Jamie Dimon, Presidente y Director General de JP Morgan Chase Bank & Co hace 15 días declaró que los inversionistas deberían prepararse para… “un huracán económico que venía en nuestra dirección… debemos prepararnos para el impacto” remató el Sr. Dimon, quien es sin duda uno de los banqueros más importantes e influyentes de todo el mundo y tal vez trató de advertir algo que normalmente no advierten los inversionistas. De inmediato otros vendedores de casas bursátiles y la Casa Blanca desestimaron sus comentarios, pero los números de la economía norteamericana del mes de mayo y sus resultados acumulados de los últimos 12 meses parecen dar la razón al Chairman and CEO de JP Morgan.
Los americanos no están acostumbrados a una inflación galopante y francamente nosotros ya la habíamos olvidado. Los datos económicos de mayo son decepcionantes y no se ve que vayan a mejorar pronto, declaró John Leer, consultor económico en jefe de la revista británica The Economist. Estos números tan malos refuerzan la idea de que el país más poderoso del mundo se dirige o tal vez ya llegó a una recesión. La deuda de EUA alcanza 120% de su PIB, lo que no había sucedido desde la segunda guerra mundial en donde alcanzó un 112% del PIB.
Desde hace semanas los mercados bursátiles en NY están bajando y de hecho hilan tantos días a la baja como los que hilaron a finales de los años 30´s allá cuando inició la llamada Gran Depresión. Es decir que ni en Covid19 hubo tantas sesiones en rojo.
Los norteamericanos padecen el alza galopante en los precios de gasolina que ya es la más acelerada desde que se mide ese indicador en 1959. La inflación de la canasta básica en USA alcanza el 17%. La llamada inflación general alcanza el 8.6%, la más alta desde 1981. Los precios de combustibles, alimentos y energía aumentaron un escandaloso 106% durante los últimos 12 meses. Biden se está convirtiendo de manera acelerada en la peor catástrofe económica de la era reciente, siendo comparado por sus paisanos con Jimmy Carter. El poder adquisitivo del salario mínimo de EUA perdió un 6% acumulado en los últimos 12 meses.
La idea Biden de forzar el cambio tecnológico sacando del mercado norteamericano en un corto plazo a las industrias del petróleo, de la gasolina, del gas natural, de energía nuclear y del carbón para sustituirlas por solares y de viento puede estar saliendo muy caro.
En su angustia por diferir responsabilidad sobre la crisis que nos afectará a todos los países, el presidente de EUA culpa al 100% a Putin a pesar de que la inflación acelerada y su guerra contra las energías tradicionales iniciaron desde antes de la invasión a Ucrania. El escándalo económico y el dolor son tan grandes que el indicador de confianza del consumidor indicó su peor resultado desde que se creó, esto es hace 85 años. Al amanecer del viernes pasado la bolsa de valores de NY cayó 500 puntos al darse a conocer los resultados de la inflación, pero después de que se había frenado la caída se conocieron estos datos del índice de confianza y la caída de las acciones en Wall Street se reanudó cayendo otros 400 puntos con lo que sumó un total de 900 puntos en un solo día y una semana en la que se perdió el 4% de su valor.
Pero si Putin es el culpable de la carestía mundial, entonces podría ser más poderoso de lo que se creía y la negociación le sería favorable. ¿Será que hasta Putin saldrá ganando con la política industrial y económica de EUA?
BIDEN VIAJARÁ A ROGAR A LOS ÁRABES AYUDARLE A SALVAR SU PRESIDENCIA
Encuestas de la semana pasada nos indican que el partido en el poder en Washington está francamente preocupado por el posible resultado electoral de las llamadas elecciones intermedias del próximo mes de octubre, en donde se renovará la totalidad de su Cámara de Representantes y una parte importante de su Senado de La República. El Partido Demócrata controla las dos cámaras y el poder ejecutivo de ese país, pero gracias a los resultados de sus políticas económicas al mes de junio el Presidente JB se encuentra muy desprestigiado con una aprobación del 27% en manejo de combustibles, del 28% en manejo de la inflación, del 37% en manejo de migración, del 37% en manejo de la recuperación económica, del 37% en política fiscal, y del 38% en política de seguridad pública.
Los números de junio son tan malos que 8 de cada 10 americanos se dicen muy descontentos con la economía y el rumbo de la misma, el número más alto en la historia desde 1920 en que dicha medición se empezó a tomar. En contraste a mediados del 2020 en medio del Covid19, 7 de cada 10 americanos se decían optimistas sobre el futuro económico de su país. Para colmo de males y a pesar de los esfuerzos de los Demócratas por desacreditar a Trump quien para desacreditarse no necesita ayuda, las encuestas muestran que Joe Biden es hoy menos popular que Trump en su peor momento, allá por la época en la que perdió su reelección.
