Claudia Rodríguez
“Decidimos no tener hijos”
La tasa de natalidad reportada para el 2018 por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), confirma la tendencia de la baja demográfica que se va configurando en el país a causa de factores individuales, sociales y de decisiones políticas de los Gobiernos en turno.
La gran mayoría de adolescentes y jóvenes mexicanos, van advirtiendo con mucha zozobra, inquietud y hasta miedo, no sólo los escenarios futuros, sino también su entorno presente cada vez más caótico y temible.
Mucho se ha investigado sobre las decisiones personales del porqué, quienes han nacido a partir de la década de los 90´s y hasta el 2006 y con instrucción académica en conjunción con su correspondiente edad, verbalizan cada vez más su clara intención de no tener hijos e incluso de no contraer matrimonio. La declaración de abstenerse a ser padres, parte de la realidad que cada de uno de ellos advierte: enfermedades, epidemias, educación pública desfasada de las exigencias del mercado vs. educación privada encarecida, multiplicidad de carreras profesionales a cursar que no ayuda a definirse en el restringido campo de trabajo, carestía familiar, reducción de plazas de empleos, de salarios y hasta de montos de jubilaciones, inseguridad y violencia, divorcios múltiples y pleitos familiares.
Se rompe el costumbrista modelo de unidad social
El INEGI, confirma que la tasa de natalidad en el país tuvo una reducción de 3.3 por ciento en 2018 con respecto a 2017. Los alumbramientos fueron de 2 millones 162 mil 535 personas el año anterior, mismo que mostró una reducción de 71 mil 504 nacimientos que en 2017, lo que corresponde al tercer descenso más pronunciado de estos registros durante la última década.
En tanto, en el rubro de matrimonios celebrados, continúa la tendencia a la baja. En 2018 se registraron 5.9 matrimonios por cada mil habitantes, por debajo de 6.3 por ciento de un año atrás y que igual se ubica como la más pronunciada de la última década.
El México envejecido
Muy cierto que la raza humana no está en peligro por la decisión en general de las nuevas generaciones –sobre todo de las gestantes–, a no tener hijos, como va sucediendo en México, no obstante; todo tiene sus pros y contras.
Aunque los pros de la baja demográfica señalan a priori, incidirán en más recursos para todos y más oportunidades para todos, incluso para el mismo planeta, se olvidan de que los contras tienen su peso específico importantísimo.
La baja considerable de alumbramientos en México acarreará a mediano y largo plazo, principalmente distintas crisis en las áreas de producción y de la economía nacional, como ya sucede en otras latitudes, específicamente en los países europeos.
Ante el diagnóstico del comportamiento de la tasa de nacimientos en el país, lo que urge es una planeación demográfica, misma que se dejó un tanto en el abandono hace ya cuatro décadas; pero no sólo eso, lo más importante es invertir en mejorar los entornos en los que se desenvuelven los niños y los jóvenes de hoy y del futuro.
Reto muy difícil, no continuar en la ruta de defraudar a nuestras juventudes.
Acta Divina…Actualmente, el país se encuentra en una coyuntura que lo coloca como el décimo más poblado del mundo, con 125.3 millones de habitantes, rebasando a Japón desde 2017. El 49 por ciento de la población mexicana es masculina y 51 por ciento es femenina, con una estimación de 746 mil defunciones anuales y 2.19 millones de nacimientos en 2018. La tasa global de fecundidad es de 2.1 hijos por mujer, mientras que la esperanza de vida para los hombres es de 72.2 años y de 77.9 para las mujeres. Asimismo, la tasa de mortalidad infantil es de 13.38 defunciones por cada mil nacidos vivos y la tasa de crecimiento total es de 1.01 por ciento: refiere estos datos, la CONAPO.
Para advertir… No les falta la razón de sus excusas a los jóvenes, para cambiar el modelo de integración social.
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