Por Aurelio Contreras Moreno
Brincándose los protocolos y las formas, el acto de inauguración de un granelero de Diconsa en el municipio de Perote por parte del presidente Enrique Peña Nieto terminó convertido en un insólito –o quizás no tanto- mitin político.
“Haciendo uso de mis libertades” al dar la bienvenida al titular del Ejecutivo federal, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares lanzó una arenga de tipo electoral, que habría que revisar hasta donde se mantuvo o no dentro de los márgenes de la legalidad.
Yunes Linares afirmó que el pueblo de Veracruz “no votará en favor de quien más denuncias periodísticas presente contra el Presidente de la República; tampoco contra quien presente más denuncias periodísticas contra otro de los contendientes, tratando de hacerlo parecer como el hombre más rico de México. Mucho menos, votará contra quien se asume como domador insustituible y amenaza soltar a los tigres si no gana la elección y encerrarse en uno de sus ranchos; tiene varios, para ver como los tigres destrozan al país”.
La alusión al candidato presidencial de Morena, Andrés Manuel López Obrador, no podría haber sido más clara. Mientras lo que algunos interpretaron como una “defensa” del aspirante panista Ricardo Anaya, fue similar a la temperatura característica de todo el Valle de Perote.
Incluso, Yunes Linares aludió a los recientes hechos de represión policiaca que ordenó el pasado fin de semana contra maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, a quienes la policía estatal prácticamente secuestró al detener y remolcar el autobús en el que viajaban para encerrarlos, con ellos dentro, en un corralón, tras realizar una protesta en el centro de Xalapa: “apenas el sábado pasado hicieron un ensayo; mandaron sus tigres a Xalapa a provocar desórdenes. De inmediato, los enjaulamos y los regresamos a Chiapas, de donde los trajeron”.
Pero lo realmente interesante del discurso del gobernador, tras varias alusiones más a López Obrador, fue el cierre, en el que aseguró que los veracruzanos votarán “por el candidato que tenga la mejor propuesta para volver a impulsar el desarrollo económico y el empleo en Veracruz; por quien nos diga qué hará para que más de seis millones de veracruzanos salgan de la pobreza. Votaremos por quien asuma la Reforma Educativa como un camino a la modernidad y la transformación profunda de México y Veracruz”.
“Votaremos por quien ofrezca la mejor solución para combatir la inseguridad; con prevención, sí, pero también con trato severo a los delincuentes. Votaremos por quien no ponga en riesgo la estabilidad política y económica de México. Señor Presidente: ése es el Veracruz que hoy, con mucho, gusto lo recibe.
Le digo, con aprecio y afecto, que Veracruz es su casa hoy y lo será también mañana”, finalizó Yunes Linares.
La descripción del candidato por el que según el mandatario “votarán los veracruzanos” podría encajar en la figura de Ricardo Anaya. Pero también en la del priista José Antonio Meade. La ambigüedad de la referencia dejó en el aire un signo de interrogación que provocó un aluvión de especulaciones.
Pero la respuesta del presidente Peña Nieto no despejó incógnitas: “México hoy demanda en quien habrá de representarle honradez, experiencia, honorabilidad, confianza, y garantía de que llevará a México por un rumbo de estabilidad y de orden. Eso es lo que yo pienso de quien debe llevar las riendas de este país. A lo mejor el gobernador y yo pensamos en un personaje distinto. Se vale. Estos atributos a lo mejor él los ve en uno, yo los veo en otro, y ustedes lo saben. Yo los veo en un uno. Y sólo en uno”, puntualizó Enrique Peña.
Tras el acto público, transfigurado insólitamente, en un “mitin”, ambos sostuvieron una reunión privada. “A lo mejor”, hablaron de la misma persona.
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