HORIZONTE DE LOS EVENTOS.
León García Soler, hace ciento ochenta mil años, o algo así, apuntó que el año de su “presentación” (“Eco de un Grito”, 1937), fue la determinación de esa “perpendicularidad” -otro crítico, así calificó, esa simultaneidad de talentos confluyentes, naturales, según la Civilización Humana, que no es extraña, aunque al observador del vulgo, haga que nos jalemos de los pelos-, coincidió con el “Garnika” (¡Joder!) de Picasso: Sí: 1937. Dos Gritos.
Parafraseo -hace tantos años, quizá, como quise leerlo más que como lo dijo textualmente, aunque a más de treinta años, quizá, se me disculpe- a García Soler: “Dos gritos simultáneos en distantes latitudes, que acercan el alma humana, ante tal desprecio de la dignidad del hombre: Allá, Picasso, la Guerra Civil Española, aquí, Siqueiros”, la claudicación cardenista a la Revolución Mexicana (acaso por el destape pro derechista y claudicante antimújica), cuya (contra) natural devenir, a él mismo, llevó a la prisión (¡Joder, la hostia!).
No se. Ese republicano mexicano que cito, que debería asesorar vivo y muerto -si no lo hace- al Sr. Presidente, sabrá explicarnos mejor. Yo, hijo de la Patria mexicana, sin republicanos de Azaña en mi ayer genealógico, aunque sí, siempre patriotas, independentistas, nacionalistas, republicanos, revolucionarios, y por si fuera poco, yo, católico y floresmagonista a la vez, y en consecuencia, universal e internacionalista, me faltan palabras pero no herencia cultural: el Grito de Siqueiros, hoy, 80 años después, me sigue expresando:
Me constriñe: ¿Cuántas palabras hacen mínimamente una columna? Dejaré atrás ese prejuicio y apelo con ello, a mi editor y maestro: El tema es mayor: ¿De qué Independencia hablamos? ¿Quién tiene la patente de tal definición Patria?
“Al toro”: ¿Son los discursos -desleídos, por decir lo menos- del Cura Hidalgo, nuestro eje? ¿Los Sentimientos de la Nación y la Constitución del Congreso Constituyente de Chilpancingo, de 1813, del que emana la Constitución de Apatzingán de 1814: nuestra Constitución? ¿Las subsecuentes?
Nada más vil, Sr. Presidente, porque a usted están dirigidos estos ulteriores anhelos, aspiraciones del vulgo mexicano que ya prefiere callar, ignorar, no pretender, pero que seguimos sin aceptar que México sea ésto.
Esto que usted Preside, es una mierda, que nada tiene qué ver con la letra de tan significativos documentos vertebrales patrios. Y mucho menos, con su espíritu.
Señor Presidente, usted, apóstol de la moral y la dignidad mexicana, de nuestra esperanza última… los más escépticos, también apostamos porque lo logre ¿sabe? Acaso sea todo lo que usted dice a los delincuentes, en sus mañaneras, en la cartilla moral, con Solalinde:
Antes que nada, los mexicanos que usted preside y gobierna, debemos tajantemente recuperar la dignidad de Coatlicue y de la Virgen de Guadalupe, así como los ateos desean recuperar la dignidad de respetar a sus madres, todos: Ningún patrimonio es mayor que nuestras mujeres: ¡Ese es nuestro principal reto!
Sin eso, Sr. Presidente, nada tenemos. Y usted, nada preside ¿Estamos?