Claudia Rodríguez
Coinciden economistas de cualquier parte del mundo, en que la fórmula para atajar la pobreza en la que viven millones de habitantes en distintas naciones es sólo una, y consiste en el crecimiento de la economía y el dinamismo de la misma, que conlleva de forma natural no sólo a la creación de empleos y a la capacidad de compra, sino también al acceso desde agua, energía, capacidad de compra, servicios de salud y educación, así como a la conformación de patrimonio propio y hasta créditos.
Por años, en espacio de sexenios, la clase media cuya movilidad social en el mejor de los casos se encuentra estancada; es la que ha mantenido la economía doméstica y a vez aporta para el trabajo asistencialista de los gobiernos en turno.
Los casi 60 millones de pobres en México, no deben seguir viviendo de una política de dádivas que no les da oportunidad alguna. Es como vivir en una prisión sin sentencia.
El escenario para la clase media cada vez más pauperizada empieza a reflejarse en los estadios de quienes menos tienen y tampoco oportunidades para conseguir algo más.
Ya basta de aplaudir a gobernantes y candidatos que prometen no sólo la compra de nuestro sufragio, sino también tarjetas para jóvenes, madres solteras, personas de la tercera edad, estudiantes; o despensas y hasta centros de salud y educativos como dádiva.
Todos los mexicanos necesitamos nuestra dignidad intacta que empieza por sentirnos seguros sin espacios violentos; y el acceso a distintos ámbitos de desarrollo y en su caso, remuneración económica.
No nos equivoquemos. La pobreza no sólo se mide en pesos, también en oportunidades y estas se están escaseando.
El dinamismo de la economía requiere del “remedio y el trapito”. El primero es cátedra de economistas y el segundo empieza por destinar los recursos nacionales con transparencia y eficiencia a lo toral y dejar de lado la disposición a discreción por quienes nos gobiernan y administran.
Los programas de combate a la pobreza deberían decrecer si es que han funcionado y no ir en aumento como se están proponiendo en esta nueva edición de campañas electorales.
El mercado de los pobres con los que se obtienen votos casi por amenaza puede reventar en cualquier momento y revertirse al dadivoso exigente y mezquino.
Oportunidades, no dádivas.
Acta Divina… “México debe dejar política asistencialista”: presidente Enrique Peña Nieto.
Para advertir… Pero si en esta fincan ganar elecciones
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