Claudia Rodríguez
No se pueden obviar delitos
Claudia Sheinbaum, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, enfocada más de un mes en deslegitimizar a la tarea de gobernar de Miguel Ángel Mancera por señalar la reclasificación de carpetas de investigación de 2018 y advertir que se trataba de un maquillaje de cifras, lo que habría llevado a disminuir los registros en un 74%; es ahora ella la que obviará los daños al patrimonio cometidos por vandalismo en la manifestación en contra del feminicidio del pasado viernes 16 de agosto en la Ciudad de México (CDMX), aun cuando este en función el daño de los bienes puede llegar a tipificarse como un delito menor que cuando menos traería aparejadas multas.
Más la señora Sheinbaum ya ha dejado en claro que ella no criminalizará la manifestación social, aunque promete no dejar impunes las lesiones a los periodistas que cubrían la denominada marcha.
Feminicidio o sólo homicidio
El feminicidio puede ser en parte combatido por las autoridades en turno, pero su verdadera función en todo caso es sólo perseguir a los criminales y en su caso, sancionarlos.
Aun cuando en Latinoamérica se cuenten con legislaciones contra la violencia de género y los femicidios, por sí solas las leyes no acabarán con este crimen que se cuenta en decenas mes a mes, en todo el continente.
Incluso un grupo de penalista advierte que el tipificar la muerte de una mujer en feminicidio, puede dejar en libertad al agresor, si la fiscalía en turno no logra comprobar todos y cada uno de los elementos que lo conforman. Hay quienes prefieren presentar un caso como homicidio doloso, para tener mayor seguridad de que el imputado cumpla su condena y en su caso, repare el daño a las víctimas en vida.
El castigo por la exigencia de los nuevos roles
Es cierto que muchas de nosotras en México, antes que confiar en las fuerzas de seguridad, desconfiamos de estas, y no parece ser sólo cuestión de las féminas; nuestras autoridades se lo han ganado a pulso ese repudio, aun cuando entre ellos seguro hay “garbanzos de a libra”.
Pero no sólo se trata de quienes deben de cuidarnos, también es una especie de cultura en donde la mujer desde el hogar-la escuela-la sociedad-la calle-el hogar, estamos inmersas en un proceso de roles de género, que de igual forma compran muchos hombres. Pero romper con esos cartabones nos ha costado a las mujeres en grupo, que a la vez se promueva una violencia encarnizada contra nosotros, incluso de tipo verbal que vulnera, y que en gran parte es perpetrada hasta por nuestros propios familiares.
La violencia contra la mujer, en el fondo es también una sugerencia criminal para que volvamos a los papeles y lugares tradicionales que muchos creen son escenarios de donde no debemos de salir, so pena de ser castigadas por nuestro atrevimiento.
Es así como el feminicidio encaja perfecto con los nuevos roles de género, a modo de castigo por quienes odian esas capacidades incluso de emancipación y llegan al grado de mutilar y asesinar.
Acta Divina…“No me cuidan, me violan”, fue uno de los gritos que retumbaron en la Glorieta de Insurgentes donde mujeres protestaron el pasado viernes 16 de agosto, frente a instalaciones de la Secretaría de Seguridad Ciudadana. La protesta se origina por el caso de una joven de 17 años quien denunció haber sido violada por cuatro policías en Azcapotzalco. A este caso se le suma el de otra menor, quien fue abusada sexualmente por un policía en el Museo Archivo de la Fotografía, quien ya ha sido vinculado a proceso.
Para advertir… Al final, la violencia visibiliza.
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