-Victor Roccas.
“La causa de la irreversible y creciente estupidez humana es la atrofia de la consciencia individual y la voluntad propia que hacen obsoleto el razonamiento crítico, tal cual el destino de la humanidad es el abandono de la inteligencia a cambio de frivolidad, egoísmo y sobre todo miedo.”
-V. Roccas.
¿Hacia a dónde nos dirigimos, la humanidad, el ser racional?..
Terrible sin duda reconocer que la respuesta ya está frente a nuestros ojos y no tenemos la consciencia, ni la voluntad por supuesto, para reconocerla.
Este mundo, esta sociedad, la humanidad misma, está repleta de falacias que se manipulan como verdades, algunas incluso como mentiras piadosas pero en realidad sobrevivimos evadiendo miedos, cada día más miedos, algunos lo suficientemente poderosos para recordar que emergieron en los albores de la humanidad y otros, la gran mayoría, han nacido en una sociedad totalmente frívola, egocéntrica, narcisista, vulnerada profundamente por la ambición, la hipersexualidad, el consumo, la fe y la esperanza, entre otros nuevos miedos sembrados por algunos y cosechados prácticamente por todos nosotros.
Se asevera desde los sótanos del poder fáctico que los seres humanos no pueden ser iguales, ¡Qué no deben ser iguales!, ¡Qué la igualdad enmohece, atrofia, pudre, estanca! Que no existe la igualdad posible, sin embargo yo sostengo que existe y se dispensa como igualdad marginal, aquella que no se reconoce, una igualdad que nos aterra reconocer por que no aceptamos la perdida de identidad propia, la individual primero y luego la social, pero que sirve perfectamente para los propósitos del sistema político y en donde esa igualdad es imprescindible, ineludible. Esta igualdad no es por supuesto la igualdad de derechos sino la igualdad de necesidades creadas, inculcadas, sembradas en la mente y existencia de todos nosotros.
Hoy día repetimos, sin razonamiento de por medio, que la educación esta en declive, pero la realidad es que la educación ha evolucionado tanto que jamás dimos cuenta del objetivo final de la educación por más que se advirtió históricamente su real función desde sus inicios como la religión, las monarquías, los imperios, los reinados y hoy con las democracias modernas reduciéndose simplemente al adoctrinamiento del individuo para insertarlo como un engrane funcional, laborioso e igual en un sistema generado desde un poder jerárquico vertical, un engrane perfecto, eficiente, esforzado en la cadena de producción que detentan los dueños del sistema mundial, un sistema en el cual todos los engranes deben ser iguales, necesarios en conjunto pero cada uno por su cuenta dispensable, obsoleto, defectuoso, intercambiable, incluso peligroso.
Al sistema entonces le interesa que el individuo se eduque, que sea educado con un molde de forja, perfecto, no le interesa que el ser humano común sea individualista y mucho menos diferente sino parte de una remesa de millones, miles de millones de engranes troquelados igualmente para obedecer, para seguir y aceptar, normas y mandatos so pena de exclusión y deshecho, un engrane que trabaje incansablemente para el sistema y nunca para si mismo, un engrane que busque siempre parecerse a otros engranes, engranes que aún a pesar de reclamar son diferentes terminarán igualándose a otros que dicen también ser diferentes, pues al contraparte de todos esos engranes existen los motores del sistema, los que generan el movimiento, aquellos que han sido instruidos aparte para energizar el movimiento, para disparar la voluntad, jamás para ser engranes, aquellos que han nacido para ser generadores y potenciadores, aquellos sin quienes los engranes ya troquelados (educados) sólo serían rondanas idénticas apiladas sin más función que oxidarse juntas colapsando en el sistema, lo cual resulta ser el mayor terror de millones de engranes por que un engrane que no gira en un sentido u otro bajo impulso ajeno no sirve.
En ello reviste la importancia de educar en uniformidad, igualmente y consistentemente en la evasión del pensamiento crítico aturdiendo con información cada día más irrelevante, más absurda, más superficial, insustancial, creando controversias infames en cada rincón de la vida pública, política, por ello la importancia de lubricar perfectamente a los engranes a modo de evitar el desgaste, el calentamiento y sobre todo eliminar los residuos de engranes que han perdido su calidad y funcionalidad.
La educación por tanto ha resultado todo un éxito pues se ha distanciado abismalmente de su prerrogativa primordial; capacitar al individuo para usar su propio razonamiento, un individuo habilitado para alimentar y utilizar el sentido común y estructurar una propia consciencia y en ello una consciencia social, discernir entre la información relevante, el ruido y la estática, analizar la historia, la ciencia, etc, en conjunto con herramientas esenciales como el pensamiento filosófico, todo lo anterior malogrado gracias a la educación como un excelente lubricante de la inconsciencia.
