Claudia Rodríguez
Los mexicanos residentes dentro o fuera del país, no debemos desestimar ninguna de las alertas sobre el virus respiratorio originado en la provincia china de Hubei en Wuhan, el cual desde el 31 de diciembre del año anterior, fue reportado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) por su gravedad, ya que ataca con capacidad de neumonía a la región pulmonar de los individuos que la contraen. La gravedad de todo esto, no sólo a nivel local, sino en todo el mundo, consiste en que hasta ahora no se ha desarrollado una vacuna de protección al sistema inmunológico de los humanos que contraen dicho al grado que a algunos infectados, ya les ha arrancado la vida.
Hasta ahora, el Gobierno federal en México, no ha tomado más que medidas de prevención ante el llamado 2019 ncov, coloquialmente conocido como nuevo coronavirus, e insta a la población a tomar medidas de higiene, reposo y resguardo en casa ante presencia de síntomas de un resfriado común, además claro, de la consulta médica pertinente.
El hecho es que, aunque se manejan proyecciones de posible paso de epidemia a pandemia, lo único hasta ahora verificado por una máxima autoridad de salud, como es el caso del subsecretario del ramo, Hugo López-Gatell; es la advertencia de que el nuevo coronavirus llegará irremediablemente a atacar en territorio nacional por simple probabilidad de contagio.
Más allá de la virulencia con la que llegara o no a presentarse contagios en el país del virus 2019 ncov, pareciera que es lo que menos preocupa a los mexicanos con todo y lo que ya se vive en situaciones de aislamiento en diferentes provincias de China, porque en México hay una especie de cáncer que ha cobrado vidas de miles de mexicanos cada año, desde el momento en que se declaró la guerra contra la delincuencia organizada y se llegó hasta nombrar a los civiles caídos, como daños colaterales.
No hay estrategia que frene la inseguridad, los delitos y los homicidios en el país. En contrario, las cifras de muertes van en aumento cada año al grado que, para documentar nuestra desesperanza, el 2019 para los mexicanos, fue el que más asesinatos contabilizó en las últimas dos décadas.
Las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), informan que de enero a diciembre pasados, se cometieron 34.582 homicidios dolosos.
El presidente Andrés Manuel López Obrador puede seguir nadando en cifras de aceptación elevada pero la realidad, es la de un país tiñéndose de rojo sangre, al grado que en el año anterior se agregó un tinte casi negruzco… y todas las advertencias es que el patrón no se romperá.
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