No me gusta hablar en condicional. En México ya pasó: los cárteles industrializaron la violencia con tecnología. Y no me lo contaron: lo vimos todos en Michoacán, Jalisco, Zacatecas. Drones que arrojan explosivos caseros, coordinación en apps cifradas y lavado en stablecoins. Mientras tanto, el Estado sigue creyendo que esto se resuelve con más retenes y más reuniones. No.
Drones
Un dron cuesta menos que una patrulla y vuela donde un juez nunca firmó una orden. Sirve para vigilar, intimidar y atacar. Peor: rompe el mapa. Los retenes controlan carreteras; un dron te vuela el techo, te graba y te sube a un canal anónimo en minutos. No hay protocolo de “alto” contra un cuadricóptero que despega desde un patio.
Cripto
El cuento de “el maletín con efectivo” ya fue. Hoy se lava con USDT en Tron, con brokers grises que convierten en pesos del otro lado. Es más rápido, más barato y deja menos huella que cualquier otro método tradicional. ¿La UIF? Tiene talento, pero si la obligas a trabajar con hojas de cálculo y oficios, pierde contra una API.
Cifrado y propaganda
Sí: Signal y Telegram también son para criminales. Y los narcocanales evolucionaron: ya no es el viejo Blog del Narco; son redes que convierten el terror en contenido. Es guerra psicológica. Si el Estado no recupera el control del relato, el algoritmo lo hará por él.
IA
Ya sabemos que la inteligencia artificial no es un robot malo de película; son modelos que rutean, priorizan, detectan patrones anómalos en video y transacciones. ¿Puede usarla el crimen? Claro. ¿Puede usarla el Estado? También. La diferencia es el tiempo de adopción. Y ahí vamos perdiendo.
La ventaja del gobierno
Con Omar García Harfuch en la SSPC hay margen para dejar de hacer “pilotos” y pasar a producción. Ya existe marco legal para coordinar inteligencia y compartir datos. Úsenlo para lo que sí salva vidas:
1. Antidrones con trazabilidad. Inhibidores, radares de baja cota y protocolos claros de neutralización. Que cada dron tenga historia: número de serie, firmware, punto de venta. Si aparece en un ataque, sigues la cadena.
2. Persecución financiera en cadena. Un equipo mixto on-chain + bancario con metas mensuales: cuentas congeladas, intermediarios sancionados y proveedores bloqueados. Es más barato quebrarles la caja que ganar un tiroteo.
3. IA verificable. Modelos de predicción sí, pero con tablero público: precisión, falsos positivos, tiempo de respuesta. Sin auditoría, la IA es humo.
4. Telcos y proveedores de nube en la mesa operativa. No para la foto: acuerdos vinculantes para compartir solo los datos estrictamente necesarios, con retención definida y auditada y tiempos de respuesta en horas.
5. Cooperación binacional adulta. México–EE. UU. en tiempo real: precursores químicos, rutas financieras y brokers cripto. Sin drama. Con resultados.
Lo que no va a funcionar
– “Más militares” sin sensores, software y reglas de uso de fuerza actualizadas.
– “Regular primero, innovar después”. Para cuando salga el reglamento, ya perdimos otra región.
– Campañas de “concientización” sin control del espacio digital. El vacío siempre lo llena alguien; hoy lo llena el narco.
Sé que a muchos les irrita esto, pero prefiero irritar que mentir: la seguridad hoy es ingeniería. Si el gobierno no recluta talento, compra tecnología moderna y mide sus decisiones con datos, seguirá llegando tarde… y en seguridad llegar tarde es llegar mal.
Mi postura, sin comas innecesarias: aliarte con quienes sí saben construir. Empresas tech mexicanas, universidades con capacidad real, y sí, proveedores globales… pero con transferencia de conocimiento y métricas de desempeño. Si una solución no baja homicidios, no acorta tiempos de respuesta y no quiebra flujos financieros, se va.
No hay épica aquí. Hay decisiones. O México compila su propia defensa, o los cárteles seguirán actualizando firmware mientras aquí seguimos esperando la siguiente mañanera.