La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Les traigo estos ataúdes porque no encontré palabras
Para nadie es un secreto, que la consolidación de los Estados Unidos de América, pasó por cometer una masacre con los pobladores originales de las distintas regiones, con el paso del tiempo, los pocos que quedaron vivos, fueron confinados en reservaciones.
En el contexto de tal carnicería, cobran importancia las palabras del general primero y Comandante en jefe más tarde del ejército norteamericano, Philip Henry Sheridan, quién lapidario sentenció: “el mejor indio es el indio muerto”.
Ante un ambiente de crispación, el peso de las palabras y lo símbolos, tienen mayor relevancia que en situación normal, por ejemplo, si alguien deja una cabeza de cerdo en cierto domicilio de Suiza, será tomado como una broma de mal gusto, pero si ocurre en Irapuato, Zamora o Huitzuco, habrá que preocuparse en grado sumo.
Así pues, en las circunstancias que actualmente se viven en México, todo lo relacionado con la simbología de la muerte puede tornarse de uso irresponsable, por ello, que funcionarios de Veracruz, encabezados por el gobernador, Cuitláhuac García, muestren un ataúd con el rostro de Norma Piña, en un plantón frente al edificio de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, es un despropósito mayúsculo.
No hay justificación, ni en el terreno del humor negro, para tal ocurrencia, sobre todo, si los que la realizan son autoridades, son mensajes inequívocos.
Al Cui, le asiste todo el derecho de protestar contra el actuar de los ministros, sin embargo, su obligación es contribuir a la gobernanza del país, que no se le olvide que es el gobernador de Veracruz, no un activista malcriado queriendo llamar la atención.