José SÁNCHEZ LÓPEZ
CIUDAD DE MÉXICO, 23 de junio (AlmomentoMX).- Un vehículo de modelo reciente aparcó en el estacionamiento del penal “El Renacer”, situado en Gamboa, sector Pacífico, en un terreno circular de aproximadamente 16 hectáreas, en el Distrito de Panamá, diseñado inicialmente para albergar solamente a 124 presos de origen extranjero, aunque en la actualidad aloja también a delincuentes panameños.
Un sujeto como de 35 años descendió velozmente de la camioneta, al parecer blindada, y de la cajuela sacó una maleta negra, artículos personales de higiene, varias bolsas con prendas de vestir y dos pizzas grandes, para dirigirse enseguida hacia los guardias que custodiaban la entrada al presidio.
Se trataba de Fabián Enrique Vallado Fernández, uno de los hombres más poderosos de la cúpula del ex gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge Angulo, confinado en dicha prisión, acusado de lavado de dinero por un monto superior a los 5 mil millones de pesos.
Todo estaba tratado. No habría impedimento alguno para que el eterno asistente del ex mandatario quintanarroense, calificado como el más grande saqueador de su estado, pudiera pasar a ver a su jefe y amigo y llevarle todo lo que necesitara.
Sólo que había surgido un imprevisto.
El abogado de Borge, Carlos Carillo, envió por equivocación mensajes al teléfono del periodista Pedro Canché, a quien el ex gobernador encarceló en Quintana Roo durante nueve años, y como el comunicador independiente llegó primero, con la intención de entrevistarlo, lo confundieron y lo dejaron pasar sin trabas.
Borge Angulo, quien pese a mandar a prisión al periodista no lo conocía de manera personal, recibió la desagradable sorpresa y al enterarse de quién se trataba, a gritos y con exigencias, pidió que sacaran a Canché, “no lo conozco y no quiero hablar con nadie, menos con usted, espere a Fabián”, dijo.
Los guardias no le hicieron caso e incluso uno de ellos le advirtió: “si no quiere que vengan, dígalo y se le suspenden las visitas, pero aquí se respeta al visitante y no desalojamos a nadie”, aunque de todos modos el ex mandatario se negó a hablar con Pedro Canché quien le aclaró que no iba para reclamarle, sino para entrevistarlo.
Borge Angulo (quien ocupa la celda donde permaneció recluido el general Manuel Antonio Noriega), que ya había corrido a su incómodo visitante, fue enterado por éste que la ropa que vestía, la autorizada para ver a sus visitantes, se la había comprado y llevado él y no su asistente Vallado, ya que éste llegó retrasado.
Ante esto, Borge quedó confundido, hasta cierto punto apenado, y ya no supo qué decir.
Finalmente le permitieron el acceso a Fabián Enrique Vallado Fernández, quien ha sido prácticamente “su valet” desde que conoció a quien sería su meeenas y lo transformaría de un empleado gris y pobre, a “mapache” político y el segundo hombre más poderoso del estado, después de Borge.
Pero ¿quién es este personaje que, pese a lo adverso de las circunstancias se mantiene fiel a su jefe, siendo el único de sus subalternos que lo ha seguido hasta la cárcel?
Vallado Fernández ha sido y es el alfil incondicional de Borge Angulo, dispuesto a satisfacer hasta el más mínimo capricho de quien sigue considerando su jefe, sin importar hasta dónde tenga que llegar y qué tenga que hacer.
A la edad de los 23 años, Vallado Fernández, cuyo mérito principal es ser oriundo de Cozumel y, por ende, paisano de Borge Angulo, fue director administrativo de Comunicación Social del municipio de Benito Juárez (Cancún), de 2005 a 2008, con el priísta Francisco Alor Quesada y cuatro años después, en 2009, conoció a su mentor, guía y “padrino”.
esde entonces asumió el cargo de secretario particular del entonces diputado federal, de 2009 a 2010; de 2010 a 2011, ya como candidato y del 2012 del ya gobernador; su misión principal era la de le cargarle el celular y su portafolios y estar al tanto de sus necesidades y caprichos, sus detractores decían que era el “secretario privado de asuntos sin importancia”.
