La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Del Mio Cid lo único que tienen es el síndrome, no los palmareses
La renuncia de cuatro senadores al PRI, dio pie a un dimes y diretes, que muestra en todo su esplendor al ex partidazo, no hay ni a cuál irle.
Por una parte, los ofendidos legisladores, se autodefinen como ‘congruentes’ con el interés de la nación al separarse de su partido porque, Alejandro Moreno, ha dejado de lado la plataforma ideológica basada en los principios de la Revolución Mexicana.
No sobra decir, que Osorio Chong, Nuvia Mayorga, Claudia Ruiz Massieu y Eruviel Ávila, fueron cuatro connotados integrantes del peñato, el sexenio de la Casa Blanca, la Estafa Maestra y los desaparecidos de Ayotzinapa que, entre otros entuertos, fueron el resultado de elevar la corrupción a política pública, asunto que, por cierto, los aludidos nunca denunciaron, por lo tanto, se convirtieron en cómplices por omisión.
Por su parte, la reacción de Alito y Moreira, raya en la negación del principio de realidad, toman las cosas como si se trataran de un chisme de vecindario y no de la fractura de su precaria bancada senatorial, se refugian en la falaz estrategia, de que la noticia muera en términos mediáticos.
Hace muchos, pero muchos años, que el PRI abandonó cualquier atisbo de compromiso con los sectores vulnerables, pero eso sí, mientras la maquinaria electoral seguía dando resultados, no había fijón, el mea culpa, viene cuando se cierran las opciones de seguir pegados a la ubre presupuestal, es cuando surgen los cambios de camiseta.
Cómo estarán las cosas en el tricolor, que Javier Duarte, hospedado en el Reclusorio Norte, dibujó de cuerpo entero a Osorio Chong, al definirlo como un gran traidor y uno de los responsables del actual estado de cosas en el país. No tienen remedio.