La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Ya vimos a Juárez, pero Maximiliano no se quiere asomar
Resultó evidente que, en la organización de la marcha realizada el pasado domingo, para celebrar los cuatro años de gobierno del presidente López Obrador, hubo una intervención directa de autoridades morenistas de todos los niveles, sin embargo, eso no es lo destacable.
Más allá del acarreo, la manifestación se convirtió en una muestra palpable de la fortaleza de la 4T, una demostración de poder que aceitó la maquinaria de cara al 2024, irán con todo por la continuación de su proyecto.
Mientras la oposición, busca revertir las fracturas por los vaivenes legislativos de Alito Moreno y el PRI, el movimiento lopezobradorista dio una exhibición de que se encuentra en buenas condiciones, para respaldar a la ‘corcholata’ elegida por el Big Brother, en lo fundamental, están cohesionados.
Desde luego, el tabasqueño reiteró sus posiciones ideológicas y promueve que, en el 2024, se den unos comicios plebiscitarios: votar por la continuidad del llamado ‘humanismo mexicano’ o abrir la puerta al retorno del PRIAN, no hay otra opción. Las alternativas están polarizadas, tal como se plantea todas las mañanas en Palacio Nacional: ‘liberales contra conservadores’.
En sí, las dos movilizaciones recientes, fueron una apertura del juego por ambos bandos, no obstante, el quid de la cuestión no es ver donde se juntaron más personas, sino, quienes llevan más sufragios a su causa.
El tiro está más que cantado y como Fox en el 2006, AMLO buscará ganar su segundo periodo por interpósita persona.