MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
¿Es feminista, licenciado Andrés Manuel?
Bueno. El inquilino de Palacio da la vuelta a la interrogante y responde que es humanista. Luego entonces, de acuerdo con el tumbaburros, es “una persona que busca fomentar el desarrollo del ser humano siguiendo las huellas de grandes pensadores”. ¿En serio?
¿Y qué es el humanismo?
Dícese: “Movimiento intelectual desarrollado en Europa durante los siglos XIV y XV que, rompiendo las tradiciones escolásticas medievales y exaltando en su totalidad las cualidades propias de la naturaleza humana, pretendía descubrir al hombre y dar un sentido racional a la vida tomando como maestros a los clásicos griegos y latinos, cuyas obras redescubrió y estudió”. ¡Sopas!
Pero, hay que recordar al licenciado López Obrador que la pregunta que le han hecho millones de mexicanas y mexicanos, lo mismo en la homilía mañanera que en las redes sociales: es o no feminista. Y ha evitado una repuesta directa, específica con la recurrente retórica.
¿A qué le teme Andrés Manuel?
Mire usted. Al inicio de semana, vía sus benditas redes sociales, con esa enorme capacidad intelectual y harto conocedora de la filosofía tahitiana que se abreva todos los días en esas zonas donde la miseria supuso que la pobreza se declaró en franca retirada, con sonar de clarines de la 4T, el chico de los sietes respondió con esa admirable sensibilidad que le caracteriza:
“Que quede claro, yo no soy machista, yo estoy a favor del derecho de las mujeres, de la igualdad, siempre he estado (…) Yo soy humanista y no estoy en contra del feminismo. Estoy en contra de la corrupción, del autoritarismo, en contra de la hipocresía. Ahora resulta que los conservadores son feministas, es el colmo”.
Pero bueno, humanista, humanista, lo que se dice humanista, el humanista López Obrador volvió a evitar la respuesta, en la referencia de la marcha con la que se conmemoraría el Día Internacional de la Mujer.
¡Ah!, antes le refiero que, de acuerdo con la lógica del inquilino de Palacio, los conservadores movilizaron a las mujeres para protestar contra el gobierno de la 4T.
Y preguntaba en la mañanera ¿de parte de quién?, en calidad de candoroso escolapio que no atina a identificar por qué la maestra lo reprobó en el examen de conocimientos generales.
Así, en torno a la movilización femenina en el Centro Histórico de la Ciudad de México y los actos violentos en los que manifestantes infiltradas rubricaron la movilización, embebido en esa singular cuanto admirable reflexión, el licenciado quizá y sólo quizá, asumió amnesia selectiva.
Y no recordó aquel 1 de diciembre de 2012, cuando en las inmediaciones del Palacio Legislativo de San Lázaro, fue evidente que con una movilización violenta y sangrienta, desde oscuros estancos del poder se pretendió enviar el mensaje de que Enrique Peña Nieto era repudiado.
¿Alguien investigó? Porque a la distancia de ocho años el prócer y voces de su gabinetazo y la doctora Claudia Sheinbaum acusan a intereses perversos responsables de la violencia registrada frente a Palacio Nacional, cuyo frontispicio estuvo protegido por vallas de acero.
Sí, sí, Andrés Manuel, son los conservadores, los malditos neoliberales, los indignos chayoteros, los que perdieron harto y quieren recuperar privilegios. Pinches fifís y las y los feministas que atacan y destrozan y les vale madre el estatus quo.
Disculpe usted, pero, ¡caray!, no hay memoria y menos rubor en el declarado humanista licenciado presidente López Obrador.
¿En serio sus servicios de inteligencia y los de la doctora Sheinbaum no saben que los anarcos y las anarcas vienen de Iztapalapa y sus límites con Tláhuac y Chalco?
–Gracias, presidente. Lizbeth Álvarez Martínez, de Gurú Político y ZMG Noticias (en serio)—se presentó en la mañanera quien se asume periodista y preguntó:
–Presidente, ya dio su postura acerca de las vallas metálicas que pusieron; sin embargo, saber su opinión, que estas vallas no fueron suficientes para escribir los nombres y poner las flores de las mujeres víctimas de feminicidio.
