Redacción MX Político.- Imagina lo siguiente: has estado luchando en una guerra intratable durante seis años. Peleas por el ejército de los medos; tus enemigos jurados son los lidios. Pero después de media década, después de que se haya derramado tanta sangre, los Dioses no muestran ningún favor a ninguno de los bandos.
Por cada batalla que tus ejércitos han ganado, los lidios han salido igual de victoriosos. Estás cansado. Te quieres ir a casa. Quieres ver a tu familia. Y si la guerra continúa, no hay razón para creer que no te enterrarán también.
Si solo los Dioses pusieran fin a esta locura…
Prácticamente, tanto los medos como los lidios luchaban por el control de Anatolia (Asia Menor, que incluye la actual Turquía). Pero esa historia no es tan interesante como la que nos cuenta el historiador griego Heródoto.
En The Histories, relata que los medos habían contratado a un grupo de cazadores escitas para que los ayudaran a recolectar alimentos. Cuando los escitas no lograron cazar ningún juego, el rey de los medos se enfureció y lanzó una lluvia de insultos.
¿Qué tan mordaces fueron sus insultos?
Aparentemente, tenían suficientes púas como para llevar a los escitas a un cruel acto de retribución. Si era carne lo que el rey quería, era carne lo que conseguiría… La carne de uno de sus propios hijos, vestida y cocinada como un juego salvaje.
Antes de que se descubriera la verdadera naturaleza de la fiesta, los escitas huyeron. Corrieron hacia los lidios. Cuando el rey de Medes exigió que fueran extraditados, los lidios se negaron y así comenzó la sangrienta batalla de seis años. O eso dice Herodoto. Tal vez solo estaban luchando por Anatolia. Mientras tanto, en la ciudad de Mileto, un hombre muy inteligente ponderaba los cielos.
De nombre Thales, fue matemático, filósofo y científico antes de que existiera esa noble profesión.
Fue lo suficientemente inteligente como para usar la geometría para calcular la altura de las pirámides y la distancia de los veleros. Fue lo suficientemente inteligente como para rechazar los modelos mitológicos del mundo, insistiendo en cambio en el uso de teorías e hipótesis. Fue lo suficientemente inteligente como para que Aristóteles (sí, ese Aristóteles) lo considerara el primer verdadero filósofo griego.
Y si los libros de historia tienen razón (por ejemplo, Cicerón y Plinio el Viejo), fue lo suficientemente inteligente como para predecir con precisión un eclipse solar.
Científico, autor y hombre con patillas imposiblemente grandes, Isaac Asimov describió la predicción de Thales como “el nacimiento de la ciencia”.
Suponiendo que el eclipse de Thales fue el que se vio sobre el río Halys, marca la predicción científica más antigua conocida que puede confirmarse históricamente de manera precisa e independiente.
Lo que hace que la predicción de Thales sea notable es que no tenemos forma de saber qué datos usó; ha habido sugerencias, pero ninguna de ellas satisface todos los criterios necesarios para hacer una predicción precisa.
La etimología de eclipse (del Diccionario de etimología en línea):
C. 1300, del francés antiguo eclipse “eclipse, oscuridad” (12c.), del latín eclipsis, del griego ecleipsis “un eclipse; un abandono”, literalmente “fallar, abandonar”, de ekleipein “abandonar un lugar habitual, dejar de aparecer, ser eclipsado”, de ek “fuera” (ver ex-) + leipein “irse” (de la raíz PIE * leikw- “irse”).
Considere eso: desde el 1300 en adelante, tenemos “oscuridad”.
Pero, cuando retrocedemos en el tiempo a la raíz protoindoeuropea, llegamos a “salir”.
Me imagino que ambas definiciones se ajustan a lo que experimentaron los lideos y los medos en las orillas del río Halys en el año 585 a.
Una sensación de ser abandonado por los mismos Cielos, temblando en la oscuridad.
El cargo El eclipse solar que ayudó a poner fin a una guerra de seis años en 585 a. apareció primero en Noticias MX Político.