En el centro del debate tecnológico y político actual en Estados Unidos se encuentra TikTok, la aplicación china que ha conquistado a millones de usuarios alrededor del mundo con su formato de videos cortos. Sin embargo, esta popularidad ha llevado al gobierno estadounidense a plantear serias preocupaciones sobre su seguridad nacional, proponiendo la iniciativa de decirle adiós la aplicación en su territorio.
La razón principal detrás de este escrutinio se centra en la propiedad de TikTok por ByteDance, una empresa china, lo que suscita temores de que los datos de usuarios de Estados Unidos puedan ser accesibles por el gobierno chino. Y no es que los estadounidenses sean unos paranoicos, dado el marco legal en China que podría obligar a las empresas a cooperar con las autoridades en cuestiones de inteligencia, lo que representa un potencial riesgo de espionaje y manipulación de la información.
Además, la influencia de TikTok en la esfera pública ha crecido a tal punto que existe un temor adicional respecto a su capacidad para moldear el discurso político y social, potenciando aún más las inquietudes sobre la seguridad nacional y la integridad democrática.
En respuesta a lo anterior, la Cámara de Representantes de EE. UU. aprobó una legislación que exige a ByteDance desinvertir TikTok a una entidad no china en aproximadamente seis meses o enfrentar una prohibición en las tiendas de aplicaciones estadounidenses. Esta medida subraya la seriedad con la que el gobierno está abordando este tema, aunque su futuro es incierto ya que aún debe pasar por el Senado, quienes están siendo más cautos con el análisis de la propuesta, a diferencia de los diputados.
Más allá de las implicaciones directas para TikTok y sus usuarios, esta situación destapa una caja de Pandora de repercusiones económicas y políticas, especialmente para gigantes tecnológicos estadounidenses como Apple y Tesla que tienen importantes operaciones en China. Estas empresas probablemente se encontrarán en el fuego cruzado de una posible escalada en la guerra comercial y tecnológica entre Estados Unidos y China.
Apple, con un significativo 18% de su negocio proveniente de China, podría ver una reducción en este mercado, potencialmente cayendo a un 12%-15% en el caso de una guerra comercial por la situación de TikTok. Esto representa no solo un golpe a las ventas directas, sino una amenaza a su posición en uno de los mercados de consumo más grandes y de crecimiento más rápido del mundo.
Por otro lado, Tesla podría ver disminuir su participación de mercado si China decide tomar represalias. Con aproximadamente el 23% de sus ingresos provenientes de China en 2023, cualquier represalia podría significar una disminución notable en sus ingresos.
La posibilidad de que China responda a una prohibición de TikTok mediante campañas de daño de marca o restringiendo las operaciones de estas compañías en su territorio, agrega una capa de incertidumbre y riesgo para el futuro económico de Apple y Tesla, entre otras empresas estadounidenses.
El creciente nacionalismo económico en China, donde los consumidores y el gobierno favorecen cada vez más a las marcas locales sobre las extranjeras, podría potenciar estos efectos. La decisión del gobierno chino de reducir el uso de iPhones entre sus empleados, debido a “preocupaciones de seguridad”, y fomentando dispositivos de Huawei, es un indicativo claro de esta tendencia.
En este contexto, la situación de TikTok resalta las tensiones en la intersección de la seguridad nacional, la libertad de expresión, y la competencia global. A medida que Estados Unidos y China continúan por este tenso momento, será de suma importancia que ambos gobiernos avancen cautelosamente, dado que las decisiones de hoy podrían redefinir el futuro de la innovación tecnológica, la economía global y la dinámica del poder internacional.