Yo Campesino / Ahorros que matan
• El Ganso no se acordará de los muertos de su mezquindad y cobijo a la corrupción
Miguel A. Rocha Valencia
Está claro que Emilio Lozoya está en la cárcel, no es por cenar en lugares de postín, sino porque el Ganso necesitaba a alguien en prisión para justificar su dizque combate a la corrupción. Lo del Hunan, fue el pretexto que le cayó “anillo al dedo”.
Lo que venga después, incluyendo encarcelamientos sumarios a personajes de la política, de cualquier nivel y pretexto, será un agregado. En la ONU dirá que es un paladín que lucha contra los malos, aunque él y su cohorte sean lo mismo, sólo que más burdos y corrientes. Ejemplos se dan todos los días, iniciando por sus hijos, hermanos, nuera y cuñadas.
Pero el aspecto de la “lucha” de este paladín macuspano anticorrupción que más duele, es que, bajo ese pretexto, muere mucha gente. Los datos de sobre muerte registrados por el Inegi, son dramáticos, escalofriantes y a muchos nos han tocado. Para iniciar los datos oficiales dicen que, hasta ayer, el número defunciones por Covid-19 (incluyendo sospechosas) sumaban 303 mil.
Pero la estadística nos dice que desde el 2020 a la fecha, existe una sobretasa de defunciones por cerca de 595 mil más, con lo cual el número, sin contar a aquellos que murieron y fueron enterrados sin diagnóstico en cementerios del interior del país, estaríamos arriba de las 550 mil defunciones por la pandemia y acumulándose, lo cual ya nos pone como uno de los de mayor incidencia si se toma en cuenta un registro de tres millones 830 mil casos detectados, que de acuerdo a quienes saben, podrían multiplicarse hasta por siete o más.
De acuerdo con El Institute for Health Metrics and Evaluation de la Universidad de Washington, a inicios de 2021, se estimaba en México el fallecimiento de 275 mil personas por Covid-19, pero ese cálculo se ajustó a 533 mil, con una incidencia de 426 fallecimientos por cada 100 mil habitantes.
Esos, los contagios, son de difícil contabilidad ya que muchos no se detectan o ni siquiera supieron que se infectaron de SARS-Cov-2.
Pero a esos, deben sumarse los 218 mil que fallecieron por enfermedades cardiacas o los 151 mil por diabetes mellitus. También están los que murieron de diversos tipos de cáncer, no sólo niños, sino mujeres por cervicouterino y mama principalmente, sin olvidar que por “corrupción”, desde el 2019, se hicieron recortes al sector salud por 800 millones de pesos, justo para concordar los tres mil 500 millones que el Ganso dispuso para su Oficina de Beisbol.
A causa de ello se dejaron de contratar más de 450 nuevos médicos residentes, corrieron a los de honorarios incluyendo enfermeras, se acabaron las “guardias”, disminuyó el número de internistas hasta en un 75 por ciento e inició la escasez de fármacos, materiales de curación, tratamientos y desde luego análisis.
Así nos agarró la pandemia. Y pese a ello, existen miles de millones de pesos que “se perdieron” para la compra de medicamentos en el sector salud, se habla de 70 mil que no se gastaron porque los laboratorios corruptos querían abusar. Se abrieron nuevos hospitales, pero sin personal, instrumental y servicios. Se cancelaron las citas de medicina familiar, interna y de especialidades; se habilitaron médicos y enfermeras sin habilidades de urgencias y luego los corrieron.
Y por eso el número de muertos creció como ya se dijo por arriba de los 595 mil, fallecimientos que obviamente no están en los números del machuchón y que responden a sus acciones y negligencias. Prefirió parques para “macanear” que proveer de lo necesario al sector salud. Es más, en los institutos de la SSA, me consta, realizaron una limpia de pacientes. A quienes tienen IMSS o ISSSTE, los pusieron en el nivel cinco y seis y de pagar consultas de 160 pesos, sin importar el monto del salario o pensión, los pusieron en 800 pesotes.
Para estos pacientes, acudir a Neurología, Cardiología, Enfermedades Respiratoria o Cancerología, sería un lujo. Pero, además, quienes ahí se atienden, no reciben consulta o fármacos gratis.
Ni una aspirina, todo se tiene que pagar, incluyendo análisis clínicos y otros estudios. Por eso la tasa de mortandad por cáncer y enfermedades crónico-degenerativas, aumentó.
Recordemos que el mismo Inegi a través de su Encuesta Nacional de Ocupación, nos dice que, si bien el empleo se recupera, los salarios no y el número de personas a quienes no les alcanza el salario para canasta básica creció en cinco millones, en tanto que para Coneval afirma que siete de cada 10 personas ya no tienen para comer bien y mucho menos para atender su salud.
Para colmo, el invento del INSABI dejó sin cobertura a 15 millones de los 45 millones que tenía el Seguro Popular. Así que los muertos por falta de atención son mucho mayores, solo que como son por “causas” naturales, no se le apuntan al mesías tropical cuyas acciones, queda claro, son la causa, incluyendo prácticas corruptas y la notoria negligencia o incapacidad de subordinados como el arqueólogo metido a cuestiones de salud pública.
Por MI Raza Hablará el Espíritu