En 2011, él y su jefe fueron más conocidos no por su política, sino por un escándalo protagonizado en un bar de Puerto Vallarta, Jalisco, al que entraron ebrios y por la fuerza, con sus escoltas armados. Tuvo que ser necesaria la intervención de las autoridades estatales para controlarlos, aunque no procedieron legalmente, dado el fuero de Borge Angulo.
No obstante la pequeñez de su cargo, Fabián Vallado ya se sentía poderoso y emulando a su jefe, ordenó en 2012, la liberación de una presunta delincuente que atropelló y mató a un anciano en la carretera federal Puerto Morelos-Playa del Carmen.
Un año antes, Borge Angulo le puso el “ejemplo” de cómo se ayuda a los amigos.
En un operativo realizado el 18 de mayo de 2001, por la Marina, el Ejército y la PGR, fueron detenidos Saraí Vargas López, de 18 años; Cristian y Miguel Sosa Barragán de 21 y 35 años, respectivamente; Fernanda García Altolaguirre, de 25, Mauricio Canto Miró, de 20 y Nicolette Osorio Bonn, de 19 años; estudiantes de la Universidad Anáhuac.
Se les sorprendió en una casa del centro de Cancún, en posesión de cigarros y bolsas de marihuana, “grapas” y casi un kilo de cocaína; una báscula gramera, para calcular y empaquetar dosis de droga y vehículos de lujo, así como una pistola tipo escuadra calibre .38 súper, dos cargadores y cartuchos útiles.
La cabecilla del grupo de narcomenuderos, según dijeron sus compañeros, era Fernanda que había hecho del Campus Universitario un verdadero mercado de todo tipo de enervantes.
Las autoridades federales entregaron a los jóvenes a las autoridades locales para que a su vez, los pusieran a disposición de la PGR.
Sólo que nada más llegaron Cristian Sosa y Mauricio Canto, los demás, a quienes calificaron como “narcojuniors”, fueron puestos en libertad por indicaciones del entonces presidente municipal, Julián Ricalde Magaña, quien acató el mandato de Roberto Borge Angulo.
Y es que la jefa de los narcomenudistas, Fernanda García Altolaguirre, resultó ser hija de Francisco Javier García Rosado, magistrado y presidente del Tribunal Estatal Electoral de Quintana Roo, que le pidió la atención a su amigo Roberto y éste ordenó su libertad inmediata.
Un año después, en octubre de 2012, Fabián Vallado incurrió en una acción similar, argumentando que si su jefe lo hacía, por qué no podía hacerlo él.
En la carretera federal, circulaba velozmente y sin precaución el auto Mazda, rojo, con una sola placa, la UUM-60-12 de Quintana Roo, conducido por Landy del Carmen Cahum Reyes de 31 años. Su copiloto era su madre, María del Carmen Reyes Albores de 52 años.
Era tal la velocidad que al arrollar al señor Sixto Pérez Hernández, un humilde obrero de 59 años de edad, lo arrojó a varios metros de distancia. Su muerte fue instantánea.
Fue descubierta por elementos de la Policía Federal que la entregaron al Ministerio Público del Fuero Común (MPFC), para que se iniciara la averiguación previa correspondiente.
Se desconoce qué relación tenía la manejadora con Fabián Enrique Vallado Fernández, el caso es que fue éste quien, a nombre del gobernador Borge Angulo, ordenó que la responsable, Landy del Carmen fuera liberada inmediatamente y así fue, ya que posteriormente la Subprocuraduría General de Justicia en la Zona Norte, emitió un boletín de prensa en el que informó la comparecencia de un hijo del occiso para reclamar el cadáver, remarcando que en ese hecho no había detenido alguno.
Ya para entonces, el status de Fabián había cambiado radicalmente. Ya no ocupaba un modesto departamentito en la zona popular de Cancún, sino una ostentosa mansión cercana a la exclusiva zona hotelera. Su estilo de vida también cambió diametralmente: ropa de marca, restaurantes de lujo, automóviles último modelo y hasta nuevas amistades, de acuerdo a su nuevo nivel social.
