Por Aurelio Contreras Moreno
No es para nada casual la embestida que a través de redes sociales llevan a cabo hordas de vociferantes cuentas –algunas hasta de secretarios de Estado- ligadas al régimen de la autodenominada “cuarta transformación” en contra del Instituto Nacional Electoral.
Primero, atacaron al órgano electoral con el pretexto de que ayudó a México Libre –el organismo político impulsado por el ex presidente Felipe Calderón Hinojosa- a cubrir los requisitos para obtener su registro como partido, lo cual fue desmentido por el propio INE, que hasta el mes de junio determinará cuáles de las asociaciones que buscan acceder a esta categoría, lo consiguen.
Pero en la “4T” nadie hizo caso. El propio presidente Andrés Manuel López Obrador, respirando por la herida del rencor que guarda desde los comicios de 2006, se lanzó contra el órgano electoral. Ése mismo que en 2015 le concedió el registro como partido a Morena y en 2018 validó su victoria en las elecciones presidenciales.
Un segundo momento de la campaña mediática contra el INE sucedió cuando por mayoría de votos, el Consejo General del órgano electoral aprobó la ratificación de Edmundo Jacobo Molina como secretario ejecutivo, cargo en el que recae la responsabilidad de la organización de las elecciones.
La decisión creó polémica, ya que el periodo de Edmundo Jacobo concluía el próximo 10 de abril, tres días después de que entren en funciones cuatro nuevos consejeros del INE que serán designados por la Cámara de Diputados y que, dada su composición política y los antecedentes inmediatos en otros cuestionados procesos para realizar nombramientos, lo más seguro es que sean afines a los intereses de Morena y el lopezobradorismo gobernante.
La nueva andanada contra el órgano electoral comenzó desde su mismo seno, en voz del consejero José Roberto Ruiz Saldaña, quien durante la misma sesión calificó como “fraudulenta” la ratificación del Secretario Ejecutivo, ganándose un “espontáneo” apoyo en redes de varios “notables” de la “4T”, incluido el de la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, quien desde su cuenta oficial como servidora pública se puso a hacer “grilla” electoral, calificando a aquel como “el único consejero electoral del INE que hoy nos representa a todos los mexicanos”. Aquello fue como una señal para que en las redes se intensificara la guerra sin cuartel contra el organismo y sus actuales autoridades, particularmente su presidente Lorenzo Córdova.
Ruiz Saldaña –quien en 2015 fue denunciado por hostigamiento sexual y laboral por una ex colaboradora de su equipo- aspira a ocupar la Presidencia del Consejo General del INE y parece evidente que cuenta ya con la bendición del régimen, al grado que operó para que en el Organismo Público Local Electoral del Estado de Veracruz fuera nombrada María de Lourdes Fernández Martínez, quien asumió funciones a finales del pasado mes de enero.
La intención es muy clara. El régimen busca tomar por asalto el Instituto Nacional Electoral para cerrar la pinza y apoderarse del control de los órganos a los que de autónomos ya solo les quedará el membrete, pues han sido “colonizados” con incondicionales que a lo único que han llegado es a aplaudirle al gobierno.
Lo que está en juego en los comicios de 2021 es la mayoría legislativa con la que Morena ha hecho –y sobre todo, deshecho- en el país desde que asumió el poder. Y saben bien –si no, que le pregunten a Manuel Bartlett- que las elecciones se ganan desde las vísceras del sistema, que en este caso son los órganos electorales, a donde lo más probable es que lleguen personas con el mismo perfil abyecto y servil que las que ocupan carteras como la de Derechos Humanos.
Una vez que se apoderen del árbitro electoral, ¿quién los va a sacar del poder? El nuevo maximato se habrá consumado.
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