Hasta hace unas horas, quizá hasta hace unos días, el discurso –“la narrativa”, dicen todos los locutores en Foro TV– de la (im)popular Secretaría de Hacienda del “gobierno” federal, era invariablemente enaltecedora de las infinitas virtudes de las once “reformas estructurales”, once.
Gracias a ellas, argumentaban los tecnócratas de Neza-York, vendrían chorro mil millones de dólares de inversión extranjera, se crearían cientos de miles de empleos, se incentivarían la productividad y la competitividad… ¡y creceríamos a tasas superiores al cinco por ciento!
Los boletines de Hacienda y las declaraciones de su titular, Su Alteza el Virrey Videgaray, alcanzaban no sólo para glorificar el mexican moment, sino para dar consejos urbi et orbi a los “subdesarrollados” y, claro, para recibir pre$ea$ internacionales a modo, que les remataban las testas con coronas de laurel compradas.
Todo tan falso como las premisas en que se apoyaban para hacer predicciones de desarrollo que ni en los momentos apacibles del país atinaban. Sin embargo, la prepotencia incontenible y el entreguismo del mensaje no se veían desde aquellos tiempos de José Ives Limantour.
Maletas repletas de fondos, destinadas a repetir el sonsonete en cuanto medio de comunicación impreso, electrónico o digital se prestara. Las oficinas de Los Pinos estaban al servicio de la falsedad. Todo mundo trabajaba para hacer realidad los sueños del “nuevo Vasco”. El otro, recuerde usted, le hizo una jugada similar a Gustavo Díaz Ordaz, para que le heredara la Silla.
Con esa palabrería –hueca– la sucesión del 2018, estaba decidida. Decían que el PRI, “pasaría caminando”, gracias a las once “reformas estructurales” once que en el fondo plantean un modelo de crecimiento esquemático, sometido a la voluntad extranjera y sin ningún destino –que no sea el del vasallaje– para los mexicanos.
LA CULPA, ¿DE TODOS?
Pero no se alzaron voces críticas. El país estaba enajenado, aletargado por grandes promesas, cuyo trasunto, en el fondo, no alcanzaba a entender.
Hemos sido siempre tan engañados y conformistas los mexicanos, que casi siempre queremos creer, aunque nos vuelvan a engañar. ¿O será que la realidad es tan dura, que preferimos que nos digan mentiras?
El síndrome del Virrey Videgaray, que se posesiono de la voluntad de los gobernantes era más potente que el ébola, pero nadie reparó en que estaba construido sobre un mito creado por “Los Chuchos” del PRD: el Pacto por México. El vasco, entonces, se montó sobre penco ajeno. Nada ha sido idea de él. Ni de EPN.
Falló todo. Nada es verdad. La avalancha de denuestos y descalificaciones a los mandatarios criollos, tuvo que venir de allá afuera, de los medios y cadenas propiedad de las mismas firmas petroleras y eléctricas imperiales y ultramarinas ¡que nos iban a sacar de pobres!
Incompetentes. Sanguinarios. Corruptos. Fallidos, y toda una miríada de lindezas e insultos internacionales, que no han sido contestados, porque… ¡los “gobernantes” no saben qué hacer!
Y como los extranjeros ya se dieron cuenta de que no saben qué hacer… los asesores ya les recomendaron que, de inmediato, ¡cambien “la narrativa”!
Hoy, ¿quién lo iba a decir?, el tono lastimero y nostálgico de los boletines de Hacienda –que, por efecto-imitación, pronto llenarán los poros de todas las gacetillas oficiales– es, verdaderamente, de ¡láaaaastima Margarito!
Basta echarles un ojo compasivo: “…el crecimiento de México se está acelerando…” “…la expectativa de reactivación industrial de EU sugiere mayor dinamismo para el cierre de año, con lo que se prevé mayor crecimiento para el segundo semestre de 2014 y para 2015…”
“Con ello ha sido posible hacer frente a los efectos externos derivados del menor crecimiento mundial, los conflictos geopolíticos y la incertidumbre generada por la expectativa de normalización de la política monetaria de EU…”
O sea, que en castellano limpio, ¿ya no existen las once “reformas estructurales”, once? ¿Ya nada depende de nosotros? ¿Boletinamos de nuevo como cualquier república bananera? ¿Otra vez a levantarse con una mano en un San Judas “de bulto” y en la otra para ver los índices Dow Jones?