Las encuestas mensuales nos dan una imagen clara de la evolución de esta popularidad y sin duda alguna podemos asegurar que la misma está íntimamente ligada con las políticas económicas y sus efectos. En febrero del 2021 allá a unos días de su toma de protesta y de los panchos y quejas de Trump, Biden y su partido gozaban de un impresionante 60% de aprobación en comparación de un 38% del mandatario y del partido salientes, pero ya para septiembre octubre del 2021 la inflación empezaba a crecer, el gobierno decía que era temporal y la popularidad de Demócratas y Republicanos se empataba en 50% y así siguieron las cosas hasta que para el 1 de junio de este 2022, Biden está en donde estaba Trump en el 2021 -35%- y su desaprobación muy cercana al 60%.
Enfrentando una crisis económica técnicamente autogenerada, el Presidente de EUA anuncia que irá a visitar Arabia Saudita para pedir que aumenten su producción diaria de petróleo, pero el Príncipe heredero de ese país no está muy contento con Joe Biden porque durante la campaña prácticamente dijo que era un asesino lo que no fue muy bien tomado y no se ha olvidado, además Biden ha tratado de restablecer un tratado nuclear con Irán quien es un país enemigo de Arabia y de Israel con quienes Trump hizo los llamados Acuerdos de Abraham pero que Biden no ha querido abrazar del todo.
Está también tratando de negociar venta de petróleo con Irán para ver si con el acuerdo nuclear logra obtener algo de alivio, está tan desesperado que incluso ha pedido petróleo a Venezuela al que decidió no invitar a la llamada Cumbre de las Américas que se celebró en Los Ángeles Ca la semana pasada sin la presencia del Presidente López Obrador.
Pero ¿por qué le pega tanto a Biden la crisis económica mundial? como lo advertimos hace casi dos años, las políticas públicas del actual habitante de la Casa Blanca, sus propias declaraciones y las de su equipo desde la campaña del lejano 2020 y en especial sus decretos de febrero del 2021 a mayo del 2022 han sido encaminados a sacar del negocio a las petroleras de los EUA.
Trump era un vulgar, imprudente y poco sensible en sus mensajes, pero él y su equipo lograron reformas económicas y de políticas energéticas que fortalecieron el poder adquisitivo de sus paisanos, de su economía en general y hasta de nosotros con las nuevas reglas de contenido regional del T-MEC, en contraste Biden y sus allegados han sido muy eficientes en el manejo de comunicación social nacional e internacional, pero los resultados de sus políticas han sido realmente nefastos y los efectos en nuestro país apenas se están viendo. Claro que la economía de México debe mejorar pero por un lado mientras el comercio internacional nos ayuda a tener bienes y servicios generalmente de buena calidad y económicos, cuando el mundo se va al fregadero, pues nosotros nos vamos con él porque a pesar de que la gasolina en nuestro país no ha subido lo que en el resto de los países desarrollados, todos los insumos importados -que son muchísimos- han subido astronómicamente de precio por el aumento de los combustibles, las nuevas regulaciones a la industria de la administración Biden, la Guerra en Ucrania y por supuesto, las restricciones de China a su propia planta productiva.
PESO MAS O MENOS ESTABLE GRACIAS AL HUNDIMIENTO DE EUA
A pesar del deslis del pasado viernes la moneda mexicana ha estado más o menos estable y hasta fuerte en los años de la presente administración. Si la historia sirve como referente, debemos recordar los años 70´s en donde el Presidente Jimmy Carter sufrió una importante derrota por la crisis económica, principalmente causada por el incremento de los energéticos. Biden es muy cercano a Carter, de hecho durante su campaña y recién electo se le vio reunido con el ex mandatario en varias ocasiones. Pero para México esto debe ser una advertencia, recordemos que en los años de José López Portillo, México vivió durante 4 años un gran desarrollo económico, tal vez el más importante en porcentaje del PIB de los últimos 50 años, impulsado principalmente por el precio del petróleo y el aumento de nuestra producción, pero a la llegada de Reagan y ante el acuerdo de EUA con los árabes, el precio se desplomó y fue una severa crisis de los años 80´s. No todo el populismo es malo ni todo el capitalismo es bueno y viceversa.
Actualmente el peso vs dólar está estable por los ingresos petroleros y la medida atinada del actual gobierno de aumentar nuestra producción petrolera y de gasolinas al mismo tiempo de que EUA disminuyó la propia de manera abrupta. Pero la inflación generada por el aumento de todos los insumos importados no se podrá contener fácilmente y cualquier disminución de los precios del petróleo generará de manera inmediata una revaloración del tipo de cambio.
Los especialistas dicen que el petróleo puede llegar a los $160 dólares por barril antes de bajar, ¿será? La irresponsabilidad de los EUA de imprimir dólares a lo loco y devaluar su moneda nos está afectando a todos. Lo hemos venido advirtiendo el ganador de ésta ronda es China.
Hablando de China, el Presidente Xi a finales del 2021 se adelantó a comprar y a pre-contratar cantidades muy importantes de alimentos y de energéticos como si hubiesen sabido el futuro. La verdad es que no se necesitaba saber el futuro, solo leer los informes de la economía que Washington desestimó.