Claudia Rodríguez
No se puede negar, que María del Rosario Robles Berlanga, se haya colocado en el centro de la polémica desde hace algunos años, lo cual no precisamente quiere decir, que ella en sí, sea polémica. Más bien Doña Rosario, aun titular de la Secretaria de Desarrollo Social Territorial y Urbano (Sedatu) en este sexenio, ha sido peón de la polémica, pero muy participativa.
Al menos en este espacio, las líneas se han ocupado de Robles Berlanga, en una docena de veces, y en todos los casos queda la idea, no sugerida, sino por hechos verídicos, de que ha sido usada –aunque ella intente aparentar lo contrario–, y hasta enamorada como ella lo confesó en su momento: fuera engañada.
María nació y creció políticamente al amparo del Partido de la Revolución Democrática (PRD) –que hoy se muestra en un proceso de autoliquidación–, pisando fuerte desde finales de la década de los 80 y entre otros encargos, no sólo fue dirigente nacional de los perredistas, sino que incluso sustituyó al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano como primer jefe de Gobierno del Distrito Federal electo, en el 1998; cuando el mismo se lanzaba por tercera vez a la empresa de la candidatura presidencial del PRD.
La señora Robles, economista de profesión, tenía simpatías extensas; incluso más allá de la militancia y seguidores perredistas. Su muy público patrimonio consistente en una casa en la colonia Coyoacán de en la capital del país, un modesto auto y exigua cuenta bancaria; le agregaban credibilidad.
Pero todo lo anterior, quedó muy atrás, Rosario ya no es ni la sombra de lo que era, y todo ese cambio, precisamente al amparo del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Rosario y más priistas, se quejan en estos días del trato que los diputados del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), le dieron durante su comparecencia apenas esta semana. Pero vaya que ella entró al juego al presentarse vestida de blanco, como inmaculada y hasta se llamó ahí mismo víctima de violencia de género. Nada de eso. Hay evidencias de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), de lo que se le imputa a la Rosario peñista.
Ella debe recordar como fue aplaudida, cuando desde la Jefatura del Distrito Federal, inició una investigación contra el ex regente de la ciudad, el priista Óscar Espinosa Villarreal por el supuesto delito de peculado. La misma María del Rosario lo acusó de haber desviado recursos públicos a grupos priistas como Antorcha Popular; en donde la ahora al servicio del PRI, argumentaba que estos actuaban como grupos de choque contra el Gobierno de la capital de la Nación.
Rosario le entró al juego priista de la corrupción y hoy se ve en un espejo que tantos dividendos políticos le trajo; pero igual hoy se refleja en los lodos que ella veía en Espinosa Villareal.
Sabía con quién jugaba y cuánto se quemaba.
Ella perseguidora pero no quiere ser ni siquiera señalada.
Sí debería preocuparse ya y mucho, Doña Rosario.
Acta Divina… “Rosario no te preocupes, hay que aguantar”: Así le dijo el presidente Enrique Peña Nieto, en abril de 2013, ante las denuncias de desvíos en la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol)
Para advertir… Lo que Rosario no previó, es que el poder es finito y siempre cambiante.
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