Claudia Sheinbaum en la Ciudad de México es solo la punta del iceberg. Necesitamos expandir estas iniciativas, no solo para simplificar la burocracia, sino para transformar de manera integral cómo el gobierno y los ciudadanos interactúan, mejoran la educación, la salud y la seguridad mediante el uso inteligente de la tecnología.
Es evidente que para lograr una transformación tecnológica significativa, debemos mirar hacia los líderes globales en innovación y adaptar sus estrategias a nuestra realidad, no es inventar el hilo negro, simplemente hay que seguir los pasos de quien lo ha implementado y ha tenido éxito. Países como Estonia se han convertido en referentes de cómo la tecnología blockchain puede revolucionar los servicios públicos, mientras que en Singapur, las ciudades inteligentes están mejorando ampliamente la calidad de vida de sus habitantes.
Más allá de adoptar estas tecnologías, yo soy un ferviente creyente de que es crucial fomentar una colaboración más estrecha entre el gobierno y el sector privado. Las empresas tecnológicas nacionales e internacionales pueden ser aliadas fundamentales en este proceso, aportando su conocimiento, innovación y recursos. La triste realidad es que el gobierno no puede solo. Por ejemplo, la participación de empresas en el desarrollo de infraestructura de internet de alta velocidad en áreas rurales podría ser algo relativamente sencillo que podría abrir nuevas oportunidades de educación y negocio.
También debemos impulsar fuertemente la inversión en ciencia y tecnología, superando el actual porcentaje del PIB que dedicamos a este sector. Esto no solo fomentaría la investigación y desarrollo dentro del país, sino que también prepararía a nuestra fuerza laboral para los desafíos del futuro, cumpliendo mi sueño de que algún día México no solo sea un consumidor más de tecnología, sino también un creador.
Aunque las propuestas presentadas son un buen inicio, necesitamos ampliar nuestra visión. Aprovechar la tecnología para transformar la sociedad requiere de una estrategia integral que incluya la digitalización de servicios, la adopción de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial y el blockchain, y una colaboración continua entre el gobierno y el sector privado. Siguiendo los ejemplos de otros países y trabajando de la mano con las empresas, México puede superar sus desafíos actuales y abrirse camino hacia un futuro tecnológicamente avanzado.
Norberto Maldonado