La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
El secreto mejor guardado: ‘la policía china’ es de origen mexicano
El pasado lunes, el periodista Abraham Mendoza, fue ejecutado al salir de un gimnasio en Morelia, Michoacán, desde el primer momento se conoció el modus operandi de los homicidas, no obstante ello, ayer miércoles el fiscal general de la entidad, Adrián López Solís, sale a ‘dar nota’ al afirmar que el comunicador fue asesinado en un ‘ataque directo’.
Cuando inició el sainete del caso Lozoya, el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, fue increpado sobre el particular y como respuesta refirió que por la secrecía de las investigaciones no podía decir nada y que el asunto, no estaba vinculado con las elecciones, porque la dependencia a su cargo es autónoma.
Poco tiempo después, el presidente López Obrador señaló que se debían conocer los pormenores de la trama y horas más tarde, el legajo de la indagatoria llegaba a los correos electrónicos de los principales columnistas de la CDMX y en YouTube, se pudieron visualizar los videos que involucraban a personajes de la oposición.
En este contexto, los titulares de todas las fiscalías, más que expertos en procuración de justicia, son excelentes recitadores de machotes orales que sólo son una salida, por peteneras, a los cuestionamientos de la prensa o de terceros interesados en el problema.
“No se descartará ninguna línea de investigación. Agotaremos todos los recursos hasta dar con los responsables ¡caiga quien caiga! No nos temblará la mano para dar con los causantes de tanto dolor. En mi administración, no pactamos con los criminales”.
Los moditos continúan, eso sí, hay que admitir que la 4T ya hizo su aportación a la torpe práctica: ya no hay impunidad, eso es cosa del pasado corrupto, nosotros no somos iguales.