Yo Campesino / Oootra vez
• El ganso se “tragó” el micrófono con su mismo discurso y no lo prestó a Biden ni Trudeau
*Miguel A. Rocha Valencia*
La impresión del presidente de Estados Unidos, Joseph Biden y del primer ministro de Canadá Justin Trudeau respecto al ganso mexicano seguramente se volvió más negativa, no sólo por los discursos paralelos expresados por cada quien, sino por aquello de que el dueño de la palabra y el micrófono “soy yo” y lo hizo saber con sus largas y reiteradas peroratas y remató con una conferencia de prensa donde no contestó lo que le preguntaron, pero se echó otra media hora de mañanera.
Sin el mínimo recato ni protocolo o cortesía, el mesías tropical enseñó el cobre por todos lados, incluso cuando se atrevió a intentar abrazar al mismo tiempo a sus “pares” que le quedaron grandes y se vio grotesco. Así se le observó durante las pláticas.
No se da cuenta el nuevo enano del tapanco que lo juntan a fuerza, pero llegado el momento, si no hace caso a los llamados a sumarse, lo van a desechar. De hecho, empresarios estadunidenses apoyados por sus autoridades de comercio, buscan alternativas de sociedad en América Latina, lo mismo en Brasil que el Argentina, dónde más allá del sello de sus gobiernos, el nivel intelectual de sus gobernantes es mayor.
Para los vecinos del norte, como a los empresarios e inversionistas internacionales, este es el peor momento que vive México, no por sus condiciones sino por su gobierno, como lo presenta el mismo Bank of America en su encuesta entre los l00 hombres de negocios más connotados del mundo.
Y es que además de las teorías y ambiciones caudillistas y trasnochadas del profeta de la 4T, no se encuentran resquicios de oportunidad en un gobierno de un solo hombre que no acepta réplicas ni consejos al menos de cómo comportarse.
Contra el potencial que ven los distinguidos participantes en las clases medias, el uso de energías renovables, integración de cadenas de producción, comercialización e internacionalización, en democracia y desarrollo, para el peje es al revés, pues plantea un esquema colonial donde su voz sea el control y la ley y la pobreza el sello de la sociedad.
Contradicciones que se dieron durante las pláticas, como contrastantes resultan las personalidades de dos invitados con “percha” y un desgarbado sujeto que pretendió robarse el escenario como lo hizo con el micrófono en la única respuesta a una sola pregunta que, por cierto, no contestó.
Los llamados de Biden y Trudeau fueron más que claros y si no hacemos caso, lo vamos a pagar con más miseria, con al menos dos años más de aislamiento donde la economía no crecerá más allá del 0.9 por ciento como lo plantean los especialistas convocados por Banxico y Banamex.
Y no crecerá simplemente porque el machuchón de Palacio Nacional insiste en sus políticas personales sin sustento financiero o tecnológico abrigadas por un nacionalismo que reclama esquemas del siglo pasado como la sustitución de importaciones, olvidando la interdependencia comercial con los vecinos y la existencia de un T-MEC que pretende ignorar y viola reiteradamente.
Se fueron Biden y Trudeau con el mal sabor de boca de saber que no hay interlocución, que el caudillo macuspano está encerrado en una burbuja de sabelotodo, de señor feudal y absolutista a quien la realidad no importa sólo la continuación de su reinado, aunque para ello pretenda sumar a los tercermundistas y no a las potencias donde aún tenemos la puerta abierta.
No quiere que México crezca, sino que se vuelva más enano para parecerse a quienes él, el profeta, sí considera a sus pares, especialmente si tienen gobiernos dictatoriales y donde la democracia es tema prohibido, lo mismo que las aspiraciones de seguridad y crecimiento en todos sentidos.
Qué pena tener a un sujeto así al frente de nuestro gran país.