Pero si como “secretario de asuntos sin importancia” tenía cierta supremacía, su poderío se encumbró cuando su amigo Borge Angulo lo impulsó para colocarlo como delegado de la Secretaría de Desarrollo Social en Quintana Roo, convirtiéndose en el operador político o “mapache” al servicio del PRI, desde donde manejó a su antojo toda clase de recursos federales y programas sociales.
Ese cargo, desde el que ayudó de una y mil maneras, con toda clase de artimañas, a que su amigo, Paul Carrillo de Cáceres llegara a la Presidencia Municipal de Cancún, fue a manera de premio de consolación, luego que falló en su intentona por una diputación federal que obtuvo José Luis “Chanito” Toledo Medina.
De hecho, Fabián ha intentado llegar a cualquier cargo de elección, lo mismo la gubernatura, la alcaldía de Cancún, una diputación federal y ya de perdida, ser diputado local, pero a pesar de que como titular de SEDESOL en el estado, desvió más de 2 mil millones de pesos para ayudar a que muchos de sus amigos alcanzaran algún cargo, él no ha podido llegar a ninguno.
Su debacle comenzó tras el “audioescándalo” que exhibió cómo desde su cargo, beneficiaba a los candidatos del gobernador Borge Angulo rumbo al proceso electoral del 2016, además de pretender, por enésima vez, beneficiarse a sí mismo con la candidatura a la alcaldía del municipio de Puerto Morelos, que finalmente obtuvo Laura Fernández Piña.
En otra conversación telefónica, esa vez con Ulises Ruiz, ex gobernador de Oaxaca y ex delegado del PRI en Quintana Roo, se escucha como tramaban la forma de frenar a Carlos Manuel Joaquín González en su búsqueda de la candidatura a la gubernatura.
“Que lo paren”, alertaba Fabián Vallado a Ulises Ruiz.
Luego de conocerse los audios y aunque en principio fue protegido y disculpado por Borge Angulo, finalmente tuvo que ser relevado de la Delegación de SEDESOL siendo sustituido por Marybel Villegas Canché.
De esa manera Fabián Vallado se quedó sin su mina de oro, desde donde financiaba su proselitismo, además de que era el encargado de cobrar los “diezmos” (cuotas de extorsión por asignación de servicios y programas a los municipios; muchos de los presidentes municipales se alineaban con él porque conocían que sus decisiones eran secundadas por el gobernador.
Fabián Vallado, tiene una denuncia en su contra en la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE) por llevar a cabo actos anticipados de campaña con recursos federales, estando en aquel entonces al frente de la delegación de la Secretaría de Desarrollo Social en Quintana Roo.
A finales de marzo de 2016, tras ser acusado del involucramiento en el posible desvío de recursos públicos para favorecer la campaña electoral de Mauricio Góngora Escalante, ex candidato del PRI a la gubernatura, cuyos pormenores quedaron asentados en el expediente 412/2016, solicitó la protección del Poder Judicial de la Federación,
La solicitud de amparo fue presentado en el Juzgado Segundo de Distrito de Quintana Roo, por el abogado Luis Fernando Gómez Poot, pero el uno de julio, el juez resolvió negarle el recurso de amparo.
Ante ello, dada la cronología de su expediente judicial y al no haberse presentado a su audiencia del 31 de marzo de este año, se presume que podría ya tener una orden de aprehensión en su contra, por lo que posiblemente también huyó del país, rumbo a Panamá, toda vez que es en dicho país donde tanto él como su jefe, Borge Angulo, han invertido en diversos negocios.
Pero Vallado Fernández, además de ser señalado como corrupto al servicio de Borge Angulo, enfrenta una demanda penal que interpuso en su contra su esposa Itzel Santana, porque no le da dinero para mantener al hijo de ambos, Fabián Ángelo, quien padece una enfermedad cerebral.
Sin embargo hasta la fecha la querella no prospera.
No obstante la situación de Borge, Fabián Vallado no deja de ser lo que siempre ha sido: el principal asistente y su empleado más fiel, al grado que es el único que va a visitarlo a la cárcel en Panamá, pero dada su situación legal, no sería remoto que el gobierno de México aprovechara esas circunstancias para “matar dos pájaros de una pedrada”.
AM.MX/fm
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