Astrolabio Político
Por: Luis Ramírez Baqueiro
“El ánimo es la más sana medicina.” – Salomón.
La reciente reacción del Gobierno de los Estados Unidos al detener todas las exportaciones de carne provenientes de México, derivada de la presencia del gusano barrenador en el hato ganadero nacional, no solo representa un duro golpe a la economía, sino también una llamada de atención contundente al papel —más bien la ausencia de él— de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Rural y Pesca (Sedarpa) de Veracruz.
Y ni si diga del rol que la dependencia federal responsable en la entidad viene realizando en Veracruz.
Rodrigo Calderón, titular de la dependencia y ex coordinador de campaña de la gobernadora Rocío Nahle García, ha fallado en demostrar que la confianza otorgada se traduce en resultados.
¿Cómo entender que en un tema prioritario para la mandataria estatal, como lo es el fortalecimiento del campo y la sanidad animal, hoy se exhiba una inacción total? Más aún cuando ha sido la propia Nahle quien ha buscado involucrar a su esposo, José “Pepe” Peña, en tareas de impulso al sector ganadero. ¿Acaso ni el interés de la primera figura del estado logra mover la maquinaria burocrática de Sedarpa?
El caso del gusano barrenador no es menor. Se trata de una plaga que no solo arrasa con la salud del hato, sino que también compromete la seguridad alimentaria, la salud pública y la viabilidad del comercio internacional.
La suspensión de las exportaciones cárnicas echa por tierra parte del esfuerzo diplomático y económico que ha intentado recomponer la presidenta Claudia Sheinbaum frente a los estragos de los aranceles impuestos por el expresidente Donald Trump. Una pérdida que no se mide solo en cifras, sino en confianza y reputación internacional.
Muchos podrían argumentar que el verdadero responsable de esta crisis es el gobierno anterior, encabezado por Cuitláhuac García Jiménez, que dejó al campo en ruinas. Y si bien ese señalamiento tiene sustento —el abandono del sector fue evidente—, hoy la administración de Nahle cumple casi ocho meses en funciones. ¿Hasta cuándo servirá ese pretexto?
Lo que sigue es claro: jalones de orejas y cambios urgentes al interior de Sedarpa. No solo se trata de un tema técnico, sino político. En juego está el prestigio de la gobernadora, la capacidad del gabinete y la estabilidad del sector productivo veracruzano.
El gusano barrenador es la metáfora perfecta de un mal que, si no se atiende con firmeza, terminará por devorar la poca confianza que aún persiste en algunas dependencias estatales.
¿Quién es el culpable? ¿Quién el responsable? La omisión también es una forma de responsabilidad.
Al tiempo.
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