homopolíticus
- Casi Todo Morelos Tiene Miedo
En noviembre de 1982, siete meses después de iniciar su sexenio, el gobernador Lauro Ortega [†] cesó a toda la policía judicial —una treintena de agentes perseguían el delito en todo Morelos.
Tres años después, el cinco de abril, viernes, cesó a toda la policía judicial [50], su director Alberto el Venado Gómez incluido, a los agentes del MP [24] y al procurador de Justicia, Alejandro Galván. Los sustitutos fueron Daniel Montiel y Fernando Román Lugo, en ese orden.
En el segundo caso, Últimas Noticias segunda edición, tituló: Cesan en Morelos al Procurador de Justicia, así, con altas y bajas. Al día siguiente, la nota fue jerarquizada en el cintillo de Excélsior, Limpia Total en la Procuraduría de Justicia de Morelos, que sirvió para editorial, caricatura y columnas políticas, incluso en revistas dominicales como Siempre e Impacto.
Desde entonces, 45 años, no ha habido una limpieza profunda tanto en la policía de disuasión como en la policía de persecución, incluidos mandos medios y superiores. En su discurso de toma de posesión, don Lauro advirtió que barrería la basura física y moral y que uno de los mayores reclamos en la campaña electoral, eran los abusos de los agentes polijudirataspatasplanas, como los llamaba uno de los mejores reporteros de nota roja —mordaz y alburero—, José Luis Rojas Meraz [†], en su tan leída columna Cortos de Policía de Diario de Morelos.
En Los puños de Margarita del viernes 3, apunté: «Antes de dejar el cargo —sus fieles siguen en sus puestos y la fuga de información lo será—, el exjefe de Policía, Guarneros, presumió que 60 cadetes habían egresado de la Academia de Policía, como un gran logro que hasta hizo boletín, lo que debió darle pena […] Empero, de los mil 571 agentes, contra prueba fehaciente, casi 300 elementos mujeres u hombres estaban comisionados como choferes, auxiliares o guardaespaldas, con armas y vehículos oficiales, desde el gobernador, con casi 20, hasta su esposa, familiares de ella y de él, así como funcionarios hasta de tercer nivel, ciudadanos comunes y diputados locales consentidos, uno de los cuales tenía cuatro mujeres policías con metralletas cortas, el mismo que sigue recluido en la penitenciaría por el delito de violación».
El jefe Urrutia —motejado así Miguel Ángel Urrutia, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana— contó 130 agentes al servicio de mujeres y hombres que los traían como choferes y ayudantes… y hasta pilmamas, dejando parcialmente a las familias de Morelos sin seguridad, lo cual debe ser penado.
Días antes, cesó a los mandos de la penitenciaría de Atlacholoaya, o eso hizo creer, no se sabe si los denunció para cobrar justicia por extorsionar a presos y a visitantes. Antes de incrementarles el salario, inició la limpia de malos elementos, o eso hizo creer otra vez, lo que fue sin duda un buen inicio en materia policial, aún sin mejoría.
La prometida higienización de bulevar Apatlaco 165, como don Lauro, con todo y jefe de la policía judicial y procurador de Justicia —hoy elegantemente llamadas policía ministerial y fiscal general—, debe iniciar este mismo año, para apresurar el anhelo de las familias de Morelos por recuperar la paz social y la convivencia pacífica que no se ha logrado en largos 30 años porque a los gobernantes pretéritos les ha temblado la mano o subordinadamente la extienden al crimen.
letraschiquitas
El representante del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática [INEGI] en Morelos, Ricardo Torres Carreto —habiendo tantos idiomas decidió hablar con el de la verdad—, desveló que nueve de cada 10 habitantes de Morelos, oriundos, avecindados, adoptados, transeúntes, viven con temor de ser víctimas de un delito. —La percepción de inseguridad es la más alta del país***. La rectora de la Universidad estatal, Viridiana León, reprobó el homicidio de dos profesores y, de paso, solicitar información de las investigaciones de ese execrable suceso que mantiene silente al persecutor del delito y conmocionado al cuerpo universitario, en horas donde, además, la crisis financiera se acentúa acaso por inmovilismo político***. Ninguna sorpresa que el DIF estatal presidido por Natalia Rezende do Blanco, con un presupuesto superior a salud, educación y obras y sin programas de servicio a los más vulnerables, se haya acabado el dinero seis años seguidos y no haya dado mantenimiento a las instalaciones, como señaló la directora, la pintora Mirsa Suárez.