¡Para eso me gustaban!
¡Valientes “reformas estructurales”! ¡Valiente mexican moment! Sólo fue eso: un momentito. Nada más.
¿CUÁNDO RENUNCIAN LOS RESPONSABLES
Azorados, los corresponsales de diversos medios europeos en México, afirman que ante los sangrientos hechos registrados en Guerrero más la impunidad que se observó en la sarracina de Tlatlaya, cualquier mandatario y su gabinete nacional, habrían renunciado a los pocos minutos. Nadie habría resistido, nos dicen, la vergüenza de tener que asumir acontecimientos de esa magnitud, así se tratara de Hollande, Merkel, Rajoy, Obama, etc. Y se hubiera llevado a todo dios, a llorar la desgracia en solitario y afrontar las consecuencias criminales de sus acciones u omisiones, antes de poner en peligro el buen nombre del país ante la comunidad internacional.
En México, ya pasaron más de dos meses de lo de Tlatlaya y 26 días de lo de Iguala y todavía estamos deshojando la margarita. Mientras concedemos el tiempo a “El Gordo” Aguirre para que incendie sus propios archivos.
Damos tiempo a que la vox populi de los igualtecos, deshonrados en el orgullo, exclamen: ” hasta ahora se asustan en México de que las autoridades y los delincuentes estén asociados, cuando siempre lo han sabido” y recuerdan las largas sesiones que se han mantenido en esa población, desde 2011, entre todos los organismos de inteligencia federal y local, donde, incluido el gobernador –por si se quisiera hacer rosca–, todos tomaron nota de esa truculencia.
Somos, a querer o no, y así lo estamos demostrando al mundo con nuestro letargo para reaccionar, una sociedad criminal. La zona de tierra caliente está plagada de fosas insondables que acaban varios cientos de metros abajo, en el curso de los ríos que acaban en el sur del Estado de México. Cientos de cadáveres pertenecientes a individuos torturados e incinerados pudieron haber sido desaparecidos en esas gargantas profundas de la tierra.
Sólo esperamos a que Pedro Páramo se presente a reclamarlos… y asunto concluido. Muerto el perro, se acabó la rabia. ¿Para qué darle tantas vueltas al asunto, estando el suelo tan perforado? En Guerrero siempre se ha hecho de este modo, ¿por qué ahora no, si nada ha cambiado?
En verdad, ningún país soporta estas burlas, de fantasmales “gobiernos” que cobijan, en aras de los “acuerdos”, la impunidad y el desorden rampante. Es hora de que alguien dimensione bien el problema y tome la decisión que se merece. Empezando por casi la totalidad del mal llamado gabinete de seguridad nacional.
¿Por qué nada más Aguirre? ¡Que se vayan todos!, ¿no cree usted?
Índice Flamígero: ¿Por qué después y sólo hasta después de que el junior y el nieto del ex Presidente Miguel Alemán declinaron adquirir Oceanografía es que las “autoridades” detienen a Amado Yáñez Osuna, principal socio –junto a la parentela de Paco Gil Díaz– de esa empresa ligada a los panistas? ¿Por qué?
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El político esta , teóricamente, para servir. Al servírsela e se emputa todo el sistema
Don Paco, es el problema de armar (muy bien) un gabinete con gente que tiene tantos titulos en el extranjero, que no saben que hacer con ellos y para ellos la economia interna no tiene ninguna importancia porque, para ellos las mayorias no tienen importancia. Lo importante para ellos son las transnacionales, solo eso les interesa.
saludos
Don Paco, en Tlatlaya fue un enfrentamiento entre el ejercito y malosos, la solucion, que pase el tiempo y todo se olvida pero nada, se conocio en el extranjero y Obama le pidio a pena nieto que se investigara y siempre si hubo masacre por parte del ejercito, hasta la cndh dijo que siempre si hubo masacre.
En iguala masacran a 6 a uno de ellos le quitan la piel de la cara y le sacan los ojos y 43 estudiantes mas estan desaparecidos desde hace 26 dias y nada, no aparecen. Por lo visto el super plan es el mismo que pase el tiempo y todo se olvida, solo que se les olvida que hay presion de estudiantes a nivel nacional y tambien de instancias internacionales y el gordo sigue aferrado y bien cobijado, que verguenza.
Tendra verguenza el supergabinete.