Igualmente el sentido común se ha corrompido en su base (lo colectivo), el sentido común se sustenta en la cultura, las costumbres y por ello en algunos casos puede hermanarse con la moral y distanciarse de la ética pues el sentido común obedece al entendimiento y obediencia de la sociedad obligando al pensamiento imperante por la mayoría, está de más profundizar cuál es el sentido común y su valor actual en esta sociedad cada día más “estupidizada”, más banal, embrutecida, un sistema de engranes que incluso se amoldan por presión mecánica a la funcionalidad del sistema, algo así como un auto-troquelado.
Y es cuando, estimado lector, vale la pena preguntarse; ¿Realmente estamos capacitados como conjunto de individuos para diseccionar la información que recibimos cotidianamente, hacerlo a través de un pensamiento crítico para alcanzar una consciencia social apegada a la realidad y por fin, en un acto de voluntad propio, resulte de lo anterior detener el sistema? ¿Es decir elegir y actuar bajo propia voluntad y responsabilidad y no bajo la influencia de quienes nos aceitan con sus verdades y nos impulsan como engranajes satélites?¿Estamos listos para ser otra cosa que simples engranes funcionales del sistema?
Lamentablemente la respuesta es un rotundo no, la gran mayoría de las personas son engrasadas por información que sólo es relevante tras ser autorizada por terceros, y son esos terceros, agentes impulsores, personajes con influencia ostentada por popularidad o intelectuales (orgánicos o no), los motores y generadores del sistema quienes califican la información creando verdades o mentiras artificiales, disfrazando la realidad a conveniencia e imponiendo su pensamiento y voluntad sobre el engranaje orbital contiguo siempre por la potencia del poder imperante.
Así se dispensa la democracia moderna y esta cacareada democracia mexicana no es la excepción.
Por ello mismo se nos dice con falacia y hasta el cansancio que creando empleos y educación de calidad puede acabarse con la pobreza y no con limosnas clientelares, es decir con trabajo, mucho trabajo y más trabajo, hasta que cada engrane se desgaste, se quiebre o colapse y sea intercambiado reiniciándose el ciclo de trabajo para beneficio de quien decide el sentido en que rotan los encastres, entretanto desde la esquina contraria un acoplamiento espejo del mismo sistema cual engrane diferencial nos promulga hasta el hastío que los programas sociales, asistenciales, populares, son la respuesta al oprobio de la desigualdad social, garantizado la calidad de los nuevos engranes con mejores tolerancias para no ser otra cosa que engranes gemelos del sistema que giran en sentido opuesto.
En todo lo anterior y gracias a la educación cada día más eficiente prácticamente todos ignoran por fe, esperanza, creencia, competitividad, ambición, revancha, controversia, odio, conveniencia, etc, que es obligación de cada gobierno/administración en acompañamiento con el estado garantizar bienestar integral a cada individuo dentro de su jurisprudencia ¡Más allá de la creación de empleos, benevolencia de empresarios, caridad de multimillonarios, intereses de inversión privado, etc! ¡Más allá de programas de apoyo social, programas clientelas, acarreo electoral, etc!.¡Mucho más allá de procurar sólo engranes y motores en una línea de producción de mercado y consumo!
Por qué el objetivo del ser humano social debe ser la igualdad de derechos y la equidad de oportunidades, el desarrollo que trascienda las necesidades básicas y sobre todo de aquellas necesidades creadas artificialmente por el mercado y el capital, es decir el consumo. Sin embargo el pensamiento que se enarbola actualmente es trabajo, más trabajo, mucho trabajo, más esfuerzo de cada engrane hasta el sacrificio, más oportunidades, ofertas de trabajo y posiciones para emplear más engranes, pues para la socialdemocracia tanto como para el capitalismo y el neoliberalismo la respuesta a todo está en la disminución del individuo a su mínima expresión social, un pinche engrane parte y cliente que permita al mercado y capitales privados plusvalía sin impedimento, las sociedades enteras creando un sistema en donde el mercado y sus leyes sean motor y energía y los individuos engranes iguales muy bien troquelados y mejor aceitados.
Al final la cualidad más excepcional del humano, el razonamiento, se extingue para crear una nueva raza de individuos sólidos en disfunción pero carentes de opción, piezas homogéneas destinadas a servir al sistema oligárquico sin otro cometido que girar “felizmente” diente con diente y que únicamente existen en su apariencia que resulta del miedo a perder una identidad que ya no existe como otra cosa que un triste engrane que no puede girar libremente ni por propio impulso.
-V.Roccas.