–No, pues eso es algo creativo, algo muy digno, que merece mucho respeto, el poner los nombres de las mujeres que han perdido la vida por la violencia, eso es otra cosa—respondió sarcástico Andrés Manuel.
Y repitió la peregrina explicación que, indudable, a usted como a mí nos arrancó una sonrisa de sospechosismo. ¿A poco, Andrés Manuel? Y la repuesta fue amplia. No se ría, por favor.
–La valla –dijo el licenciado– se puso porque están muy molestos los conservadores y son chuecos, son muy hipócritas y se meten en todos los movimientos a provocar; no ellos, pero manipulan, tienen forma de hacerlo. Y pues cuentan también con el respaldo de la mayoría de los medios de comunicación, no con todos, también no quiero generalizar. Pero no pierden momento para provocar, quieren la gran nota de la violencia.
¿Qué le parece? ¡Canijos conservadores y sus representantes en las marchas! ¡Canijos!
Y luego, el señor presidente presumió del robusto conocimiento de lo que piensan sus adversarios, porque:
–Estaban pensando en vandalizar el Palacio Nacional, un poco lo que hicieron -pero ahora más grande- en la pasada manifestación.
¿Y por qué le pasó de noche aquel acontecer? El licenciado lo acotó y, para variar, culpó a la prensa:
–Mucha gente no se enteró porque los medios se reservan información, no informan completamente, ellos administran la información, ellos deciden qué informan y qué no informan. Acuérdense que una consigna es obedecer y callar como vasallos, por su papel como medios subordinados al poder político y económico.
¡Ajá! Pinches periodistas y asquerosos pasquines. Por eso, puntualizó el señor presidente:
–Entonces, a mí me gustaría -porque en estos tiempos hay transparencia y siempre se dice lo que se piensa, no hay censura- me gustaría que pongan, a ver si está, el fragmento del video donde tiran la molotov a la puerta del Palacio la vez pasada.
¡Sopas! Pero, es que, en la memoria histórica del licenciado López Obrador está claro que “antes no había esas protestas, empezaron con nuestro gobierno, porque, valiéndose de un movimiento justo, noble, se aprovechan para lanzarse en contra del gobierno”.
¿Y las del 1 de diciembre de 2012 que le referí? ¿No cuentan porque fue en la época de los malvados neoliberales conservadores que no tienen llenadera, aunque ha fallado en meterlos a prisión?
¿Será que el fiscal General de la República, don Alejandro Gertez Manero tiene otros datos?
Pero, vaya, usted disculpará mis anotaciones fundamentadas y que de acuerdo con los datos que todo el mundo tiene, el licenciado blofea, lanza la piedra y esconde la mano. ¿Lo regaña la doctora? Todo indica que sí. Lea usted lo dicho por Andrés Manuel en el inicio de semana:
“(…) pero debe de quedar muy claro que nosotros estamos a favor de la igualdad de las mujeres, a favor de que se garanticen sus derechos de todas las mujeres de México. No estamos en contra de las mujeres ni del movimiento feminista, estamos en contra del autoritarismo, de la manipulación, de la hipocresía y desde luego de la corrupción, de las injusticias (…)”.
Pero, advierte el apanicado prócer, “lo que quisiera la derecha, el conservadurismo, es que se cayera en una provocación, se cayera en la trampa de la violencia para decir: ‘Ya ven, gobierno represor, ahí está gobierno represor, son iguales’. No, no somos iguales. El conservadurismo es sinónimo de autoritarismo, que no se olvide. El autoritarismo se alimenta del pensamiento de Hitler, del pensamiento también de Stalin, del pensamiento de Franco, del pensamiento de Pinochet. Eso es el autoritarismo”.
Y luego, santiguándose, desde el púlpito fustigó:
“Son clasistas, son racistas, son partidarios de la discriminación y, sobre todo, hipócritas. Pueden ir a los templos los domingos y confiesan y comulgan, pero olvidan los mandamientos, nada más van los domingos a confesar y a comulgar para dejar en cero el marcador y volver otra vez a cometer pecados sociales, y de nuevo el domingo a dejar en cero el marcador. Basta de esa hipocresía. Ahora sí que son sepulcros pintados de blanco. No a la hipocresía”.
Bien, excelente retórica, licenciado presidente, pero ¿es feminista? En confianza, entre cuates, ¿le pega su señora? Digo.
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