La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
En el subdesarrollo la plusvalía no la da el dinero, sino, el poder político
Miguel Alemán Velasco y Miguel Alemán Magnani, son hijo y nieto de Miguel Alemán Valdés, quién fuera presidente de la República de 1946 a 1952, sexenio que se caracterizó por la corrupción y por la regresión de varios de los postulados de la Revolución Mexicana.
Dinastía originaria del sur de Veracruz, cumplen a cabalidad una de las estrofas de ‘Juan sin tierra’, del cantautor Víctor Jara: “Mi padre fue peón de hacienda/Y yo un revolucionario/Mis hijos pusieron tienda/Y mi nieto es funcionario”.
En efecto, Miguel Alemán González, padre del ex presidente, fue un general revolucionario con precarios recursos económicos, sin embargo, su nieto Miguelito, ya no tuvo las limitaciones de su progenitor, de joven vivió en Los Pinos y de ahí al mundo de la radio, la televisión, los grandes negocios y, con ello, el ingreso al jet set internacional.
En este contexto, el actual jefe de la familia, Alemán Magnani, nació en pañales de seda y cuando tuvo la edad, recibió el control de los dineros, no obstante, los malos manejos en la línea aérea Interjet, lo mantienen prófugo del país.
La cereza del pastel, radica en que el cantante Luis Miguel, presentó una querella, ya que, lo habrían tranzado con las ganancias de su bioserie, pero, la demanda podría alcanzar a mini Miguelito, lo cual sería una estocada para la otrora poderosa dinastía.
La moraleja, es simple: quienes se enriquecen a costa de los cargos gubernamentales, fuera y/o sin relación con el poder, no son nada. Ni hablar, justicia Divina.